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"¿Qué hacías en el sótano?"

Narra Millie:

Cuando llegué a la mansión, el sol se había ocultado, y faltaba poco para la hora de la cena. Aparqué mi bicicleta y entré en casa.

Intenté evitar a toda costa el encontrarme con mis padres, pues mi cuerpo entero apestaba a fragancia varonil y en mi cuello resaltaba un reciente chupetón, una especie de cardenal amoratado, provocado por la presión de los besos de mi querido Jacob.

Me subí todo lo que pude el cuello del jersey, intentando cubrirmelo por completo, y al pasar por el salón donde mi padre y mi madrastra estaban sentados en el mullido sofá, aceleré el paso, deseando con todas mis fuerzas pasar desapercibida. Pero cuando llevaba media habitación recorrida, mi padre me saludó inoportunamente:

- ¡Hola cielo!- me frené en seco de muy mal humor - ¿Qué tal en la biblioteca?¿Has estudiado mucho?

- Hola. - dije cortante - Si. Ha sido...aburrido, muy aburrido.

Entonces, observé que Karen, quién se sentaba a su lado arrugaba la nariz y fruncía el ceño, como si fuera uno de los perros que trabajaban en la comisaría de mi padre olfateando sustancias tóxicas, y entonces, intervino:

- Huele muy raro.- observó y mi padre también olisqueó el ambiente.- como una mezcla entre colonia y sudor.

Acto seguido mi padre me miró alzando las cejas:

- Millie, ¿Hay algo que quieras contarnos?- este arrugó la frente, con aires de preocupación.

"¿Y ahora qué hago?- pensé malhumorada y aterrada a un mismo tiempo. - Por culpa de esa imbécil me voy a llevar un buen castigo".

Entonces, dije la primera mentira que se me ocurrió.

- Es que, ayer me acabé mi último frasco de perfume y, como mi aroma no era ligeramente menos agradable que el resto de los días, pensé en utilizar la colonia de Finn. - para concluir sonreí con la más falsa de mis risas y me di la vuelta, dispuesta a ir cuarto.

- No sabía que Finn usara colonia, - añadió Karen y me frené en seco, con mayor temperamento que antes - siempre la ha aborrecido, debido a que su padre la usaba como recurso para eliminar el feo hedor del alcohol.

- Vaya. - dije fingiendo tristeza, aunque me no importaba lo más mínimo - Pues ahora la usa.- respondí impertinentemente y me fui de allí aprisa.

Cuando subía el amplio tramo de escaleras, escuché de repente los pasos de alguien que subía detrás de mí.

- ¿Finn?- pregunté volviéndome.

Este hizo como si yo no existiera y continuó subiendo, entonces me di cuenta de dónde venía.

Inconscientemente, le agarré de la muñeca, lo que hizo que parara de correr:

- ¡Eh!- éste se giró bruscamente - ¿Qué demonios haces? ¡Suéltame!

- ¿Qué hacías en el sótano?- le agarré más fuerte la muñeca, debido a que este la forzaba para escapar - ¿Masturbarte con las modelos de mis revistas o algo por el estilo?- pregunté divertida, y a este no le hizo ni pizca de gracia.

- No te importa lo que estuviera haciendo; y si no me sueltas, avisaré a mamá y a David de que tienes un feo "moratón" en el cuello, que seguro, ha sido producido por "Jacob". - puso voz ñoña al pronunciar su nombre, como imitando torpemente mi voz, y le solté la muñeca en el acto.

Después, Finn continuó con su carrera por las escaleras.

- ¡Gracias por la colonia!- añadí divertida y volteó extrañado, pero negó con la cabeza y prosiguió su recorrido.

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Espero que les haya gustado <3









S H E [Fadie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora