"Sadie y Finn"
Cuando Sadie me contó su plan para estar juntos y no tener que marcharme perpetuamente a aquella cárcel de locos, ella se esfumó y me dejó solo.
Salté de la cama y me senté en mi escritorio. Preparé un lapicero y una hoja de papel y escribí una carta: "Querida Millie..."
Al terminarla, la metí en un sobre guardado en uno de mi cómoda y fui a dejarla en su habitación.
Como todavía era de madrugada, toda la familia estaba durmiendo plácidamente, así que deposité la nota muy silenciosa y cuidadosamente en el escritorio de Millie.
Lo siguiente que hice fue correr a mi habitación, a vestirme. Me puse una camiseta y unos pantalones blancos. Me miré al espejo por última vez antes de realizar la mayor locura de mi miserable vida.
Después de contemplar por última vez mi aspecto en los pocos cristales que quedaban en aquel espejo roto, abrí mi ventana, me escapé ya que mi ventana estaba en el piso superior y daba al tejado.
Me agarré de una gruesa tubería del desagüe que caía desde el tejado hasta el suelo.
Bajé cuidadosamente, hasta que pude sentir la hierba bajo mis pies. Me solté de la tubería y salí ee aquella maldita mansión que me había condenado.
Eché a correr sin mirar atrás, hacia el lago en el que di mi primer beso; con un ángel disfrazado de espejismo real. Me adentré en el bosque, buscando el lago.
Cuando hube llegado, el cielo se cubrió de espesas nubes que amenazaban tormenta, y entonces, la vi.
Allí de pie, mi ángel se encontraba. Con expresión severa, pelirroja cabellera al viento y vestida, por primera vez con un vestido de seda negra.
Advertí un nuevo detalle en ella: dos majestuosas alas de cisne negras adornaban su espalda.
Y una vez más, quedé cautivado ante semejante belleza.Narra Millie:
Al despertar, fui a vestirme para bajar a desayunar como todas las mañanas, salvo por el hecho de que aquella mañana, tenía que despedirme de mi hermanastro...para siempre. Pensé en lo que iba a decirle a tal tarado como el: Hermanito, siempre te he odiado, pero no sé que me pasa, que de verdad espero que te cures y vuelvas pronto a casa.
Una amarga lágrima amenazaba con caer por mi rostro, así que cerré los ojos, reteniendola para evitar que eso ocurriera.
Recorrí mi habitación con la mirada, y me percaté de que un sobre con mi nombre escrito reposaba sobre mi escritorio.
Rápidamente lo cogí y me senté en mi cama a leerlo.
Decía lo siguiente:
Querida Millie:
Después de todo, de ser una zorra conmigo, de mal tratarme, no fuiste tan mala hermanastra.
Y que sepas que toda esta mierda empezó porque tú me encerraste en aquel sótano mugriento.
Allí conocí a mi secreto más oscuro. Así que en cierto modo, todo ha sido culpa tuya, gracias hermanita.
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S H E [Fadie]
Fanfiction•°• -aquella pelirroja era demasiado perfecta para ser real. Era dulce y caliente, era hermosa e inteligente, era como un sueño hecho realidad. Era demasiado perfecta...para ser mía- •°•