Chapter nineteen

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La alarma había sonado hace dos minutos, sin embargo el rubio estaba despierto desde hace dos horas, pues se encontraba muy emocionado de salir con el rizado. Sería la primera vez que saldrían los dos sin Freddie ni John.

El pequeño rubio se está arreglando para la salida que tendría con Brian a conocer la tan hermosa estrella que el anterior siempre admira.

-¡Pero que estúpido soy! Debe ser la luna. Ahora me comporté como un tonto frente a Bri por preguntar por minúsculas estrellas cuando tenemos esa tan grande. Que vergüenza con él.- Dijo el rubio para si mismo.

Estaba tan concentrado arreglándose el cabello que no vio a su padre en la puerta observándolo y con el ceño fruncido.

-¿Bri?

El rubio palideció al escuchar la grave voz de su padre pronunciar el nombre de su rizado.

-¡Oh, hola padre!- Saludó con nerviosismo.

-¿Quién es 'Bri', Roger?- Exclamó con un tono grave, ignorando por completo el saludo de su hijo.

El rubio no sabía que decir. Estaba tenso, su padre no sabía nada de el amor que sentía Roger por el rizado. Sabía que si le decía, lo mataría.

-Oh, nadie. Sólo un compañero del colegio, tu sabes.

-¿Y a donde vas que te ves tan arreglado? ¿Vas a una cita?

-Oh no, padre. Yo sólo iré a dar una vuelta...

-Una vuelta. Claro...

Lentamente el señor Taylor iba cerrando la puerta de la habitación. Para empezar empujarlo hacia la pared, quedando acorralado.

-Escúchame bien, Roger. Espero que no estés en nada anormal con ese chico que mencionaste.- Lo agarró por el cuello de la camisa para presionarlo más: -Por que si en algún momento me doy cuenta de que es así, me encargaré de hacer de tu vida un infierno, ¿Oíste?

El rubio mirándolo con el temor más grande del mundo, como si estuviese viendo el animal más monstruoso del mundo, asintió desesperadamente sin decir nada. El miedo que sentía por su padre era terrible.

Al soltarlo le dio una patada en el estómago para luego abrir la puerta e irse a trabajar.

Como pudo, Roger se levantó para seguir arreglándose e irse lo más rápido de ahí.

Brian se encontraba esperandolo afuera a un lado de la casa, cuando vio al Señor Taylor salir de la casa e irse en un viejo y sumamente deteriorado automóvil color verde musgo.

Cinco minutos más tarde vio al rubio salir, dando vueltas por toda la casa buscando a su amigo.

-¡Pss! Roggie, estoy aquí.

-Hola Bri.

Ambos se saludaron y decidieron empezar a caminar.
La imagen del par de chicos es digna de admirar. Brian no dejaba de sujetar una bolsa de papel contra su pecho, mientras que Roger sólo jugaba con sus manos mientras conversaban.

-Bri, ¿que traes en la bolsa?- Cuestionó el rubio con una tierna sonrisa.

-Oh, Rog. No es nada, no te preocupes.- Exclamó con nervios.

Rosada. La tarde era rosada con pequeñas manchas celeste indicando que pronto empezaría a aparecer las estrellas, el cielo se tornaría azul rey y la luna comenzaría a brillar como cada noche. También, como si fuese digno de una obra de pintura hecha por el mismísimo Vincent Van Gogh pequeñas y esponjosas nubes daban al paisaje un toque maravilloso y a decir verdad, muy romántico.

Los Chicos Del 39B [Maylor / Deacury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora