El león y la serpiente- Primera Parte. TENTACIÓN

Jazmines

Esa noche no pudo dormir, todo eso era demasiado para él. No podía creer aún que su propia tía le hacía esto. El había soportado mucho por parte de ella, pero esto era lo peor. Odiaba a esa mujer, y odiaba ese mundo en el que lo habían hecho crecer.

Se levantó temprano, a penas pudo dormir un par de horas. Se dio una ducha se vistió y salió de su habitación. Necesitaba aire fresco.
Bajó hasta la orilla del lago negro y caminó eso le había bien, el aire le golpeaba suavemente el rostro ya había empezado el invierno, el frío era cada vez más pesado.

Caminó hasta bordear un poco la cabaña del guardabosques Hagrid, que no le caía muy bien, habían ahí variedades de flores y hortalizas sembradas. Se sentó en el césped y reconocido un olor peculiar. Era como cuando ella estaba cerca.
Pero ella no estaba ahí, eran las flores blancas que lo rodeaban. Las reconoció, eran Jazmines. Sonrió con nostalgia.
Alargó la mano y tomo una de ellas. Se la acercó para olerla mejor.
Aspiro ese aroma y se la imagino a ella, con su sonrisa que lo contagiaba. La pequeña flor era bella y delicada como ella.

Allí paso horas oliendo la flor, no supo cuánto, hasta que le dio más frío y se levantó para ir a la biblioteca. Necesitaba verla por un día más.

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Hermione se había levantado también temprano, no había podido dormir mucho pensando en su amigo.
Le dolía que el pensara mal de ella.
Pero no podía ni quería dejar a Draco solo por qué su amigo no lo aprobara.

Se vistió y bajo, no tenía intención de comer, no tenía ni pizca de hambre.
Iría al único lugar aparte de la biblioteca que la hacía sentir bien.

Bajó las escaleras hasta el patio, cruzo los jardines y bajo la explanada. Cuando se dio cuenta estaba frente a la cabaña de Hagrid. Llamo a la puerta y enseguida los ladridos de Fang no se hicieron esperar.
El hombre abrió la puerta y embozo una pequeña pero agradable sonrisa.
Aún estaba sentido por qué sus tres amigos habían abandonado sus clase de cuidado de criaturas mágicas.

- Hagrid! La muchacha lo rodeó lo más que pudo con sus brazos.

El le dio un par de palmadas en el hombro lo que hizo que ella se tambaleara.

- Hey Hermione, ¿que te trae tan temprano?

La chica dudó, pero si había algún en el que podía confiar y sabía que la haría sentir bien era él.
Así que se sentó y empezó a contarle a Hagrid todo lo relacionado con Draco y lo que le había dicho Harry.

- Que Draco QUÉ!

El grito del guardabosques la asustó. Pero pronto se calmó.
Cuando hubo terminado de contarle todo se limitó a escuchar a su gigante amigo.

- Sabes cómo es Harry, en realidad hasta a mí me cuesta entender que tu y ese muchacho engreído sean algo. Pero es su vida. Yo creo Hermione que él te buscó a propósito...

La chica lo miró extrañada.
- ¿como a propósito?

El guardabosques suspiró

- El pobre chico vive rodeado de maldad pura, odio, y convicciones erráticas sobre la sangre mágica. Y tú eres todo lo que a él se le prohíbe. Es un muchacho y se está revelando. Además aparte de eso él está buscando como hayar el buen camino. Por eso creo que te buscó. Quien mejor que tú, benévola, y firme en sus creencias. La oscuridad siempre busca de la luz tarde o temprano.

La chica sonrió ampliamente, las palabras de su amigo la hacían sentir mejor.
- el busca tu ayuda Hermione, busca salvarse de todo esto qué es repugnante. Te necesita y se que tu a él.