45. Atrapados

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¿Saben ese extraño estado en el que duermes pero aun así estas consciente de lo que ocurre a tu alrededor? Como si estuvieras anestesiada y por más que quisieras moverte no puedes porque en teoría estas durmiendo y no quieres levantarte, que por más ruido que hagan y lo escuches no es suficiente como para abrir los ojos.

Así me encontraba, en una especie de trance después de haber forzado mis poderes y mi cuerpo, era como un limbo entre la realidad y estar inconsciente.

Sentí como Calum azoto la puerta, me levanto entre sus brazos e intento correr.

Luego sentí un pelaje bajo mi piel, gritos, quejidos, de vuelta en sus brazos, justo antes de que cayéramos sobre algo frío y duro, el suelo, Lia lloraba y Calum chillaba maldiciones, pero yo no reaccionaba, seguía durmiendo.

Uno, dos, tres golpes secos, una súplica.

Mi mejilla ardía, el zumbido en mis oídos volvió y mis parpados pesaban por más que luchara contra ellos, sentí como algo envolvió mi muñeca de repente y como un montón de voces con acentos mezclados discutía sobre qué hacer con nosotros.

Quería gritar.

Mi corazón se precipitaba en mi pecho, algo malo sucedía.

Cuando al fin fui capaz de abrir los ojos me encontraba en una silla, mis muñecas estaban atadas a mi espalda y un líquido se colaba entre mis dedos, a juzgar por su tacto era mi propia sangre, me habían amarrado con un aislador, todo lo que veía eran tres paredes blancas y un espejo, así que me detalle, mi cabello era un desastre y tenía el corte irregular producido por Federico durante las pruebas, mi mejilla decorada con un leve manchón purpura, lucía tan demacrada.

Pestañear dolía, pensar dolía, apretar mis dientes dolía.

A mi lado se encontraba Calum con un ojo rojo y golpeado, luego venia Lia quien lloraba en silencio y un chico pelirrojo que estaba roncando, jamás lo había visto.

– No lo logramos – chillo ella por lo bajo lamentándose. – Calum dio la orden y la aeronave se marcho sin nosotros. – cada gramo de esperanza había desaparecido de ella, no estaba mintiendo ni exagerando o siquiera sacando conclusiones precipitadas, la desesperación que salía de ella indicaba que lo que decía era un hecho.

Yo trague grueso, un nudo se formo en mi garganta esto podía ser real.

Ellos no nos dejarían y en tal caso, volverían por nosotros ¿no? Dylan y Birdy no nos abandonarían aquí y mucho menos Luke.

– ¿Qué estás diciendo Lia? – mi voz se quebró, el miedo se apoderó de mi. Ella levanto su rostro para observarme, estaba hinchada de tanto llorar, sus grandes ojos verdes apenas se podían detallar, mi corazón dejo de latir por un instante y ciertos recuerdos vinieron a mí como piezas de rompecabezas.

Salimos de la cabina de vigilancia, pero nos acorralaron, Calum se las arregló para avanzar aun conmigo inconsciente, ellos eran demasiados y nosotros éramos dos mas una carga, me sentí culpable, quizás si no me hubiera desmayado estaríamos fuera.

– Que estamos jodidos – cortó Calum como si intentara contener algo en su voz. Ahora me giré para enfrentarme a él y susurre un Lo siento apenas audible, las lagrimas comenzaron a bajar por mis pecosas mejillas, él solo sacudió la cabeza y cerro sus ojos con una mueca de dolor, como si verme llorar fuera peor que cualquier otra cosa.

– Estábamos tan cerca. – susurre entre el llanto, no podía creerlo, esto era una pesadilla.

– Solo faltábamos nosotros, si seguían esperando, nadie saldría – se explico sin despegar sus ojos del suelo.

Magnetic. | 5sosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora