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Retazos de luz aparecen y desaparecen, fracturando la oscuridad, brindando esperanza durante un segundo y ofreciendo luego una cruda nada. Resuenan voces como truenos distantes, tan cercanas que casi puedo entenderlas, que casi distingo las palabras. Pero me resulta imposible concentrarme cuando todo mi mundo es dolor.
-No va a conseguirlo…
-No digas eso. Nunca digas eso. Con una mueca, me giro hacia el sonido de esa voz, reconociéndola de forma instintiva a pesar de que no puedo llegar al nombre. No puedo formarlo en mi cabeza. Porque no puedo pensar…, solo sentir. Después, como la bruma matinal al evaporarse, las voces se apagan. Todo se desvanece, incluso yo. Vuelvo en mí a causa del dolor. Cada vez que abro los ojos, lo hago a esta angustia que me ciega para todo lo demás. Es lo único que me convence de que todavía sigo vivo. Surgen rostros. Me sujetan manos. Pero no registro nada porque nada penetra en mí como el ardiente tormento de mi cuerpo. La agonía se propaga por todo mi ser. El calor…, incluso el calor resulta demasiado fuerte para mí. Lo único que puedo hacer es sucumbir al manto de oscuridad gracias al cual no siento nada, no veo nada. Gracias al cual ni siquiera las pesadillas pueden encontrarme. Ni la manada. Ni los cazadores. Nada. Gracias al cual puedo dejar de existir.

Los susurros se tornan más sonoros a mis oídos… y finalmente acaban por convertirse en auténticas voces. Son palabras, y no fragmentos de sueños. Consiguen que vuelva a la vida. Se transforman en algo más que sonidos espectrales que se superponen en mi cabeza. Reconozco las voces. Nidia. Jisung. ¡Jisung! Está vivo. Como un bálsamo para mis heridas, esa noticia me fortalece. Y luego hay otra voz que reconozco de sobra, una voz que conozco en lo más hondo de todos mis poros, de mi alma… La voz de Hyunjin.
-Hyunjin -digo con voz ronca, intentando levantar la cabeza; muchas preguntas zumban en mi interior. Capto la sonrisa de su voz, la alegría.
-Bienvenida de nuevo, Jeongin. Yo parpadeo despacio y abro los ojos a un mundo de sombras. En él hay rostros borrosos, pero antes de que pueda fijar la vista en ellos, tengo que volver a cerrar los ojos porque me asalta un repentino mareo. Abro la boca y la cierro de nuevo; está áspera y seca. Me acercan un vaso a los labios y bebo con avidez, sin importarme la
acidez del chorrito de raíz de verda que le han echado al agua. Cuando retiran el vaso, giro la cabeza. Algo fresco me roza la mejilla, y es entonces cuando me doy cuenta de que estoy tumbado boca abajo, con la mejilla izquierda apoyada sobre la fresca sábana de una cama. Abro otra vez los ojos y descubro que el mundo ya no da vueltas.
-Cazadores… Jisung… -digo, y el miedo sigue ahí, como una herida reciente. Para mí, solo hace unos momentos que estaba luchando por mi vida, por la vida de mi hermano y mis amigos…, por la de Hyunjin… Oigo de nuevo la voz de Jisung. Esta vez es más que un susurro.
-Estoy bien, Jeongin. La bala solo me rozó. Sangré mucho, pero nada más. Nidia me curó.
-Los cazadores se han ido -me tranquiliza la voz de Nidia-. Los trasladamos a kilómetros de distancia. No recordarán nada de lo sucedido. Yo me encargué de eso. Me invade el alivio. Lucho por aclararme del todo la vista, y cuando lo logro, veo a la persona a la que he estado añorando. Hyunjin. Apenas consigo suspirar su nombre antes de que la bebida de Nidia me haga efecto y me arrastre de nuevo a la inconsciencia.

-Jeongin, tienes visita. La voz me saca de mi sueño ligero. Abro los ojos y giro la cabeza lentamente. Había vuelto a caer dormido al poco de mi reencuentro con Hyunjin y Jisung. Tras tomarme un brebaje de Nidia. Después de que me aseguraran que Hyunjin, Jisung, Siwon y Minho estaban sanos y salvos, fue un alivio dejarme vencer por el sueño sin ninguna preocupación al acecho. Excepto Miram, todos hemos sobrevivido. Y parece que, de momento, nadie de la manada pretende aniquilar a Hyunjin.
Premio doble.
Por fin podía dormir libre de temores… No estoy seguro de cuándo fue la última vez que me sentí así. Me había tumbado de espaldas. La presión no era demasiado dolorosa, y me apetecía cambiar de postura. Miro a Hyunjin, sentado en una silla a mi derecha, y luego a Nidia, plantada ante mí. Le digo que sí con la cabeza mientras me muevo cautelosamente para sentarme, teniendo cuidado con mi espalda, todavía malherida. Nidia se apresura a arreglarme las almohadas.
-¿Estás preparado para esto? -me pregunta Hyunjin, dejando en la cama el libro que estaba leyendo. Yo asiento, aunque no estoy muy seguro de qué es «esto». Suenan pasos por la casa de Nidia, fuera de este dormitorio. Me paso los dedos por el enmarañado pelo, deseando tener un espejo, pero luego me digo que es mejor no saber qué aspecto tengo. Mientras los veteranos franquean el umbral uno tras otro, yo contengo el aliento esperando ver a Severin, aunque él no aparece. Y entonces pienso que, al fin y al cabo, no es sorprendente. Acaba de enterarse de que su hija ha muerto… a manos de su hermana. Incluso aunque quisiera continuar en su puesto de alfa, no estoy seguro de que pudiese. Incluso aunque Severin fuera emocionalmente capaz de seguir, sin duda los crímenes de su hermana lo eclipsarían. El último en entrar es Siwon, y mis sospechas quedan confirmadas. Si Siwon está aquí, debe de haber ocupado el lugar de Severin.
Se me corta la respiración. Desde luego, Siwon ha demostrado su valía. Será un líder mucho mejor que su padre. Eso explica por qué Hyunjin está intacto. Examino la alta figura de Siwon. Parece curado, no hay ni rastro de heridas. La última vez que lo vi, estaba ocupado matando cazadores tan deprisa como podía para vengar a Miram. Siento una punzada en el pecho al pensar en su asesinato. Retuerzo el borde de la sábana, deseando decir algo…, estirar una mano y tocarlo, mitigar el dolor que me alcanza a través de nuestro vínculo y que amenaza con consumirme. Su expresión no revela nada, pero no puede ocultar su pesar. A mí no.
-Jeongin, hemos venido a pedirte tu relato de los hechos -empieza un veterano. Mis ojos van de Hyunjin a Siwon e inquiero:
-¿No lo habéis oído ya todo?
-Hemos recibido informes sobre la muerte de Miram de parte de tu hermana, del draki que se llama a sí mismo Minho y de Corbin. Pero necesitamos oír tu versión
-contesta el veterano que ha hablado, inclinando la cabeza. ¿Corbin? ¿Habrá contado la verdad? Observo los rostros de los veteranos, intentando calibrar sus pensamientos.
-Vi cómo Joy asesinaba a Miram y luego la arrojaba al río -declaro. Me humedezco los labios y miro a Siwon, odiando tener que decir cosas que sé que le duelen, pero ocultarlas no cambiará la verdad. Tras tomar aire, añado-: Lo hizo sin pestañear. Un músculo se tensa en la mejilla de Siwon. Es el único signo externo de que mis palabras le han afectado. No da muestras de la rabia y el dolor que colman su interior, aunque yo los noto. Suelto aire entre dientes con un siseo y cierro las manos sobre las sábanas mientras combato la arremetida de emociones.
-No creo que Jeongin esté preparado para esto -interviene Nidia, recriminando a los veteranos con la mirada, especialmente a Siwon. Ella sabe qué es lo que me perturba en realidad: que las emociones de Siwon me están traumatizando.
-Jeongin ha dicho lo mismo que todos nosotros -apunta Hyunjin.
-Incluso Corbin -subraya Nidia, lo cual me sorprende. ¿Corbin ha contado la verdad? Si a Joy la ha acusado su propio hijo, los veteranos no tienen razones para dudar de nuestra versión de los hechos. No si Corbin la corrobora.
-Tenemos lo que queríamos -nuncia entonces Siwon-. Dejemos a Jeongin. Necesita descansar. Todos salen de la habitación excepto Siwon, que vacila, descansando el peso en una y otra pierna.
-Me alegro de que estés bien -me dice al cabo. Reparo en que tiene los puños cerrados en los costados-. Debería haber estado contigo.
-Su mirada se desvía a Hyunjin, y sé que está pensando que él sí estaba allí. Le hace un gesto con la cabeza, agradeciéndoselo.
-No me debes una disculpa -replico.
-Sí, bueno, me alegro de que Hyunjin y Jisung estuvieran contigo.
-Ese era el plan cuando decidimos que tú vinieras al pueblo: que nosotros nos quedaríamos escondidos a esperar. Yo conocía cuáles eran los riesgos de regresar aquí. Ninguno de nosotros…
-Me paro bruscamente justo antes de decir que ninguno ha resultado herido, pues hemos perdido a Miram. Me escuecen los ojos al recordarlo. No debería haber pasado, pero así ha sido-. Lamento mucho lo de Miram, Siwon. Sus pupilas verticales vibran con la magnitud de su pena.
-No debería haberla dejado…
-No -lo interrumpo-. Yo debería haberla protegido mejor. La dejaste conmigo… Siwon sacude la cabeza.
-Miram era responsabilidad mía. Le fallé.
-La mató vuestra propia tía -tercia Nidia, cuya voz resulta calmante y firme al mismo tiempo-. Y todos estamos seguros de que fue ella quien traicionó a tu padre. No hay mucho que puedas hacer cuando tienes una serpiente en la cama y no lo sabes. Siwon asiente, pero yo sé que no está convencido. Siempre se sentirá culpable por la muerte de su hermana. Se dirige hacia la puerta y anuncia:
-Volveré en otro momento. Una parte de mí quiere decirle que se quede, pero, en ese caso, tendré que soportar todas sus emociones, que ahora mismo son terribles. Sea egoísta o no, preferiría que se marchara, la verdad. Sonrío con timidez cuando él me mira, recostado en la cama. Y en su mirada sé que él percibe mis esperanzas. Por mí, por sí mismo, se mantendrá lejos.

🔅Alma de Luz🔅 [Hyunin#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora