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Nos detenemos varias horas más tarde al lado de una pequeña carretera rural. Debemos debatir nuestros próximos pasos. El plan era separarse en este punto: Siwon y Miram regresarían a la manada mientras nosotros nos iríamos por nuestra cuenta. Evidentemente, después de lo ocurrido todo ha cambiado. No me veo volviendo al pueblo, y mucho menos ahora, sin Siwon. Sin embargo, Miram necesita llegar a casa. Trago saliva y cierro los ojos. Tendré una diana pintada para siempre en la espalda cuando la manada se entere de lo sucedido con Siwon. Alzo la cara a la noche, para que la brisa me acaricie la piel, y sé que jamás me dejarán marchar, jamás dejarán de perseguirme. Me culparán por lo de Siwon. Severin no descansará hasta que yo pague por ello, hasta que vuelva a la manada como un prisionero. Mandará a uno de los más fuertes tras de mí. A Corbin. Aunque sea primo de Siwon, no posee ni una pizca de su integridad. Él no tendrá la menor compasión de mí.
-Jeongin… Me sobresalto ante el sonido de mi nombre. Soy el único que sigue dentro del vehículo. Jisung está fuera, mirándome, con tensa expresión de inquietud y una arruga en la frente. Hyunjin se halla justo detrás de el, cambiando el peso del cuerpo de un pie al otro. Nunca lo había visto así, tan poco seguro de cómo acercarse a mí. Yo bajo deprisa y me quedo frente a él. Mi mente susurra que debería decirle que nada de esto es responsabilidad suya. Tengo que asegurarle que no lo culpo por haber hecho que abandonáramos a Siwon. Él se lo merece. Pero no puedo mirarlo y pronunciar esas palabras. Por mucho que mi cabeza me diga que lo haga, mi corazón se niega. Es demasiado pronto; mi dolor está demasiado vivo, y no puedo darle voz. En vez de eso, paso ante Hyunjin sin detenerme. Veo las siluetas de Mom y Miram en la distancia, junto a dos faroles eléctricos. A su lado hay varios sacos de dormir, aunque ellas no hacen el menor intento de desenrollarlos. Los pasos de Hyunjin suenan detrás de mí y yo suspiro, consciente de que no puedo ningunearlo eternamente. De hecho, no deseo ningunearlo; deseo que todo vuelva a estar bien entre nosotros, pero no estoy seguro de que eso sea posible ahora mismo. No puedo tragarme mis sentimientos y fingir que estoy bien. Aunque haya elegido a Hyunjin, Siwon es -era- parte de mí. ¿Y qué significa eso para Hyunjin y para mí si no me siento libre para expresar mi pena? Abro la boca para hablar sin saber todavía qué decir cuando veo que Momo empieza a desprenderse de su ropa. Lo entiendo de inmediato. Sé que va a abandonarnos. Sin embargo, Miram no lo capta.
-¿Qué estás haciendo? -le pregunta, mirándola como si hubiera perdido el juicio. Momo encoge sus huesudos hombros como si fuera obvio y responde:
-Me voy a casa.
Sus ojos negro-azulados se clavan en los míos. Después de quitarse a patadas los pantalones, demasiado anchos para ella, dobla toda la ropa y ata las mangas de la sudadera para que no se escape nada, formando una especie de asa. Luego se sitúa frente a mí cuadrando los hombros.
-Gracias -me dice-. Me has salvado la vida. Nunca lo olvidaré. Ni a ti tampoco.
-¿Estás segura? -replico con un nudo en el estómago-. ¿Sabes cómo…?
-Conozco el camino a casa.
Sin embargo, yo vuelvo a intentarlo. Momo es muy joven. No me parece correcto permitir que se marche sola. -Pero no puedes volar durante el día. ¿Qué harás…?
-Durante el día descansaré. No debería costarme mucho llegar a casa. Un par de días. Estaré bien. Sonríe llena de confianza, y me doy cuenta de que no es una niña. Ya no. ¿Quién podría serlo después de haber sido prisionero de los enkros? Además, sé que Momo estará bien. Es una draki acuática; nunca se alejará demasiado de una fuente de agua. Eso le proporcionará protección si la necesita. Durante un breve momento, pienso en proponerle que se quede con nosotros, pero ¿qué podemos ofrecerle excepto riesgo e inestabilidad? Probablemente estará mejor en cualquier otro sitio.
-Adiós, Momo -replico entonces-. Ten cuidado.
-Oh, lo tendré. El resto de mi vida será muy aburrido, te lo prometo. Yo sonrío un poco.
-Eso suena paradisíaco. Momo me sorprende con un rápido abrazo antes de girarse y dar unos pasos. Su exterior humano desaparece mientras se manifiesta en el azul intenso de los drakis acuáticos. Luego se va, elevándose en el aire de la noche, y me quedo mirando el oscuro brillo azul de su cuerpo hasta que se funde en el cielo nocturno. Contemplar cómo se marcha es como cargar con otro peso, un nuevo dolor añadido, pues sé que no volveré a verla nunca más… Jamás sabré con certeza si ha conseguido llegar a su casa y ha conquistado esa vida aburrida que acaba de mencionar.
-Venga, Miram -interviene Jisung delicadamente-. Vamos a desenrollar estos sacos de dormir.
-Luego mira a Hyunjin y le pregunta-: ¿Hay algo de comer? Él asiente con la cabeza y regresa a la furgoneta. La mención de la comida hace que me ruja el estómago, pero mi cansancio es mayor. Siento las extremidades de lo más pesadas. Me agacho para desplegar mi saco y me deslizo en su interior, con la necesidad de hacer algo para escabullirme…, aunque solo sea simular que estoy durmiendo. Enfrentarme ahora a Hyunjin, decirle lo que hay en mi corazón -o mejor: lo que no hay, lo que está muerto y perdido-, es sencillamente demasiado para mí. Pero al final no necesito fingir. En cuanto mi cabeza toca el suelo, el agotamiento me vence y caigo dormido. Me despierto bruscamente, con todos los músculos de mi cuerpo en tensión. Una extraña sensación de euforia vibra en mi interior. Me incorporo, y el tejido plastificado del saco de dormir resbala hasta mi cintura con un susurro áspero. Examino el espacio que me rodea. Miram y Jisung duermen cerca de mí. Durante un momento, admiro el cabello de mi hermano, cabello plateado que se derrama por sus orejas y parte de la nuca. Ya me he acostumbrado a verlo. Ya no pienso en el como el nuevo Jisung; es simplemente Jisung. Mi hermano. Suelto un suspiro. Por lo menos no lo he perdido a el.
«Y todavía tienes a Hyunjin», me recuerdo, y lo busco con la mirada. Lo localizo y compruebo que está observándome, sentado con la espalda apoyada en un árbol, con una pierna doblada y un brazo sobre la rodilla. Casi creo que ha estado esperando a que me despertara. Yo me siento un poco más recto y lo llamo. El tenue sonido de mi voz chirría en la quietud del bosque. Miro a mi hermano y a Miran dormidos, temiendo haberlos despertado, pero no se mueven.
-¿Por qué estás despierto? -le pregunto.
-Solo estaba aquí, pensando.
-¿En qué? -replico, humedeciéndome los labios. Él se queda mirándome un largo minuto en la distancia; sus ojos avellana no son más que dos destellos oscuros.
-En si te preguntarás eternamente si yo quería abandonar a Siwon. Contengo la respiración, y me cuesta un momento responder. Cuando lo hago, me alegra la firmeza de mi voz.
-¿Querías hacerlo? -le digo, aunque no sospecho ni por un instante que lo quisiera. Hyunjin no es así. Él niega con la cabeza contra el árbol.
-Yo hice lo que él quería que hiciera, Jeongin. Lo vi en sus ojos. Era lo único que podía hacer. Yo asiento lentamente.
-Eso es cierto. Sus ojos se entrecierran y me atraviesan.
-Pero no es lo bastante bueno para ti.
-Yo no te culpo, Hyunjin.
-No tienes que hacerlo. Lo veo en tus ojos. Ni siquiera dejas que te roce la mano… ¿Hyunjin cree que lo culpo de haber perdido a Siwon? Salgo del saco de dormir, decidido a sacarlo de su error. Puede que al principio estuviera cabreado, en ese primer momento, pero incluso entonces sabía que Hyunjin había hecho lo único que podía para que el resto lográramos sobrevivir. Él me observa con firme intensidad mientras me acerco; mis pasos crujen sobre las hojas secas.
-¿Qué haces? -me pregunta cuando me siento a su lado, decidido a demostrarle que no estoy enfadado con él…, que creo en él. En nosotros. He estado tan concentrado en ocultarle mi dolor, temiendo herirlo al mostrar mi pena, que resulta que lo he herido igualmente.
-Demostrártelo -le contesto.
-¿Demostrarme el qué?
-Que estamos bien. Sé que habrías salvado a Siwon de haber podido. Yo no pretendía que pensaras que te culpaba por eso. He estado evitándote porque me sentía culpable.
-¿Culpable por qué?
-Por echar de menos a Siwon. Por sentirme tan… triste. Sacudo la cabeza. «Triste» parece una palabra de lo más inapropiada. He perdido para siempre una parte de mí. Una parte de mí está muerta. Siwon se materializa en mi cabeza, y es como un fuerte golpe, como un puñetazo directo al estómago, y no puedo respirar. Mi pecho se eleva a duras penas en busca de aire y un rizo rebelde cae ante mis ojos.
-No tienes que fingir que no te duele. No te sientas culpable por sentir. Por…
-Hyunjin hace una pausa, y veo que le cuesta pronunciar las siguientes palabras-. No te sientas culpable por querer a Siwon. Se me contrae el corazón, y sé que amar a Hyunjin es lo correcto. Siempre lo ha sido. Que diga esas palabras solo demuestra que mi instinto nunca se ha equivocado sobre lo nuestro, sobre él. Hyunjin nunca haría nada para herir a nadie deliberadamente. No a mí. Ni siquiera a Siwon. Hyunjin me retira un mechón de cabello de la cara con ojos tiernos y susurra:
-Jeongin, no tienes que demostrarme nada. Sobre todo porque yo mismo no estoy tan convencido como tú.
-¿Qué quieres decir? -replico, arrugando la frente. Él suspira, y su expresión se tensa como si le doliera algo.
-No dejo de reproducir mentalmente ese último momento, preguntándome si habría habido alguna manera… de no dejar atrás a Siwon. Yo le cojo la cara con las manos y lo obligo a mirarme, decidido a que me oiga.
-Tú hiciste lo que pudiste, Hyunjin.
-¿Cómo puedes estar tan seguro de eso?
-Porque si lo hubieras hecho a propósito, no estarías torturándote. Y porque tú nunca me harías daño. Y esa es la pura verdad. Esa ha sido la verdad desde el primer día, desde que nos conocimos. Él no le haría daño a Siwon si eso me hiciera daño a mí. Lo sé. Deslizo el pulgar por su labio inferior, recorriendo su forma, memorizando su suave textura. Él cierra los ojos y yo acerco mi boca. Hyunjin separa los labios y yo noto la calidez de su aliento. Luego abre los ojos, que están más oscuros que hace unos instantes, y yo siento una gran satisfacción al ver el efecto que provoco en él. Me aproximo más y bajo las manos a su pecho, besándolo delicadamente, despacio. Luego me separo y vuelvo a mirarlo a los ojos, muy cerca de los míos. Relucen oscuramente. Me inclino para darle otro beso, pero él me detiene con una firme mano en el hombro.
-¿Qué pasa? -le pregunto.
-No tienes por qué hacer esto.
-¿No quieres que…? -digo, sacudiendo la cabeza, y él entorna mucho los ojos. Mira hacia donde duermen Jisung y Miram y luego suelta un resoplido de frustración. De pronto, se levanta y me coge de la mano, arrastrándome tras de sí, serpenteando entre los árboles. Avanzamos en medio de una hierba muy alta. Hyunjin me sujeta cuando tropiezo con una rama caída. Sus dos brazos me rodean, sólidos y cálidos. Yo contemplo su rostro y me pierdo en el oscuro resplandor de sus ojos. Sus ojos son muy nítidos, pero el resto de su cara está borroso, todo líneas sombrías. El profundo terciopelo de su voz me acaricia, y yo me inclino hacia él.
-Te quiero, Jeongin. Con todo lo que soy. Con todo el aire que respiro. Pero tú has perdido a alguien importante hoy, y no tienes que hacer nada para convencerme de tu amor.
-Su respiración es un poco entrecortada, y su calidez me roza la mejilla. Entonces yo me derrumbo contra él y libero las lágrimas que he estado conteniendo en su presencia. Me aferro a su camisa hasta que me duelen los dedos, blancos por la presión. Sus brazos me sujetan con fuerza. Hyunjin es una buena persona. Ni más ni menos. De lo contrario, no estaría aquí, abrazándome mientras lloro por Siwon. De lo contrario, aún estaría con su familia de cazadores. Y probablemente yo habría muerto hace meses. Y de repente la necesidad de besarlo lo es todo. Todo lo correcto y lo real, el bálsamo para mis numerosas heridas. Mis labios encuentran los suyos. De mis párpados brotan lágrimas mientras nuestras bocas se funden. Sus manos se hunden entre mi pelo. Mis manos lo recorren todo. Hyunjin suelta un gruñido contra mis labios, y mi pulso late como un loco en mi garganta. Me bajan lágrimas por las mejillas, y su sabor salado se mezcla con nuestro beso. En mi interior combaten distintas emociones: ansia, deseo de Hyunjin…, y un corazón roto por Siwon. Jamás habría pensado que esas sensaciones pudieran existir simultáneamente. Pero, de algún modo, estar con Hyunjin, perderme en nuestro beso… mitiga el dolor de mi pecho. Aprieto mi boca contra la suya, centrado en él, en la fusión de nuestros labios, en la sensación de su mano en mi nuca, en sus largos dedos entre el cabello de mi nuca. No recuerdo cuándo fue la última vez que lo cepillé. Debe de tener un aspecto desastroso, pero a Hyunjin le da igual. Me pierdo en los sabores y las sensaciones, en Hyunjin, y no percibo el movimiento del viento, cómo se me levanta el pelo de los hombros, el susurro de las hojas de los árboles…, ni el olor de algo nuevo hasta que ya es demasiado tarde. El grito de Miram atraviesa la noche, y me devuelve al presente con un sobresalto.

🔅Alma de Luz🔅 [Hyunin#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora