Cap.18. Adorando al paraíso

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Después de vivir una semana en aquella granja, Santi descanso despreocupado, levantándose se preparó para el día, aunque no tenía nada que hacer, sin embargo mientras hacía el desayuno, tuvo una extraña sensación, cierta inquietud, era como si pudiera sentir la presencia de alguien, como si de alguna manera supiera qué alguien está pensando en él, o eso creía.

—Creo qué es de la granja, ¿o tal vez sea will? —Con cara dudosa se preguntó a sí mismo. —¿Will pasará por lo mismo?

Sin embargo él no creía del todo en dicha percepción, al fin y al cabo solo era una vaga creencia, bajando un poco la mirada.

—Ojalá supiera qué es todo esto.

Olvidando el tema Santi se concentró de nuevo en la comida. Lo qué no recordó fue qué debió llamar a la granja, al menos mandar un mensaje de qué se encuentra bien, se le olvidó comunicarse con ellos, algo habitual en él. En su habitación solitaria él seguía haciendo más preguntas.

—¿Será cierto? ¿o solo es mi imaginación? Aun con todo lo que he vivido, una parte de mí aún no quiere creerlo.

Estaba desesperado, después de hacer el desayuno se acomodo en una mesa, mientras veía las noticias en su televisor, pero solo hablaban de estadísticas alarmantes.

Informaban de cómo el desempleo y la pobreza van en aumento, mostrando una serie de estadísticas, para después uno de los reporteros dar su opinión.

—Hoy en día las nuevas generaciones ya no manejan los problemas como antes, además de que la automatización va en aumento, y también los jóvenes cada vez son más impacientes e intolerantes.

No pudo evitar sentirse dentro de aquella estadística, pero también le dio otro giro preguntando al mismo tiempo.

—Si estas cosas sobrenaturales se han hecho desde siempre, ¿las generaciones pasadas eran mejores? —suspiro. —Honestamente creo que hoy hay cosas más fáciles de hacer, pero también problemas más difíciles han aparecido, No estoy seguro de cómo comparar las épocas.

La referencia de Santi de alguien competente era Will.

—Me parece qué siempre será difícil.

El empezó a cuestionarse, recordar y juzgar lo que ha vivido y hecho.

—¿Realmente somos capaces las nuevas generaciones?

Y como tratando animarse incluyó en esta generación al qué creía el más competente.

—Will no se ve como alguien mayor, a mi parecer debe tener como 30 años, quizá solo soy yo el inexperto.

Santi yacía abrumado por cuestiones qué no podía responder, todo a raíz de su ahora evidente soledad, ya qué así no tiene forma de saber si está haciendo un buen labor, desesperado abandonó el tema, También estaba preocupado por no tener un trabajo, con tanta preocupación no pudo mantenerse sentado por más tiempo, por lo que rápidamente se preparó para salir a la calle en busca de trabajo, pero cuando estaba a punto de salir recapacito.

—Ni siquiera sé a dónde voy, —calmándose un poco, —No es para tanto, aun me queda tiempo.

Volviéndose a sentar, se puso a buscar en internet posibles solicitudes de trabajo, pero no le gusto ninguna. En la mayoría de trabajos qué encontró es necesario tiempo completo, él sabía qué no podía comprometerse en eso.

—¿Ya no puedo hacer nada?

Santi trataba de razonar lo más qué podía, él quería un plan equilibrado, deseaba un trabajo de poco tiempo, pero qué pagase lo suficiente para mantenerse, y dedicarse a los demás temas el resto de tiempo, Eso era lo qué consideraba su mundo ideal, pero la realidad era qué nada se ajustaba a esa idea. A pesar de qué tenía la oportunidad de conocer un mundo lleno de magia y misterio, veía más los peligros y desventajas. rápidamente apago su computadora para salir a la calle.

Blaking DoorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora