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Hace un insólito día soleado, y paseo por el pueblo con el brazo de Jisung alrededor de mi cintura. Sobre nuestras cabezas flota una leve bruma que ha conseguido sobrevivir a los ávidos rayos, pero es lo bastante fina para que la luz del sol se filtre y me caliente el pelo. Es mi primera salida autorizada desde que me desperté, desde que Siwon y los veteranos me visitaron, hace tres días. Antes de eso, estuve inconsciente cuatro días. Sin que yo fuera consciente, mi mundo ha renacido esta semana.
-Todo parece diferente -digo cuando dos niñas pasan corriendo hacia el colegio. Me temo que van con retraso. -Desde que Severin dimitió, sí, todo es diferente. Remy nos saluda al pasar. Reparo en que ya no luce el brazalete que lo identifica como miembro de la patrulla.
-No lleva el brazalete… -murmuro.
-Los han eliminado -me explica Jisung. A mis ojos, los brazaletes representaban una manada dividida. Quienes los llevaban eran los que imponían; el resto éramos los subyugados.
-No puedo decir que los eche de menos.
-Asiento satisfecho, pues sé quién está detrás de ese cambio-. Siwon hará cosas buenas por la manada. Jisung me lanza una extraña mirada, pero no dice nada. Entonces aparece un grupo en la distancia: siete u ocho drakis que regresan con la pesca del día. Parpadeo al reconocer a dos de ellos.
-¿Hyunjin? ¿Minho? Ellos se separan del grupo al vernos. Sonriendo de oreja a oreja, nos muestras sus ristras de peces. Minho se agacha para besar a Jisung, justo aquí, en mitad del pueblo, a plena luz del día. Procuro no quedarme mirándolos, pero es que no es una imagen habitual. Y no se trata de un besito, precisamente… Es el beso que da un hombre al salir de la cárcel. No puedo evitar sonreír, pues supongo que esa es una descripción adecuada para Minho. Jisung y él siguen besándose cuando me giro hacia Hyunjin. Y entonces me olvido de ellos. Nunca puedo ver gran cosa cuando Hyunjin está cerca de mí. Contemplo sus ojos cambiantes…, que ahora mismo son de un castaño dorado. Le cae el pelo sobre la frente. Necesita un corte. O quizá no. Así hay más donde hundir mis dedos. Hyunjin inclina la cabeza y me da un beso lento con sus suaves labios, tan frescos como el aire de la montaña.
-Hola -me saluda, con esa voz aterciopelada que me produce escalofríos.
-Hola -le respondo, y señalo los peces-. Buena captura.
-Sí. Estoy bastante impresionado conmigo mismo. Siempre había pensado que los pelirrojos eran muy atractivos…
-Ja, ja, ja… Me refería a la pesca.
-Ah, sí -replica, y levanta la ristra para admirarla antes de dirigirme la vista de nuevo-. ¿Cómo te sientes hoy?
-Bien. Me alegra ver que estás ganándote el pan -bromeo.
-Y a mí me alegra saber que puedo hacerlo sin que…, ya sabes, me…
-Maten -concluyo por él. Él asiente, y no se me escapa lo raro que es todo esto. Hyunjin con la manada, haciendo cosas normales y corrientes, como si fuera uno más.
-Venga, Hyunjin -lo llama Minho -, vamos a limpiar esto. Hyunjin asiente sin despegar sus ojos de mí y añade:
-Nos veremos esta noche, ¿vale?
-Genial, pero hueles a pescado. Lávate bien antes. Su sonrisa se ensancha, y yo me siento liviano y optimista solo con verlo feliz. Feliz y aquí. Un panorama que siempre he esperado que pudiera darse, pero que nunca había creído posible. Jisung y yo seguimos adelante, deleitándonos ambos en el instante que hemos pasado con los chicos a los que amamos. ¿Quién habría pensado jamás que esta llegaría a ser nuestra realidad? Incluso ahora parece un sueño…, algo que podrían arrebatarnos en cualquier momento. Nos detenemos en el pequeño parque infantil que hay delante de la escuela de primaria. Hay una docena de niños jugando, bajando a toda velocidad por el tobogán o trepando por el muro de piedra. La profesora que los supervisa sonríe y nos saluda con la mano. Yo le devuelvo el saludo con torpeza. Me resulta raro que me acepten de nuevo. Dos niñas corren hacia el último columpio libre. La primera en llegar se sube de un salto con una sonrisa triunfal. La otra le saca la lengua y se aleja pavoneándose como si tuviera algo mejor que hacer. Yo sonrío.
-¿Te acuerdas de cuando éramos así? -le pregunto a mi hermano. Entonces sale Felix por la puerta del aula y recuerdo que ahora trabaja como ayudante de una profesora. Ayer se pasó a verme, armando un buen alboroto porque los cazadores me hubieran atrapado de nuevo, y luego me puso al día de todos los cotilleos de la manada. Al reparar en nosotros, corre al borde del patio; su corta melena es un estandarte negro con reflejos azules.
-Eh, me alegro de verte paseando. ¿Ya te has cansado de estar acostado?
-Me abraza-. Supongo que será muy aburrido tener a un tío divino esperando a los pies de la cama, ¿no?
-Pone los ojos en blanco y luego continúa, apuntando a Jisung con un dedo-: ¿Y qué me dices de ti? Será mejor que no te despegues de ese Minho tuyo. ¿Has visto cómo lo miran las chicas y los donceles? Aunque yo no, desde luego.
-Me guiña un ojo y añade-: Yo soy demasiado respetuoso para babear por el chico de otro…
-¡Felix! -la llama la profesora desde el otro lado del patio.
-Tengo que irme -replica con un suspiro-. Algunas tenemos obligaciones en vez de novios. Jisung y yo nos reímos mientras el sale disparado.
-¡Cómo lo echaba de menos! -exclamo, sacudiendo la cabeza. Luego observo pensativa el perfil de mi hermano-. A ti también voy a echarte de menos. Su expresión se torna nostálgica.
-Ya sabes que ahora puedes quedarte aquí. Y Hyunjin también.
-Se muerde el labio y, casi como si me leyera el pensamiento, lo suelta para añadir-: Ahora será diferente.
-Lo sé.
-Y tampoco es que Hyunjin sea exactamente humano. Asiento. Eso es cierto. Respiro hondo pensando en Hyunjin. Aún no hay un veredicto claro sobre él. No es un draki, pero tampoco es humano. Es verdad que tiene poderes…, aunque ¿la sangre draki alargará también su vida? Solo el tiempo lo dirá.
-Sé que ahora nuestro pueblo es un lugar mejor -afirmo-. Con Siwon…
-Jeongin. Algo en la voz de mi hermano me detiene. Me suelta la cintura y yo me pongo frente a el con cautela.
-¿Y si Siwon no estuviese al mando? -me pregunta Jisung. Frunzo el entrecejo.
-¿Quién, si no…?
-Anoche Siwon y los demás veteranos fueron a verme.
-Ladeo la cabeza, esperando su explicación-. Ya no quieren que haya un alfa al mando. Quieren crear un consejo formado por representantes… Vacila un instante. Mira hacia los niños que juegan, y yo no puedo evitar preguntarme cuál de entre ellos podría ser un piroexhalador, o un draki extinto, como creían que era Jisung. Me pregunto también si la nueva manada tratará esos casos a partir de ahora con ecuanimidad. Una brisa me agita el pelo y unos cuantos mechones rebeldes me azotan la cara. Me los aparto y digo por fin:
-Me parece estupendo. Es democrático, ¿no?
-Quieren que yo forme parte del consejo. Y Minho también -añade Jisung, y entonces yo retrocedo. Observo a mi hermano inclinando la cabeza, maravillándome de que se haya convertido en alguien a quien los demás admiran. Yo siempre he sabido que había grandeza en su interior, pero, hasta hace muy poco, la manada no se había dado cuenta.
-Se te nota en la voz que estás interesado -señalo.
-Les he dicho que sí.
-Ya veo…
Asimilo sus palabras asintiendo despacio, y me digo a mí mismo que debería estar preparado para esto. Jisung ya me había contado que quería quedarse con la manada. En realidad no es una sorpresa impactante. Desde la aparición de Minho, las cosas han cambiado. Jisung ya no se daría por satisfecho siguiéndome toda la vida. Sé que eso es bueno. Siempre seremos hermanos, siempre, y seguiremos queriéndonos, solo que llevando vidas separadas. Así es como debería ser. Sin embargo…, he de acostumbrarme a la idea de pensar en mi futuro sin el a mi lado. Y duele un poco. Las palabras se me atascan en la garganta, pero consigo sacarlas.
-Serás buena para la manada. Son afortunados por tenerte. Si le cuento lo de mamá, ¿todavía querrá permanecer con la manada? Mientras me lo pregunto, sé que no es justo manipularlo con esa información solo porque no quiero perderlo. Pero ¿acaso puedo ocultárselo? No es algo que pueda guardarme para mí mismo…
-Ya no somos niños -murmura Jisung. -No, no lo somos -coincido, y luego se hace el silencio-. Sé dónde encontrar a mamá -admito por fin-. ¿Te acuerdas de nuestro viaje a Oregón? ¿De aquella foto que nos tomamos delante de una roca que parecía una palmera? Jisung asiente mientras su expresión se ilumina.
-¡Sí! ¡La palmera!
-Mamá está allí. Ha vuelto allí. Observo a mi hermano, esperando
-injustamente, lo sé- que con eso cambie de opinión. Pero entonces dice:
-Bueno, ahora puede regresar aquí. Su destierro ya no está vigente…
-Dudo que a ella le importe eso. No esperarás que mamá quiera volver a vivir aquí, ¿verdad? Jamás lo ha deseado. Jisung suspira.
-Tienes razón. Y entonces me siento mal… por intentar utilizar a mi madre contra mi hermano.
-Estoy seguro de que vendrá de visita -declaro-. Se alegrará de que tú seas feliz. Y yo también me alegro.
-Jisung me mira aliviado. Yo sacudo la cabeza, pensando en otra cosa-. ¿Y qué pasa con Siwon? ¿Se conforma con ser un miembro más del consejo?
Jisung me observa como si yo ya debiera conocer la respuesta.
-Siwon se marcha.
-¿Qué?
-Abandona la manada. De repente me cuesta respirar.
-Jeongin, ¿te encuentras bien? -me pregunta mi hermano, mirándome preocupado.
-La manada lo necesita.
-Eso es lo que siempre me ha dicho él: que la manada lo necesitaba. Que nos necesitaba a los dos. Casi llegó a convencerme de eso.
-Ya no parece opinar lo mismo. Su padre ha renunciado. Severin está destrozado, avergonzado, y Corbin también.
-Jisung se humedece los labios y vuelve a mirar a los niños-. No creo que Siwon pueda quedarse aquí. No después de lo que ha sucedido. Supongo que lo entiendo. No me lo imagino permaneciendo aquí, marchitándose, convirtiéndose en una sombra junto a su padre y su primo. No es que lo esté metiendo en el mismo saco que a Severin y Corbin, desde luego, pues ellos están luchando contra su vergüenza mientras que Siwon está luchando contra su aflicción por Miram. Cierro los ojos de dolor cuando el rostro de Miram surge ante mí. Conozco lo bastante a Sison para saber que se culpa por lo ocurrido.
-Supongo que eso es cierto…
-admito.
-¿Y qué me dices de ti, Jeongin? ¿Qué vas a hacer?
¿Qué voy a hacer? He reflexionado sobre eso durante meses, incluso antes de que Hyunjin tirara de mí en una dirección y Siwon en otra… Cuando todo se reduce a mí, solo a mí, ¿qué es lo que quiero? ¿Dónde se supone que estoy? Por primera vez, tengo libertad para tomar una decisión. Una sonrisa lenta se apodera de mis labios. Entrelazo mi brazo con el de Jisung y nos alejamos del parque infantil. Las risas de los niños se desvanecen a nuestra espalda.
-Lo creas o no, Han, todavía no lo he decidido. En primer lugar, por supuesto, iré con Hyunjin en busca de mamá. Y después…
-Mi voz se apaga y noto que mi sonrisa se ensancha. Jisung me da un empujoncito juguetón.
-¿Por qué sonríes?
-Por nada. Es que da gusto tener opciones. Hasta ahora, nunca había tenido la libertad de decidir y de convertir mi decisión en una realidad. Pero, vaya adonde vaya, regresaré de visita. Al fin y al cabo, debo controlar un poco cómo mi famoso hermano lidera la manada hacia el futuro.
-Jisung pone los ojos en blanco y entonces añado en tono ligero-: Vamos, que con tanto paseo me ha entrado un hambre canina.

🔅Alma de Luz🔅 [Hyunin#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora