Cap.9. Trabajo duro

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La luz del sol entraba por la ventana, era intensa, al igual que la alarma qué no paraba de sonar, pero Santi no daba señales aun con tanto escándalo, a simple vista uno podría creer qué nació cansado.

Finalmente despertó una hora más tarde, muy cansado y adolorido, viendo la hora se alarmó.

—!Es muy tarde¡

Rápidamente se levantó y se preparó lo más rápido posible, sólo pudo comer un trozo de pan algo rancio del día anterior y un vaso de agua, apresuradamente salió en dirección a su trabajo mientras pensaba.

—¡Rayos! Necesito un auto o una moto.

Nunca antes había tenido ese imprevisto, siendo de los más puntuales. Cuando llegó a la parada del autobús, justamente el autobús estaba detenido y la gente estaba subiendo, santi corrió para alcanzarlo, pero no lo consiguió.

—!¡Esto es mala suerte!

Pensó en otra forma de llegar, como un taxi o llamar por una aplicación, eso solucionaría sus problemas, pero al ver que el costo era 15 veces mayor, podía pagarlo, pero viendo su futuro incierto no era buena idea gastar de más, por lo qué descarto la idea. Procedió a buscar un lugar entre los bancos, y en cuanto tomó asiento sintió un intenso dolor.

—Sigo adolorido, es por lo que pasó ayer.

Tratando de recuperarse, sintió un leve dolor de cabeza y se preocupó.

—Es un milagro que no esté muerto.

A pesar de eso no tiene ninguna excusa creíble para pedir un descanso, santi trataba de sonreir.

—Debería agradecer que solo me siento un poco mal.

Después de una larga espera llegó el siguiente autobús 15 minutos después.

—¡Por fin!

pero estaba repleto y apenas si logró entrar, esto lo alivió un poco mientras llegaba a su destino, pero repentinamente todos los bebés que estaban en el autobús comenzaron a llorar, eran 5 niños en brazos, fue como si se estuvieran sincronizados, ya que dicho autobús tenía el hospital en la ruta, era frecuente que tuviera niños y enfermos, los niños lloraban con todas sus fuerzas, su madres intentaban calmarlos desesperadamente, eso claramente no era normal, todo ese ruido le provocó un intenso dolor de cabeza. Santi intentaba pensar pero era imposible.

—¡Ah! Esto se está volviendo peor y peor.

Cansado, adolorido y ahora con dolor de cabeza intentó usar su poder para recuperarse y calmar a los bebés de alguna forma. Pero.

—¡No puedo! me va a estallar la cabeza.

Aquel viaje fue infernal, hasta qué finalmente llegó. A pesar de todas las complicaciones, no llegó muy tarde, como él acostumbraba a levantarse más temprano para ir al café de mari, tenía bastante tiempo de sobra. Aun así se apresuró a entrar, rápidamente encontró a sus compañeros. Lo primero qué vio es qué uno de ellos lo observó para después ver un poco molesto su reloj.

—Hoy llegaste tarde.

Santi podía notar su disgusto, pero lo entendía claramente, ya qué en este trabajo incluso los segundos hacen la diferencia entre la vida y la muerte. Sin embargo su dolor de cabeza solo empeoraba, ya parecía una migraña, todas las palabras retumbaban en su mente, comenzando a preocuparse seriamente, aun así él no quería pedir ayuda, esto parecía ser más una terquedad, arrepentido se dijo a sí mismo.

—Quizá no debí salir.

Trato de responderle a mateo.

—Perdóname, hoy se me hizo tarde.

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