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"Prólogo"

Narra Finn:

Aún recuerdo con exactitud aquella noche, la noche más oscura de mi vida. Mi padre llegó ebrio a casa a las 4:00 de la madrugada, tropezando y golpeándose con todos los muebles y objetos que se encontraba.
Nos despertó a mi madre y a mí. Mi madre entró en mi habitación y me susurró al oído:

- Es tu padre, el condenado ya ha llegado a casa,...tu quédate aquí, cariño, - me besó en la frente - ya voy yo a echarle de casa.

Cerró fuertemente la puerta de mi cuarto y agucé el oído. Escuché sus pasos bajando las escaleras y oí a mi padre impactar contra la mesa del salón.

- ¿SE PUEDE SABER QUE ESTAS HACIENDO TÚ AQUI?- gritó mi madre furiosa - ¡TE PROHIBÍ LA ENTRADA A ESTA CASA!

- Oye,...¡relájate!- dijo con voz entrecortada mi padre - ¡Eres una zorra de mierda!

Me encogí temblando entre las sábanas y cerré los ojos, intentando recordar algún buen momento, para olvidarme de aquella situación. Recordé los momentos que había vivido en mi escuela, pero casi todos eran malos: únicamente recordaba los abusos, humillaciones y palizas que había recibido por parte de mis compañeros.

Intenté buscar recuerdos familiares, pero eran muy escasos. Pude revivir el recuerdo de aquella Navidad con mis abuelos y mi madre, ese fue feliz... hasta que llegó mi padre, borracho como siempre, y lo estropeó todo. Mi búsqueda de distracción fue en vano, así que inevitablemente, volví a escuchar la acalorada discusión de mis padres.

- ¡LÁRGATE DE MI CASA!- chilló mi madre - ¡SI NO TE MARCHAS LLAMARÉ A LA POLICÍA, TE JURO QUE LO HARÉ!

- ¿Ah sí? ¿Y sabes que haré yo?- amenazó mi padre - ¡TRATARTE COMO TE MERECES!

Escuché el sonido de un cristal roto estallando, mi padre salió de casa y se hizo el silencio. Regresó un rato después, volviendo a chocar ruidosamente contra toda clase de objetos. Temeroso, no me moví de la cama hasta que mi viejo reloj de pulsera marcó las 5:00am.

Entonces, salí a hurtadillas de mi habitación bajé sigilosamente los escalones y me dirigí al salón, de puntillas.

Descubrí a mi madre tumbada en el suelo, con una brecha y fragmentos de cristal a su alrededor. Le tomé el pulso y afortunadamente, seguí viva, pero inconsciente. La arrastré hasta el otra habitación, y luego, fui a ver a mi padre. Estaba tumbado en el sofá del salón, inmóvil, con una botella de alcohol en cada mano. A su alrededor había más botellas vacías, se las había bebido todas. Curiosamente, no estaba dormido...del todo, pero tampoco despierto: estaba inmóvil, si, pero sus ojos permanecían abiertos mirando a la nada.

Le tomé el pulso: no tenía.

Aquel mismo día se confirmó su muerte. Un año después, mi madre se enamoró del sheriff que nos había ayudado con el caso de mi padre, y viceversa.

El hombre se llama David Brown y era como el padre que nunca tuve: era bueno, tenía sentido del humor, no bebía ni fumaba y respetaba las normas.

¿El único problema? Su hija: Millie Brown. Era una muchacha bonita físicamente, pero era vanidosa, caprichosa y cruel con los demás, era muy cruel conmigo. Por algún motivo del que desconocía, yo no le daba buena impresión, y esta me odiaba.

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Finn es un chico reservado, tímido y roto.

Este flashback fue un episodio muy traumático en su vida, tanto, que lo dañó para siempre.

Sin embargo, gracias por leerme 🖤

S H E [Fadie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora