35. Médicos

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Atravesamos un inmenso pasillo blanco era tan ancho, con miles de puertas a los costados, algunos tenían grandes vidrieras donde se podía detallar a científicos trabajando, después de unos metros más, gente comenzó a circular junto a nosotros, podía sentir las miradas curiosas de algunos, pero otros solo nos ignoraban, como si una chica esposada, despeinada, trasnochada y con un tinte lila decorando la mitad de su cabello caminando detrás de un científico fuera lo más normal del mundo, llevaba mi cabeza al frente con la mirada más matadora que podía tener, tratando de parecer fuerte, por mas asustada que estuviera.

– ¡Aria!

Y me paralicé no pude dar un paso más, esa voz llamándome con desesperación, esa voz tan familiar y hermosa.

– ¡Aria!

 Sentí lagrimas bajar por mis pecosas mejillas, así que me gire y ahí estaba él, vestido todo de negro con el aislador en su sangrante tobillo, los mismos brazaletes uniendo sus muñecas y esos ojos azules que tanto me fascinaban ¿Era real o era otro de sus juegos? Tenía que averiguarlo, dos científicos lo sujetaban con fuerza pero él forcejeaba, así que salí corriendo hasta donde estaba Luke, él logro zafarse y corrió hacia mí, paso sus brazos sobre mi cabeza abrazándome tan fuerte, como si no fuera capaz de dejarme ir nunca, yo pegue mis manos en su pecho y toma su franela con desesperación.

– Luke – dije en un susurro y fue inevitable comencé a llorar, por primera vez desde que llegue aquí comencé a llorar.

Podía sentir como todo a nuestro alrededor se alarmaba, pero no importaba, estábamos juntos de nuevo, aunque solo sea por unos segundos.

– ¿Estás bien? – dijo por lo bajo, yo asentí y él acaricio mi cabello.

– ¿Qué hay de ti? – exclame entre sollozos y me separe un poco para verlo mejor, se veía mas pálido y unas enormes ojeras decoraban esas perlas azules.

– Estoy mejor ahora que logro verte. – dijo pasando sus brazos sobre mi cabeza para poder acariciar mi rostro con sus dedos.

Habíamos hecho toda una escena, estábamos rodeados de personas, Albert y una científica tenían en sus manos sus tablets, supongo que solo presionaban algo y nuestros aisladores nos podían mandar a dormir, sentí como unas manos me tomaban de los hombros y me separaban de él.

– ¡No! – grité, Luke me tomo con fuerza de la mano, a él también lo alejaban de mi.

– ¿Quieren dejarlos? No están haciendo nada malo, ustedes son demasiado inseguros – exclamo una voz tan dulce, tan jodidamente familiar.

– Sabes lo que pasa con ellos Calum – contesto Albert.

– Tú lo sabes, Mery lo sabe, muchos lo saben, yo lo sé, pero ellos no ¡tienen el maldito aislador Albert, por el amor a Dios! – grito lo último.

Sentí como me soltaban me aferre de nuevo a Luke y él me volvió a abrazar. Ambos nos giramos para verlo, lucía igual de cansado que nosotros, solo que él llevaba ropas normales sin necesidad de un aislador, sus ojos transmitían vergüenza cuando los nuestros se posaron en su rostro.

– Calum – exclamo el rubio con su voz amenazadora, pero este solo asintió y se perdió en una de las puertas del amplio pasillo. Luego nos miramos.

– ¿Has visto a alguien más? – pregunte en un susurro acariciando su rostro, Luke siempre había sido más comedido que yo, quizás sin ataques de rabia nivel Aria, lo mantenían consciente más seguido.

– A Mike hace unas horas mientras iba a revisión médica. – dijo con los dientes apretados, mientras limpiaba mis lagrimas.

– ¿Está bien? – pregunté pero sentí como nos jalaban para separarnos de nuevo.

Magnetic. | 5sosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora