Cap.21. Una vieja guerra

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Después de aquel suceso, Santi no lo podía creer, pero al igual qué en la última ocasión, aquel cielo desapareció después de un tiempo, dejando ver sólo una inmensa oscuridad, mientras qué la guardiana pareció desvanecerse, caminando lentamente entre las nubes, aunque Santi quería hablar con ella, sabía qué caería al vacío si trataba de alcanzarla, por lo qué solo se despidió como pudo, agradeciendo por todo.

Después de eso, trató de regresar a su nuevo hogar, pero esta vez, con el uso de la oscuridad para bajar el edificio, había recuperado su confianza en las sombras, se sentía más libre seguro de sí mismo.

No le tomó demasiado tiempo regresar, y en cuanto llegó, se topó con un nuevo mensaje de Eimanuel, el cual decía "No hay qué rendirse", sin embargo, el color de las letras no era rojo, si no amarillo, era un mensaje esperanzador.

El mensaje estaba sobre la puerta del departamento, al observar esto Santi preguntó.

—¿Por qué cambió el color de los mensajes?

Escuchando una respuesta instantánea.

—Oye, Antes de preguntar, primero avisa, sabes... bueno, desde el inicio eran amarillos, solo que, el color rojo me recuerda a Will, y de alguna forma lo uso, porque, creo que ese color es mas imponente, ya sabes —Entre riendo un poco —por si alguien más pudiese verlos, o no se, si de alguna forma creerán que Will está en la ciudad.

Muy confundido respondió.

—Jamás he visto un mensaje de él, creo que eso no es algo que él haría.

Santi escuchó un suspiro.

—No lo volveré a hacer.

Santi lo trató de alentar un poco.

—Creo que igual está bien, lo importante es el mensaje, y solo no seas tan llamativo.

De alguna forma, le pareció que las cosas en la ciudad estaban mejorando, aunque cosas como el crimen seguían acechando, pero, sin darse cuenta el caos comenzó a disminuir.

Había cosas qué no cambiarían tan fácilmente.

Santi también le contó algunos detalles sobre esa mansión, ocultando todo lo relacionado con las sombras, preguntando si sabía algo al respecto, a lo qué Eimanuel respondió de forma simple.

—No tengo idea de quiénes sean, además es muy común qué esa gente haga esas cosas, podría ser cualquier político o empresario, pudo haber sido un duro golpe para ellos, o algo insignificante, eso sí, el mensaje les debió quedar claro.

Santi no estaba seguro de algunas cosas, el tema de la gran atrocidad, no podía hablarlo con nadie, había tratado de hablar con Will al respecto, pero nunca lo logró, él sabía qué era algo importante, pero era como si a nadie le importara. Y así pasó varios días en la ciudad, al parecer no hubo consecuencia alguna de sus actos.

Santi vago por la ciudad y las sombras, iba lentamente, a paso tranquilo, entre muros y piedras, envuelto en la oscuridad, buscaba cualquier cosa, en cada rincón de la ciudad, dejando símbolos por doquier, de liberación, protección y salud, De alguna forma, esto lo hacía feliz.

—Parece que esto puede disminuir el caos de la ciudad. —Con cara dudosa, —pero, aun así creo qué es un tipo de manipulación.

En las sombras, cercano al edificio más alto, Santi recordó con agrado, viendo frente a él un gran muro roto, lleno de escombros, la luz de su símbolo brillaba cálidamente.

Tomó asiento en una pila de escombros, estaba pensativo sobre sus acciones.

—Sería mejor que vean los mensajes, más como una simple guía, algo sutil, creo qué si se obliga a la gente a cambiar, no servirá de nada, incluso harán lo contrario, y seguro que cuando ya no esté volverán a lo mismo.

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