Capitulo 14

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"La venganza"

Capítulo 14

Mi cuerpo se sentía tremendamente agotado en consecuencia del tremendo orgasmo que había experimentado, así que me quedé recargada contra la puerta de vidrio con la cabeza como flotando en las nubes. Justin debió notar que no podría moverme aunque lo quisiera, por lo que me cargó en brazos, lavó mi cuerpo otra vez, salió de la ducha aún cargando con mi cuerpo y tomó un toallón. Me secó y luego me envolvió en él. Me llevó en brazos hasta la habitación de la que nunca debería haber salido y me depositó suavemente en la cama. Noté algo diferente en ella, las sábanas eran distintas y no estaban manchadas. Me sentí extrañamente bien al saber que alguien, ni idea de quién, al menos se preocupaba por mí. Sentí la, ya familiar, sensación del frío hierro rodeando mi tobillo y caí, por vez primera en todo mi cautiverio, en un profundo y tranquilo sueño sin sueños.

Me desperté con un familiar sentimiento de asco y culpabilidad hacia mí misma.

Ahora sí, podía revolcarme en el asco y las ganas de autodestrucción, pero encontré algo mejor. Mi muñeca sana se veía extremadamente suavecita y no estaba aprisionada por ninguna cadena o soga y mis uñas comenzaban a crecer bastante, parecían filosas. Sí. Lo haría. Me senté en la cama con las piernas cruzadas para estar más cómoda y dirigí mi mano cortada a la muñeca sana.

Presioné con las uñas en la suave y blanda carne, haciendo que quedaran pequeñas marcas rojas. Deslicé mis uñas a lo largo de mi brazo, levantando la piel. Repetí la acción, esta vez con más fuerza, liberando unas cuantas gotitas de sangre. Al instante algo de asco desapareció para transformarse en un agudo placer. Volví a cortar mi antebrazo con mis uñas con más fuerza aún, hilillos color rojo oscuro resbalaron por mi brazo. Cuando los vi una carcajada de psicópata brotó de mis labios. Me quedé allí sentada, mirando como caía la sangre por mi antebrazo como hipnotizada.

La puerta se abrió para dejarme ver a un Justin petrificado. Su cara era una mueca de horror y furia.

El plato que lleva en sus manos cae al suelo, rompiéndose en mil pedazos y esparciendo la comida por el suelo, y él se acerca con pasos lentos, felinos.

Toma mi muñeca sangrante y la examina minuciosamente.

-¿Así que te gusta el dolor, eh?- me preguntó con la voz inexpresiva, un escalofrío recorrió mi columna vertebral. Él apretó su agarre en mi muñeca, haciéndome gemir de dolor.

-Pues yo me encargaré de hacerte sentir dolor- rugió con ira antes de lanzarse sobre mí.

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Ohhh.... ¿que va pasar?

La Venganza (Justin&Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora