Un nuevo día comenzaba y Santi caminaba por el bosque, buscando alejarse cada vez más de la ciudad, aunque no sabía si realmente lo estaba haciendo, ya qué estaba completamente perdido. Durante horas camino sin encontrar nada qué le despertara interés, hasta qué a mediodía tomó un descanso para comer, cansado se sentó junto a un gran árbol mientras revisaba su mochila.
—No me queda mucha comida.
En realidad solo tenía lo suficiente para el resto del día, revisando sus bolsillos, tampoco tenía dinero, pero sabía que de todas formas eso no tenía sentido en medio de la nada. Observó detalladamente la vegetación.
—No parece qué nada sea comestible. ¿Qué debería hacer?, Me he alejado tanto y no sé a dónde voy ¿se me acabara la comida y moriré de hambre?
Después de comer se levantó preocupado, ya no le quedaba agua, pero para su fortuna, con solo prestar más atención, encontró un riachuelo con el que llenó su botella, El agua fluía y se veía limpia, pero aun así, el agua seguía siendo peligrosa, tampoco tenía manera de purificarla.
—Espero no enfermarme.
Sintiéndose agobiado por la realidad de su condición.
—Esto no fue una buena decisión.
Se levantó y continuó en poco tiempo perdió de vista aquel riachuelo, vagaba en medio de un denso bosque, entre las ramas de los árboles veía montañas cercanas, gobernaba un silencio inusual, qué solo sus pasos rompían.
Pero para su sorpresa encontró un camino de tierra. Lo que parecía un sendero, y siguiendo un poco pudo notar marcas de llantas. Fue por ese camino sin dudar, comenzando a subir una de las tantas montañas, hasta encontrar un camino pavimentado donde encontró un pequeño alivio.
—¡Una carretera!, El camino será más sencillo y quizás alguien me ayude.
Dudando un poco.
—Seguramente ese will me diría que hay que sufrir o algo por el estilo.
Sin darle importancia a esas ideas optó por salir del terreno lodoso y entró a la carretera, la cual subía a las montañas más altas, repletas de acantilados. Solamente una débil valla de metal protege de las caídas.
Santi estaba cansado de tanto caminar, cercano a él uno que otro vehículo pasaba y podía notar sus extrañadas miradas, quedándose quieto junto a la valla de seguridad.
—Me siento raro, como si ya no perteneciera al mismo mundo ¿la gente me tendrá miedo ahora? —dejando de pensar en eso. —Me estoy volviendo loco, solo son carros pasando, es normal, Yo haría lo mismo.
Pegándose más a la pared de la montaña, tocó la pared en varias ocasiones con su mano. sentía curiosidad, pero lo ignoró y aceleró el paso.
—¿Qué tan lejana estará la siguiente ciudad?
ESTÁS LEYENDO
Blaking Doors
FantasyActo 01 Parte01: El comienzo. En un mundo superficialmente pacifico, alguien que vive fuera de lo común, descifrara la magia de la mente, pero se enfrentará a un terrible destino, donde luchará sin descanso y sin rumbo, en búsqueda de su propia ver...