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"Golosinas para Sadie"

Me encamine hacia la puerta e introduje el plateado pasador de Sadie en la cerradura de la desgastada puerta.

Metí con dificultad el pasador lo más hondo que podía en aquella estrecha cerradura y giré hacia la derecha, tal y como esta me había indicado, al final, conseguí abrir la puerta.

Rápidamente, salí del sótano y subí hasta la cocina sigilosamente, para evitar que Millie me escuchara y se enterara de que había escapado. Me quedaban 3 filas de escalones hasta llegar a mi destino, robar un par de chocolatinas de mis favoritas las de la marca "Snickers", y volver silenciosamente al sótano.

Pero, mientras subía el segundo tramo de escaleras, escuché un ruido extraño proviniente del salón.

Me asomé a ver de dónde procedía el sonido y encontré a un chico desconocido, más mayor que yo, encima de mi hermanastra, ambos tumbados en el sofá. Besando sus labios "apasionadamente". Vi como esta se colgaba de su cuello mientras suspiraba, placentera. Al igual que su acompañante.

- ¿No crees que tus padres podrían llegar en cualquier momento?- preguntó este sin dejar de besar el cuello de Millie.

- No te preocupes,...llegarán mañana, - dijo con voz entrecortada.

- ¿Y tú hermanastro?- preguntó este frenando en seco y ruborizado.

- Tranquilo, él solito ha decidido encerrarse en el sótano. Es un bicho raro.- mintió entre malévolas risas y apreté los puños. Ése era el motivo por el cual me había encerrado.- Tú...no pares...Jacob...así me gusta...- suspiró, éste la mordió el cuello y ésta gimió.

Asqueado y resentido, subí el último tramo de escaleras que llevaba hasta la cocina, abrí un armario y cogí un par de chocolatinas, tal y como había planeado.

Bajé con el mismo ritmo silencioso que cuando subí y volví a entrar en el sótano.

- Sadie, ya estoy aquí.- susurré para que mi voz no resonara a través de la puerta aún abierta.- ¿Sadie?

Ladeé la cabeza hacia ambos lados, pero no ella estaba.

- Sadie - dije en voz más alta, comenzando a preocuparme.

- Que pronto has llegado.- oí un susurro a mi espalda y me sobresalté.

- ¡Ah!- chillé sorprendido. Y me tapé la boca con las manos, rezando que Millie no hubiera oído el grito.

- Tranquilo, soy yo.- dijo tocándome el hombro. Sentí su gélida y delicada mano posada en mi, y me estremecí.- Lo siento, - apartó la mano en cuanto percibió mi ligero  escalofrío - siempre conservó mis manos frías, no se muy bien cómo lo hago...bueno, - dijo cambiando de tema - ¿Traes algo de comida?

Asentí y le tendí una de las chocolatinas. Pero Sadie no cogió la golosina. Se quedó callada, mirando fijamente la chocolatina.

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Me entró hambre escribiendo este capítulo xd.

Igualmente, muchas gracias por leer la historia :'-) 🖤




S H E [Fadie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora