S H E [Fadie]

9

"El origen"

Cuando Sadie se hubo terminado la chocolatina, nos sentamos en el gélido suelo, de espalda contra la sucia pared del sótano.
Entonces, la curiosidad me invadió y habló por mí:

- Perdona por preguntar pero...¿Dónde están tus padres?- solté de improviso, ella se volvió y nuestras miradas se encontraron.

- No están.- dijo con voz cortante. Noté una frialdad desgarradora en su mirada.- Nunca estuvieron.

- Lo siento.- traté de procesar sus trágicas palabras. Esta se abrazó un bulto en blanco el vestido, el cual supuse que eran las piernas, y apoyó la cabeza en estas.

- ¿Y que hay de los tuyos?- preguntó ella también.

- Mi padre era un alcohólico que maltrataba a mi madre. - conté y me perdí al contemplar la expresión de atención en la cara de Sadie, me sorprendí. Pues nadie nunca me había escuchado con una pizca de atención - Ese capullo está muerto y mi madre, conoció a David, mi padrastro. Es un buen hombre; pero su hija, Millie, es la mayor niñata caprichosa que he conocido en mi vida. Tampoco es que haya conocido a muchas chicas, pues en mi antiguo colegio no solía relacionarme con nadie.

- ¿Por qué?- preguntó con su misma adorable expresión de atención.

- Porque...- suspiré - no es que mis antiguos compañeros me tratan muy bien; más bien, me metían la cabeza en los retretes, me golpeaban, se burlaban,... En fin.

Sin previo aviso, ella se incorporó y me rodeó con sus brazos. Quedé atónito, pues no me esperaba ese abrazo final. Sin saber muy bien cómo reaccionar, la correspondí al abrazo.

Lo más extraño de todo fue, que al apoyar mis manos en su espalda, mis manos no detectaron la tela del vestido, ni siquiera detectaron la superficie de su curvada espalda. Solo sintieron el aire frío, como si estuvieran abrazando a la nada.

Esta se separó del abrazó y los dos volvimos a nuestras posiciones iniciales, con la espalda apoyada en la pared.

- Yo tampoco me he relacionado nunca con nadie.- admitió ella.- Siempre he estado sola.

- ¿Nunca?- pregunté más extrañado todavía.- No puede ser...¿Y que hacías para no morir aburrimiento?¿Hablabas con las arañas que cuelgan de hilitos del techo?- ella negó.

- Cantaba. - respondió y la miré incrédulo, aquella chica me sorprendía cada vez más - Cantar me aislaba de mis temores, me hacía olvidar los entresijos de mi miserable vida y al interpretarlas, escapaba de mi solitaria y fría vida.

Cuando Sadie me lo hubo explicado, enmudecí, e incapacitado de articular palabra, me limité a asentir y a especular sobre lo fuerte que era ella.

Llegados a este punto, comencé a cuestionarme si realmente era yo la víctima. Pues ella claro está había sufrido y había pasado por muchas más desgracias que yo.

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Gracias por seguir leyendo esta historia!!! 😘