Dos luceros al amanecer

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Habían quedado exhaustos, el reposaba en el pecho de ella, tratando de normalizar su respiracion.  Ella  acariciaba su cabello que se había vuelto una adición y soltó un pequeño suspiro al recordar lo que acababa de pasar.

Se sonrojo levemente y él lo noto, soltó una sonrisita de satisfacción al saber que a ella le había gustado ese momento. Su primera vez con un chico y al parecer no la decepcionó.

- Vaya Granger, debo decir que no estás nada mal...
La chica lo miró a los ojos, esos bellos ojos color plata tan hermosos que a ella habían cautivado. Y sonrió.

- y yo debo tomar eso como un cumplido? Sonrió ella divertida.

- no soy de cumplidos, pero si así te parece está bien.

- está bien lo tomare como uno. Dijo ella feliz.

- sabes Granger, me encanta estar contigo, Pero debo ser sincero contigo. Sigo siendo una mala persona para ti. Te pido que no te enamores de mi, por favor.

Eso impacto a la chica. El le estaba pidiendo a ella que no se enamorara, y lo pedía por favor. Nunca le había oído decir esa palabra, hasta creía que esa palabra no existía en el léxico del Rubio. Ella sabía que lo de ellos era un riesgo. Para ambas partes tanto como para él por su familia y no digamos Voldemort. Y para ella que evidentemente estaba traicionando a su mejor amigo y  el bando de los buenos al enrredarse con un Mortifago. Ellos no podrían tener una relación normal mucho menos un futuro. Así que se resigno a llevar esa pasión que los unía hasta que el destino decidiera que ya no podian seguir.

- estoy dispuesta a estar contigo Draco, sin enamorarme de ti. Será solo lo que tú quieras, llámalo pasión o sexo como te quede bien. Y le besó la frente.

- eres muy sensata Hermione. Dejémoslo solo en eso. No quiero arriesgarnos. El le sonrió a ella de manera dulce. Nunca le había sonreído a nadie era la primera vez que sonreía de manera sincera, sonrisa que involucraba también los ojos.

Poco a poco el sueño y el cansancio los invadió, ella se había acomodado en el pecho de él rodeándolo con su brazo. El jugaba con los rulos de su cabello, podía sentir su aroma.

- y tú. Dijo la chica ya entre sueños. Tampoco te puedes enamorar de mi.

El chico la miro por un segundo y tragó saliva.

- es demasiado tarde  "mi Hermione". Susurró el ya medio dormido. Pero ella ya no lo escuchó.

Eran las cuatro de la mañana cuando él sintió que ella se removía a su lado. Aún seguían desnudos. Y él solo alcanzo a cubrirlos con unas mantas que encontró. La cubrió bien y acarició su mejilla, " en verdad es preciosa" pensó el. Como había pasado por  alto todos  esos años la belleza de ella? Tan sucumbido estaba en el odio y los pensamientos erráticos sobre la  pureza de la sangre que no lo había visto. Había sido un tonto sinceramente. Le dio un suave beso en los labios, y se volvió a acomodar para dormir.

Habían pasado un par de horas más cuando volvió a despertar. La chica aún dormía a su lado. Ya era hora de irse o alguien se daría cuenta. El se movió de su sitio y ella también. El la observaba detenidamente, cuando ella abrió los ojos viendo directamente hacia los suyos. Los ojos del chico habían cambiado tenían una mirada más cálida más llena de paz. Más vivos.
Ella le dio una tímida sonrisa.
Los ojos de ella también eran distintos, más brillantes, más relucientes, "como dos luceros al amanecer" pensó el Rubio.

Ella se dio cuenta que el chico la observaba.
- Si sigues mirándome así Draco empezaré a preocuparme. Dijo ella sentándose en su lugar, Atrayendo las sábanas para cubrirse.

El león y la serpiente- Primera Parte. TENTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora