Chapter six

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Los chicos al amanecer de su pijamada se alistaron para ir al colegio un día común pero un poco aburrido.
Al día siguiente fue lo mismo, clases iguales y aburridas. Por desgracia, al final de su clase los cuatro tenían muchos trabajos que hacer y no podían reunirse.

Estando en el colegio los cuatro se despidieron para marcharse cada uno a sus casas.

Sin embargo para ninguno de los cuatro, su regreso sería agradable.

El camino de regreso de Roger fue tranquilo, sin embargo se encontraba algo alterado pues su padre había regresado de su viaje de negocios y siempre sin razón se encontraba disgustado con su hijo.

-Hola- Saludó el joven a su padre, temeroso de que fuera a gritarle.

-Roger, al fin que llegas. ¿Muchacho, donde diablos andabas?

-Estaba en el colegio. Hoy salimos tarde por que tuvimos examen sorpresa...

-¿Y cómo te fue en la prueba hijo?

-No muy bien, pero mejoraré. Lo... lo prometo.- Continúo el rubio que ya tartamudeaba debido al miedo que tenía en este momento pues sabía como era de violento su padre.

-¿Mejorarás? Roger, tú no puedes darte el lujo de decir eso.

-Lo siento... en verdad...-Fue interrumpido.

-¿Acaso te estás burlando de mi?

-No...padre... yo...no....-No pudo seguir hablando debido a su estado de nervios que le dió al ver a su padre acercándose con ojos de ira y un aliento exagerado a alcohol.

Lo que pasó después es inenarrable, pero probablemente dejará varios moretones en la piel blanca del rubio.

-Sé un verdadero hombre y deja de llorar Taylor, que ni te pegué tan fuerte.- Y de un portazo cerró la puerta de la habitación del menor y se fue con la madre de este, quien ella dormía toda la tarde para en la noche ir a trabajar. Ella no se daba cuenta de los constantes abusos físicos y verbales de su esposo contra su hijo.

El joven simplemente se quedó sentado en el suelo de su habitación abrazándose así mismo y llorando en silencio para que nadie lo escuchara.





Freddie se dirigía a su casa tranquilo, pensando en todo los deberes que tenía que hacer, más sin embrago los jóvenes del vecindario lo sacaron de sus ideas.

-Mira Lauren, ahí viene ese muchacho raro.

-Si, mira es el niño-castor.

-¿Como es que puede salir así a la calle?

-Yo preferiría morirme.-Comentó uno de sus vecinos.

Freddie sin mas, bajó su cabeza y apresuró el paso, por que sabía que si se queda escuchando todo lo que dicen de él, no podría evitar llorar, y todo sería peor. Así que sólo los ignoró, pues todos los días a su regreso era lo mismo.

Freddie al llegar a su casa, muy agotado. Saludó a su madre con un beso en la mejilla, saludó a su padre quién éste sin despegar la vista del televisor le devolvió el saludo. Después fue a saludar a su pequeña hermana que corría de un lado para el otro.

Y por último pero no el menos importante, el joven corrió a su habitación lo más rápido que pudo para encontrarse a sus bellos gatitos durmiendo plácidamente sobre la cama del pelinegro.

-Mis preciosos hijos. Los extrañe mucho. ¿Me extrañaron? Yo sé que sí.- Les hablaba de una manera tan dulce y especial que casi con nadie hablaba de esa manera.

Después de estar sentado en su cama haciendo mimos a sus gatitos. Se quedó mirando a la nada, recordando todo lo que sucedió en el camino para llegar a su hogar, todo lo que le dijeron.

Y a pesar de que el chico sabía que no tenía que darle importancia a esos comentarios, le dolía.

Y ahora cómodo y solo en su habitación. Mientras observaba a sus bebés dormir, el pelinegro no pudo evitar que lágrimas y sollozos salieran de su rostro.

-Creo que pasaré la noche en casa de Deacy, en verdad no quiero estar solo.- Pensó el pelinegro para ver a los felinos que lo miraban fijamente. -No se preocupen mis amores, ustedes irán conmigo, conocerán a Deacy es un amor, ya lo verán.





John al llegar a su casa su madre lo recibió con un cálido abrazo y este lo correspondió seguido de un beso en la mejilla.

Pues hoy era un día difícil para el menor, ya que hoy más que otros días extrañaba mucho a su padre, quién éste falleció cuando él tenía solo once años.

Al llegar a su habitación se sentó en su cama para observar una foto de su padre con él de cinco años, sonriendo para la foto.

-Por fin, después de tantos años. Por fin tengo amigos papá, unos reales, ¿puedes creerlo?- Exclamó con mucha emoción.

-Ellos son tan buenos conmigo. En especial Freddie, él es un ángel.- Exclamó para luego limpiarse las lágrimas que sin darse cuenta ya estaba derramando. -Me hubiera encantado preséntartelos. Sé que te hubieran agradado...

Hubo un silencio de un minuto para que luego el castaño siguiera hablando mientras tiene la fotografía en su mano, y que con la otra pasa las yemas de sus dedos alrededor del rostro de su padre.

-No tienes idea de cuanto me haces falta, papá.





Brian al llegar a su hogar tiró su bolso, saludó a sus padres para luego subir las escaleras y llegar en su habitación.

Sentado en su cama, observaba a su alrededor y recordaba la noche de la pijamada y lo bien que se la pasó con sus amigos.

Minutos después, la madre del rizado llegó para hablar con él.

-Brian, hemos estado hablando tu padre y yo y llegamos a la conclusión de que nos preocupas.

-¿Por qué mamá?

-Pues últimamente solo te juntas con esos chicos extraños. Y pues también queremos que hagas otras... cosas.

-¿Como qué?- Exclamó el rizado ya más tenso.

-Tu sabes hijo, tal vez salir más, conocer gente más interesante. Tal vez con el tiempo conocer alguna linda chica. No siempre estar con los mismos.- Dijo la madre del rizado, quién ésta ya no sonaba tan amigable como antes.

-No me gustaría, me siento cómodo con mis amigos. Ellos son muy geniales como para estar buscando más amigos. Y tampoco estoy interesado en buscar "alguna linda chica".- Exclamó Brian tedioso haciendo comillas con sus dedos y sonando sarcástico.

-Brian, no es pregunta. Estamos preocupados por ti y esta es nuestra solución. Lo harás te guste o no.

-¡Hey! Ya estoy grande puedo tomar mis propias decisio...- No pudo continuar debido a la bofetada que le dio su madre.

El joven se quedó en blanco, nunca antes le habían pegado.

-Harás lo que te digamos, te guste o no Brian.- Y se retiró de la habitación del rizado.

Brian, con los ojos húmedos no aguantó este tipo de trato así que alistó su mochila para al menos, pasar la noche en otro lado.










Hola, este capítulo es muy diferente a los anteriores, quería que vieran los problemas que cada personaje sufre y nadie se da cuenta. Esto es importante en la historia.
Muchas gracias por leer. ❤

Con mucho amor, 39girl. ❤

Los Chicos Del 39B [Maylor / Deacury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora