Chapter fifteen

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Lunes por la mañana.
Ese día en el que deseas que vuelva ser domingo.
Ese horrible día que te hace levantarte de madrugada para arreglarte y si decides dormir cinco minutos más, llegarás tarde.

Roger decide dormir esos cinco minutos más siempre.

Era el primer día después de su excursión en el bosque.
Los cuatro chicos acordaron verse todos en el salón de clases.

-Rum, ruum, ruuummm...

-Roger te lo voy a pedir una vez más. No juegues con tu carro sobre mi cabello.- Expresó Brian viendo como Roger pasaba un carrito de juguete por todos sus rizos.

-Es que es muy esponjocito. Es la carretera de mi bebé.

-¿Tu bebé?- Preguntó John entrando a la conversación.

-Sí, míralo ¿acaso no es precioso?- Mostró con orgullo el carrito color rojo.

-Roger, es un auto de juguete.

-¿Y qué? Sigue siendo precioso.- Respondió abrazando su carrito con una expresión de ofendido. Brian y John no respondieron nada hasta que el rubio siguió hablando:

-¿Te imaginas andar uno de verdad? Sería como la máquina de los sueños...

-Claro...

A lo lejos observaron a Freddie ingresando al salón con un abrigo grande negro contrastando totalmente con el pantalón blanco que lleva puesto.

-Hola queridos.

La clase de matemáticas se hizo extensa y cansada sin embargo Brian, Roger y John no dejaban de mirar a Freddie muy extrañados, pues éste no dejaba de observar por dentro de su abrigo. Como si estuviera escondiendo algo.

-Eh... ¿Freddie? ¿Todo está bien?

-¿Ah? Sí, claro. Por supuesto cariño.

No muy convencido asintió pero luego un conocido sonido salió donde se encontraba el pelinegro.

~meow~

-¿Acaso esa fue...- Exclamó Brian.

-¿Delilah?- Completó la pregunta el castaño.

-Les cuento a la salida...- Contestó luego de hacerles un guiño de confianza.


-Freddie por quinta vez te lo digo, no puedes traer un gato aquí.

-Pero Brian querido, mírala, nadie se dio cuenta.

-Nosotros sí. ¿Por qué no la dejaste en casa con los demás gatos?- Preguntó esta vez Roger.

-No tuve corazón. Al momento de despedirme de Delilah, no pude.

-Está bien Freddie, yo te ayudaré a esconderla.- Exclamó John.

-Gracias cielo.- Exclamó para luego comenzar a hablarle a la gatita: -Ves, papá nos va a ayudar bebé.








Después de un par de clases más, llegó la peor clase después de la de matemáticas. Educación física.

Lo peor no era que ellos no tenían una excelente condición física para poder realizar los ejercicios. Lo peor era los juegos que la profesora encantaba dar.

-Jugaremos a los quemados. Es un excelente deporte para la condición física y reflejos. Ahora los 39B en la parte derecha y los 18A en la izquierda. Buena suerte, muchachos.

Los Chicos Del 39B [Maylor / Deacury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora