Capítulo 9 : Pegadas como chicle

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Amanece y ya todo estaba listo para el funeral, Felipe había salido antes de la casa para resolver lo último que quedaba, antes de irse le pidió a Regina que despertará a Altagracia.

A las 8:30 Regina toca la puerta entrando al cuarto, se sorprende al no encontrarla en la cama, el oso estaba apoyado en una de las almohadas se queda observandole por unos instantes hasta que escucha ruidosos en el closet, va hasta allá y la encuentra cambiandose

-Justo venía a decirte que te vayas vistiendo -se recarga en el mueble

-No voy a ir -toma sus tacones volviendo a la cama para ponérselos

-Es el funeral de tu hija no puedes faltar -se gira viéndola

-Exactamente es mi hija no tuya, no puedes decirme que puedo y no hacer -toma al señor panzón- Lo estuve pensando y lo mejor será que me aleje por un tiempo, avísale a Felipe -sale del cuarto

-Altagracia espera -la alcanza abajo- Dime al menos a dónde vas y por cuánto tiempo

-No lo sé, sólo llámenme si ocurre algo grave -sale de la casa subiendo al coche que la esperaba

El chofer que había venido por ella la saca de la casa comenzando el viaje hasta la hacienda, cuándo se encontraban a pocos metros su corazón comienza a latir como nunca tan sólo imaginar que Irati pudo despertar en la noche y volver a llorar al no verla allí, le partía el corazón, apenas el chofer estaciona se baja con el oso y entra a la hacienda con prisa.

Escucha el llanto de Irati desde la sala, sube hasta su cuarto y la encuentra en brazos de Matamoros.

-Ya chiquita -la mece- Mamá ahorita llega, no llorés más que se me parte el alma al no verlas juntas -se gira y consigue ver a Altagracia parada en la puerta- Mira Irati la invocamos -hace que la vea

La reconoce al instante estirando sus bracitos a ella, Altagracia la toma en brazos acostandola en su pecho.

-Ya no llorés mi vida, mamá está aquí y va a cuidar de ti -la mece sobando su espaldita

Matamoros sonríe dejándolas solas, Altagracia se la lleva a su cuarto sentándose en la cama, enseguida dándole de mamar al oir que su pancita ruge.

-Te extrañé mucho mi cielo -acaricia su manita- Perdóname por no estar aquí -besa su cabecita- Te lo compensare, desde hoy dormiremos juntitas, haré hasta lo imposible para venir todos los días, pero por ahora soy toda tuya -sonríe pasando el dedo por sus cachetes y frente haciendo que cerrará sus ojitos

Tarda como media hora en dormirla pero cuando lo logra se acuesta a su lado trayendola bien cerquita, le daba golpecitos en su colita mientras le tarareaba algo, sonreía boba al verla mover sus deditos y boquita, algo tan simple como eso le generaba una felicidad inmensa.

Esperaba ansiosa que el gris de sus ojitos revelará el verdadero color de sus ojos, podrían ser verdes como azules, César los tenía de ese color, además del cabello rubio y rizado.

Sin duda Irati había heredado el rubio de su padre sólo quedaba esperar por los ojos. 

Velaba el sueño de la pequeña como si fuera su más preciado tesoro, no podía despegar la mirada de ella.

Algunos pensarían que se sentía sola entré tanto silencio, no era así, aunque no pudiera ver a sus padres o a César los sentía muy cerquita, como si ellos también estuvieran ahí cuidandolas, esa sensación le generaba mucha tranquilidad, la misma que le arrebataron años atrás.

Los días fueron pasando y las dos no podían estar la una sin la otra parecía que estaban "pegadas como chicle" así las había llamado Matamoros mientras leía el periódico a la hora del desayuno, Altagracia le había enseñado los caballos, fue un error muy grande al igual que su madre meses atrás no quería despegarse de ellos.

En las noches ya cuándo ambas se encontraban en la cama, Altagracia la acostaba sobre su vientre leyéndole libros con dibujos animados, hasta que caían rendidas al cansancio.

-Sabe bien tu manita por eso te la llevas a la boca mi amor? -besa su pancita recién la había terminado de bañar

A todo lo que Altagracia le decía o hacia Irati respondía con una risita o un chillido

-Ay que princesa más bonita -la llena de besos- Tienes unos cachetes apretables -se los aprieta haciendo que chille- Te amoooo -besa su naricita- Tu me amas a mi Irati? -la nena chilla agarrandola de las mejillas dándole un "beso" en su mentón- Awww mi cielo -la carga besando su cachete gordito

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