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Noto su anchura a mi alrededor. Es un draki completamente manifestado, con sus amplias alas extendidas y desafiantes, como si pudiera echar a volar en esta gruta, donde el cielo es algo muerto e inexistente. Me levanto con piernas temblorosas y empiezo a alejarme tambaleándome, pero entonces reparo en que eso deja a Hyunjin tendido e indefenso entre nosotros. Me detengo, y luego paso por encima de Hyunjin, acercándome al intruso más de lo que querría, pero no tengo otra opción.
-¿Corbin? -inquiero.
-¿Me echabas de menos? Bajo la vista hacia la espesa oscuridad, donde sé que está Hyunjin.
-¿Qué le has hecho? -le pregunto.
-Solo le he golpeado con una piedra. Fuerte.
-¡Podrías haberlo matado!
Caigo de rodillas. Mis dedos se mueven cuidadosamente por la cabeza de Hyunjin, hasta localizar un profundo tajo ensangrentado. Dentro de mí, todo se desmorona y se hunde ante la posibilidad de que Hyunjin esté algo más que herido.
-Tenemos que llevarlo a un hospital
-digo con voz alterada. Ante esa sugerencia, Corbin se echa a reír sin alegría.
-¿Es que crees que a mí me importa algo su vida? No es solo un humano, sino también un cazador. Un cazador que intentó matarme, que te llevó lejos. Yo observo su sombra.
-¿Qué es lo que quieres?
-En estos momentos, Siwon está muy ocupado hablando con Severin y con los veteranos, defendiendo tu caso.
-No necesito luz para saber que sus labios se han curvado con desdén. Percibo el desprecio en su voz-. Se niega a revelar vuestro paradero hasta que le prometan que no os harán daño a ninguno.
-Entonces se ríe; es un sonido quedo y oscuro que me envuelve de forma amenazante-. Yo, sin embargo, no necesitaba que Siwon me dijera dónde os había escondido. Soy parte de la manada desde hace mucho, he vigilado todos los movimientos de mi primo, y conozco este lugar, su pequeño santuario. Ahora dime, ¿dónde está Miram? ¿Y Jisung? Voy a llevaros a los tres de vuelta al pueblo. -No sé dónde están -miento, sabiendo que Corbin no va a escuchar por qué Miram no puede regresar aún a la manada. Es obvio que no ha prestado atención cuando Siwon estaba explicándoles la situación, de modo que ¿por qué iba a creerme a mí?
-¿Qué quieres decir con que no…?
-Miram ha huido. Jisung ha salido tras ella. Corbin me agarra por un brazo y me obliga a levantarme de un tirón.
-Estás mintiendo. ¿Por qué sigues aquí entonces? ¿Por qué no has ido con Jisung?
-Alguien tenía que quedarse a esperar a Siwon.
-¿Por qué ha huido Miram?
-Sus palabras golpean el aire, poniendo a prueba mi historia.
-Estaba enfadada por el hecho de que Siwon la hubiese dejado aquí -respondo mientras me sale humo de la nariz-. Se ha ido…, probablemente directa al pueblo. Espero con angustia que Corbin no se tome la molestia de confirmar mi historia, o que Miram tenga el sentido común de usar su talento y mimetizarse con las paredes de la cueva. Se prolonga el silencio, y sé que Corbin está pensando, sopesando mis palabras. Al fondo de mi garganta se acumulan cenizas calientes, y sé que necesito apartar mis pensamientos de Miram.
-Pero yo no voy a ir a ningún sitio contigo -le espeto, liberando el brazo. Él vuelve a cogerme.
-He pensado que podrías ponerte terco. Por eso he traído esto. Algo destella en la escasa luz.
-¿Qué…? -empiezo, pero dejo la pregunta a medias al captar el brillo de la hoja de un puñal. Corbin se agacha, levanta la cabeza de Hyunjin agarrándolo por el pelo y le pone el puñal en el cuello. Por supuesto, para él no supondría nada acabar con la vida de Hyunjin.
-Adelante -se mofa, con ojos refulgentes en la oscurida-. Quémame, Jeongin, y me aseguraré de rebanarle antes el pescuezo a este cazador.
-Corbin, tú no eres así -susurro con voz ronca, pero mientras lo digo me doy cuenta de que eso es solo un deseo. Sé que Corbin es lo bastante despiadado para matar a alguien a quien ve como un enemigo de la manada, alguien que le impide conseguir lo que él quiere-. Vale.
-Doy un paso atrás-. No le hagas daño y me iré contigo. Quizá Jisung y Minho encuentren a Hyunjin y se ocupen de él. Esa es toda mi esperanza…, lo único que puedo hacer ahora mismo.
-Me alegra comprobar que usas la cabeza, Jeongin. Ahora, echa a andar delante de mí. Por ahí. Señala el túnel estrecho. Debe de haber una entrada trasera a esta cueva, lo cual explica cómo Corbin ha podido aparecer sin que lo viéramos. Eso también explica el aire fresco que he notado antes. Camino delante de él, mientras mis ojos se acostumbran a la incesante oscuridad. Voy rozando con una mano la pared fría y húmeda, con Corbin justo detrás, pinchándome en la espalda con la punta del cuchillo cuando avanzo demasiado despacio. Me da un pinchazo especialmente doloroso, y la sangre caliente me empapa la camiseta y se desliza por la parte baja de mi espalda. Ceñudo, yo miro por encima del hombro su borrosa figura.
-Sabes que no siempre tendrás ese cuchillo, ¿verdad? -le digo.
-Creo que puedo manejarte sin él, Jeongin.
-Yo emito un sonido, mitad gruñido mitad resoplido de duda-. El problema es que eres demasiado blanda
-continúa-. Te preocupas demasiado por los demás. Eso será siempre tu perdición…, y así te pillaré yo.
-Sigo andando a ciegas, con los ojos anegados en lágrimas. Ni siquiera entiendo bien lo que Corbin está diciendo. Solo puedo pensar en Hyunjin tirado en el suelo de la gruta, sangrando indefenso-. Acelera -me insta Corbin-. Estoy deseando aparecer en el pueblo contigo. Quizá entonces dejen de escuchar a Siwon y me presenten sus respetos.
-Siwon es tu primo -lo acuso-. ¿Por qué te comportas como si fuera tu enemigo?
-Porque, aunque él sea el primero en la línea sucesoria, soy yo quien se merece su puesto. ¿Qué ha hecho Siwon, aparte de ser hijo de Severin? Nada. Yo sería mejor alfa que él. Él se preocupa demasiado por todos. Igual que tú. Eso afecta a su juicio. Yo haría lo mejor para la manada, sin emociones, sin preguntas.
-Estoy seguro de eso -rezongo. Hay luz más adelante, más brillante y grande conforme nos acercamos al final. Agacho la cabeza y salgo a un espeso
matorral. Árboles y arbustos nos rodean por todas partes. Nos abrimos paso entre ellos, avanzando por la estrecha senda que ha dejado Corbin para llegar a la cueva. Bizqueando mientras mis ojos se adaptan, advierto que la luz no es tan brillante como me había parecido al principio. Está atardeciendo. Minúsculas motas de polvo danzan en los débiles rayos amarillos. Corbin me empuja para que continúe y entonces le pregunto:
-¿Qué crees que va a suceder, Corbin? Vas a aparecer conmigo, y ellos…
-Ellos verán que yo me encargo de las cosas. Cuando algo tiene que pasar, yo me ocupo de que pase. Después de entregarte, encontraré también a Miram y Jisung. Yo miro por encima del hombro. La luz poniente incide en su rostro, y ahí veo atrapado su fervor, brillante e intenso en sus purpúreos ojos negros. Pero sus ojos no se parecen en nada a los de Siwon. En ellos hay algo muerto, insensible, algo desesperado e inquietante.
-No entiendes lo que está ocurriendo -digo, señalando hacia la cueva-. Si hubieras escuchado a Siwon…
-No tengo ningún deseo de escuchar a Siwon.
-Se trata de Miram. Le ha sucedido algo…
-No malgastes saliva. No esperes que me crea que de verdad te importa Miram.
-Espero que te importe a ti…, y que te importe también la seguridad de la manada. Si realmente piensas que tienes madera de líder y que quieres lo mejor para la manada, deberías escuchar lo que tengo que decir.
-¡Ya basta!
Me obliga a darme la vuelta y pega su rostro al mío. El cuchillo se me clava en las costillas. Yo miro hacia abajo y luego lo miro a la cara, sintiéndome fríamente tranquilo por dentro.
-Has perdido los papeles -susurro.
-Ya estoy cansado de que nadie oiga lo que digo, de que no me escuchen, de que nadie se preocupe por mí. Especialmente tú. Has pasado años en la manada mirándome por encima del hombro. -Sonríe despacio-. Bueno, ahora sí que tengo tu atención, ¿verdad?
-Más bien la tiene tu cuchillo
-replico, incapaz de ocultar el desafío de mi voz…, incluso con un arma apuntándome.
-Qué más da. Y ahora, gírate.
-¿Crees que tu tío aprobará que me hagas daño?
-Tú haz lo que te ordeno y no llegaremos a eso. Además, mi tío ya está harto de ti.
-Ladea la cabeza. Sus pupilas, finas y verticales, se estremecen-. Si me librara de ti, puede que incluso me lo agradeciera. Noto un sabor metálico en la boca y me digo que eso podría ser verdad. Al fin y al cabo, Severin ya está lo bastante corrompido como para haber matado a uno de sus congéneres. Tal vez hiciera la vista gorda si Corbin me hiriera. Dejo que Corbin vuelva a ponerme en movimiento a empujones y pronto reconozco la zona, los latientes árboles, el viento susurrante. Solo unos pocos kilómetros y llegaremos al pueblo. No puedo permitir que Corbin me lleve allí como si fuese un prisionero. No quiero pasar por eso otra vez. Y mi aparición podría trastocar cualquier paso que Siwon haya adelantado con Severin. No puedo arriesgarme. Y luego, además, está Hyunjin. Tengo que volver con él. Cierro los ojos penosamente pensando en él, herido y solo. ¿Qué le sucederá si Corbin le cuenta a todo el mundo que ha dejado a un cazador inconsciente en el interior de una cueva? No puedo permitir que lo encuentren así…, desvalido, como una presa fácil. «Siwon… -susurro su nombre mentalmente. Dejo que flote en mi interior como una brisa familiar-. Corbin me ha atrapado. Vamos hacia el pueblo». Sé que Siwon no puede leerme el pensamiento, pero sí espero que entienda lo suficiente mis emociones. Aguardo, probando dentro de mí, intentando hallar ahí a Siwon. Sin embargo, debe de estar demasiado absorto negociando con su padre. No capto nada, excepto una leve vibración procedente de él, lo justo para saber que está cerca, y bien. Inspecciono los conocidos árboles aguzando el oído, buscando cualquier cosa fuera de lo normal bajo la decreciente luz, algo que utilizar como distracción, pero no hay nada. Ceñudo, acepto finalmente que voy a tener que inventar mi propia distracción. Satisfecho con la frondosidad de los árboles de mi derecha, me detengo.
-¿Qué es eso? -pregunto.
-Sigue andando.
Yo no hago caso de su fuerte empellón e insisto:
-No. Escucha.
-Yo no oigo nada. Me giro hacia Corbin y le espeto:
-Entonces cierra el pico y presta atención, a menos que te guste la idea de que nos pillen los cazadores. Él me mira entornando los ojos con recelo, pero ladea la cabeza y me obedece. Yo lo observo sin respirar apenas, esperando el momento oportuno… Y entonces lo hace: desvía la vista una milésima de segundo para examinar la vegetación en busca de posibles cazadores. Es todo lo que necesito. Me interno en los árboles más cercanos y él grita a mis espaldas, pero yo no me detengo. Me arden los músculos mientras corro entre los árboles. Conforme avanzo, me deshago de la camiseta y mis alas se despliegan sacudiendo el aire. Corro con más energía, moviendo con fuerza las piernas y los brazos…, y resisto el impulso instintivo de volar. Si me elevo por encima de los árboles, Corbin me verá de inmediato. Sin embargo, empleo las alas para ganar más ímpetu, batiéndolas para incrementar la velocidad. Sé que Corbin está haciendo lo mismo. Miro hacia arriba varias veces para asegurarme de que Corbin no está volando y a punto de aterrizar sobre mí. Compruebo que no hay ni rastro de él en el cielo y sigo adelante. Corbin está haciendo un ruido espantoso, es como una bestia de pesadilla avanzando estrepitosamente a través del sotobosque; casi ahoga el sonido del agua del río cercano. Me llama a gritos, y yo me estremezco pensando en el cuchillo que empuña. Si Corbin me atrapa de nuevo, no pongo la mano en el fuego por que no lo use contra mí. Quizá entonces no me quede otra opción que recurrir a mi mejor defensa: mi fuego. Eso hace que me eche a temblar intensamente…, ante la idea de matar a uno de mis congéneres, a otro draki, al primo de Siwon. Incluso aunque él esté intentando herirme, no quiero tener que hacerlo. No quiero que esto pase. Corbin continúa persiguiéndome con todas sus fuerzas, bramando mi nombre. Sin duda, nuestro profesor de Maniobras Evasivas le pondría muy mala nota por el jaleo que está armando. Si hay cazadores cerca tras el rastro de Miram, Corbin les está poniendo muy fácil que nos localicen. Serpenteo entre los árboles, saltando sobre troncos podridos y frondosas enredaderas. Me lanzo por el aire y aterrizo sobre una roca profundamente incrustada en una pendiente. No voy muy lejos. Retrocedo solo un poco y me escondo detrás de una cortina de ramas y hojas. Desde mi posición privilegiada, contengo la respiración y espero. Corbin pasa a toda velocidad, medio volando, medio corriendo, y sus maldiciones me arden en los oídos. Aguardo, prestando atención a cualquier sonido, mientras él desaparece en el bosque. Luego salgo a toda prisa de mi escondrijo y deshago volando el camino que hemos recorrido, hacia la cueva; la urgencia me da energías renovadas. En cuanto llego allí, arranco la vegetación que tapa la entrada de la gruta e irrumpo en su interior, resollando, consciente de que no dispongo de mucho tiempo. Cuando no logre encontrarme, Corbin sabrá que he vuelto aquí. Miram levanta la cabeza desde el camastro en que está echada y me observa con sus ojos inexpresivos. Yo miro a mi alrededor un instante, esperando ver a mi hermano, pero luego recuerdo que el y Minho han ido a montar guardia fuera de la caverna. En ese momento aparecen ambos a la carrera detrás de mí, sin aliento; por lo visto estaban demasiado distraídos el uno con el otro para ser buenos guardianes. Suerte que yo no era un cazador.
-¿Jeongin? ¿Dónde…? ¿Cómo…?
-Corbin nos ha encontrado. Esta cueva tiene una entrada trasera.
-Corro hacia el interior, hacia la oscuridad, hacia Hyunjin, exclamando por encima del hombro-: ¡Tened cuidado! ¡Aún está ahí fuera! Jisung dice algo a mis espaldas, pero su voz no es más que un eco mientras me interno en el estrecho túnel que hay al fondo de la gruta, buscando a Hyunjin. Lo encuentro donde lo he dejado. Me agacho para tocarlo, y cuando noto el movimiento de su pecho, me siento tan aliviado que casi me echo a llorar. Hyunjin todavía respira. Todavía está vivo.
-Déjame.
-La voz de Minho suena en la oscuridad a mi lado-. Ya me encargo yo. Sin una palabra más, coge a Hyunjin y lo lleva a la parte delantera de la cueva. Bajo la luz, examino su herida. No es tan profunda como me temía, y la hemorragia se ha detenido. -Hyunjin -le llamo, apretándole delicadamente el hombro. Él suelta un quejido y me aparta la mano.
-Creo que está bien -afirma Minho-. Está volviendo en sí. Y la herida no parece muy grave. Hyunjin parpadea lentamente, bizqueando contra la leve luz como si le molestara. Luego sus ojos se centran en mi rostro.
-¿Jeongin? ¿Qué ha ocurrido? Yo sacudo la cabeza. Incluso aunque pudiera entenderme, no hay tiempo para demasiadas explicaciones. Lo cojo por el brazo para ayudarlo a ponerse en pie y él hace una mueca. Tenemos que salir de aquí antes de que Corbin aparezca de nuevo. Corbin u otros. Es muy posible que haya ido a contarle a la manada dónde pueden encontrarme. A mí y a los demás.
-Jeongin… -dice entonces Jisung con tono brusco. Me giro a mirarlo y compruebo que mi hermano no está mirándome a mí, sino el camastro de Miram. El camastro vacío. La chaqueta doblada que Miram ha usado como almohada sigue ahí, pero ella no está. Ella no está por ninguna parte.
-¡Miram! -exclama Jisung escudriñándolo todo con la vista, girando el cuerpo como si pudiera encontrarla escondida en algún sitio, en algún rincón oscuro de la gruta. Cierto, Miram es una draki visiocriptora y, como tal, puede volverse invisible, pero yo dudo que sea eso lo que ha pasado. Al no verla, Jisung se detiene y anuncia lo que yo ya sé-:
Se ha ido.

🔅Alma de Luz🔅 [Hyunin#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora