La Venganza (Justin&Tu)

Capitulo 19

"La venganza"

Capítulo 19

Bueno, completamente, no; tenía los globos oculares en su lugar y todo eso, no es que se hubiera arrancado los ojos con una cuchara mientras dormía y luego se los hubiera dado al monstruo debajo de mi cama para que los escondiera en lo más profundo de los bosques de Narnia y... bueno, me voy del tema.

Volviendo a la situación, sus ojos eran dos muros grises cafes, sin fondo, sin sentimientos... sin alma. Eso era,  había escondido su alma muy dentro de sí para que no pudiera romper su espíritu aunque hiciera picadillo a su cuerpo. Yo me encargaría de volver a poner en la superficie a su alma... y de no volver a violarla. Aunque eso último era difícil, Smith me atraía, me sacaba de quicio.

-Hum... esto... ¿tienes hambre?- pregunté algo intimidado por su mirada tan fría y vacía.

-No- respondió secamente.

-Debes de tener hambre, no comes desde hace más de un día- reproché.

-No tengo hambre- respondió igual que antes.

-Comerás aunque tenga que empujar la comida por tu garganta- dije, ya algo molesto.

Selena me dirigió una mirada igual de fría que las demás antes de decir:

-No.

-Mira, si comes, prometo no volver a violarte, pero si no comes, prometo romper mi más reciente promesa.

Arqueó una ceja y repuso:

-Tu más reciente promesa es la de romper la promesa de no violarme si como, así que si no como, no vas a violarme, y si como, tampoco.

No veo qué cambia.

Ésa chica definitivamente me sacaba de mis casillas, respiré profundamente.

-Mira, te lo pongo fácil; comes, no te violo, no comes, juro romper tu enorme culo esponjoso, suculento y redondito en millones de pedacitos diminutos y luego dárselo de comer a las avecillas del parque.

Con un gruñido, aceptó.

-Dame el puto plato.

Sonreí con suficiencia y le alcancé el plato con spaguettis y el tenedor. De mala gana comenzó a comer. Lo hacía lentamente, quizá realmente, y extrañamente, no tuviera ni una pizquita de hambre. Me fijé mejor en su cuerpo. Sus costillas se marcaban, aunque sólo un poco, en su pecho y sus mejillas estaban más hundidas que de costumbre. Puede que _____ me hubiera hecho la vida imposible durante un tercio de mi vida, literalmente, pero me preocupaba mucho verla en ése estado; todos los recuerdos que tenía de ella eran de golpes y maltrato, palabras hirientes y cosas por el estilo, una chica egocéntrica, siempre con el chico mas guapo de lugar y muchas otras cosas, pero, más allá de todo lo malo, era una chica llena de energía, divertida, a veces risueña y, ¿por qué no?, hermosa.

Puede que a mí siempre me hubiera mostrado su peor cara, pero a otra gente le mostraba que podía ser buena, y yo, aunque de lejos, la veía. Ahora lo único que veía era su sombra, un vestigio de lo que había sido, y lo peor de todo era que yo era el culpable; aún así, no me gustaba, y me había decidido a traerla de vuelta, si eso significaba volver a ser maltratado y menospreciado, lo valía, bueno, quizá no la parte del maltrato, pero quería a la _____ viviente de vuelta, y yo me encargaría de eso.

No me había dado cuenta de que había estado mirándola todo el rato que estuve pensando, pero así había sido. _____ lo había notado, quizá, y me miraba también. Aunque podría ser que me miraba porque ya había terminado de comer y esperaba que yo hiciera algo. Yo, personalmente, esperaba que fuera eso y que milagrosamente no se hubiera percatado de que lo estaba mirando como un idiota durante no sé cuánto tiempo. Mis esperanzas se derrumbaron cuando preguntó:

-¿Por qué me miras?

-Estás muy delgada.

Me miró con indiferencia y respondió:

-No estoy en mi mejor momento, por si no te das cuenta- y un bostezo escapó de su boca.

Yo también tenía sueño, así que le saqué el plato de las manos, lo dejé sobre el escritorio y me acosté en mi cama. La rodeé con un brazo e hice que volviera a acostarse.

-Duerme- le dije.

-No tengo- bostezó- sueño.

-Entonces te quedarás haciendo de osa de felpa, gatita- fue lo último que dije antes de caer en sus brazos.

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