2. Capitulo 30

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Su penetrante mirada estaba clavada otra vez en mi. Reflejaba angustia y desagrado. Parecía estar buscando las palabras, pero no estaba ni cerca de encontrarlas.

—Ok, seré lo más franco posible. — hizo una pausa y dijo:—¿Quién demonios es ella?

—¿La reína?— pregunté, él asintió —Se llama Eleonora Lombarti.

—¿Sientes esa presencia?— preguntó con un poco de miedo.

—Si, es... ¿Extraña?... No lo sé.

—No es humana.— aunque para mí fuera una broma o alguna mentira, su expresión no daba a dudar que decía la verdad.

—Pero, ¿qué podría ser?

—No lo sé... Sólo hay que tenerla bien vigilada, puede resultar peligrosa.— del bolsillo de su pantalón saco su teléfono —. Dame tu número de teléfono, necesito estar bien en contacto contigo.

—+52 1 664 849 5938— al apuntarlo me volvió a ver.

—El entrenamiento requerirá que vengas con nosotros al templo. Espero que no haya problemas con tu familia, amigos y mate.

—No creo que haya problema alguno... ¿Qué es lo que haré allá?— tenía mis dudas, nunca escuché nada parecido.

—Explotarte hasta que llegues a tu límite y tu poder se sienta y estremezca al mundo entero. O al menos que se sienta más tu presencia, ahorita estás en un estado lamentable, causado por la falta del mismo entrenamiento.

—¿Por qué muchas personas lograban sentir mi presencia y ustedes no?

—Claro que la sentimos, sólo que estamos acostumbrados a nuestras esencias que al conocer a un nuevo blanco es extraño, además de que pensábamos que estabas recibiendo el entrenamiento y esperábamos algo más.— Asher era muy sincero, su semblante cambió a uno serio, al platicar casi podía ver su sonrisa. —Además hay cosas que tienes que aprender...— hizo una ligera pausa —. Pero eso ya es harina para otro día. Te veo mañana. —da la vuelta y se va.

Vuelvo a ir a la oficina del rey, pero ya no había nadie, no le tomo tanta importancia y decido irme a casa, después de todo tenía otras cosas que hacer.

Cuando llegue a casa entre al baño, llevaba tiempo sin darme una buena ducha. Tarde 10 minutos eliminando cada suciedad que pudiera tener y al salir veo un camino de pétalos de rosa, que llevan a afuera de la habitación, me pongo una pijama y salgo en busca del final de ese camino.

Puede sonar tonto, pero sigo estando pendiente, puede ser una trampa, o sólo soy una histérica. Las rosas llegan a la cocina, y ahí lo puedo ver. Es Jordan con un traje y un ramo de rosas, me voltea a ver y sonríe.

—No creí que bajaras así. —se acerca y me entrega las rosas—. Pero me gusta. —se inclina y me da un beso en la frente.

—¿Así? —dejó las rosas en la mesa, me paro de punta y mis brazos se van a cuello de Jordan y lo acerco a mi.

—Si, así está mucho mejor. —sonríe a centímetros de mi.

Nuestras miradas se funden en una. Sus manos acarician mi espalda y suben hasta mis brazos, haciendo que yo me suelte de él y tome su mano. Acerca mi mano hacia él y le da un beso.

—Eres hermosa. —dijo mirándome a los ojos con una sonrisa—. Pero, ¿así quieres salir?

—¿Qué?

—Te traje algo. —detrás de él había una caja de un tamaño considerable, de un color verde con un moño verde pastel—. Es para que lo uses hoy, espero que te quede... —empieza a balbucear y yo lo miro divertida.

Abro la caja y es un vestido color vino, es realmente lindo, tiene encaje y es pegado y un poco corto. Sonrió aún más al ver la cara de pena, me mira y sonríe, al hacerlo se le forman unos hoyuelos que hacen verlo aún más lindo de lo que ya es.

—Es hermoso. —su sonrisa se torno un poco más segura—. Eres hermoso.

—No más que tú. —en un abrir y cerrar de ojos ya me tenía cargada  entre sus brazos al estilo nupcial—. ¿Quieres cambiarte aquí o te llevo a la habitación?

—Obvio que a la habitación. —subió las escaleras de una forma rápida. Me deja en la cama suavemente y sale del lugar. Me pongo el vestido, me doy una ligera arreglada y salgo. Jordan estaba sentado en el suelo, mirando a la nada pensando en todo. Al verme se levanta y sonríe.

—Te ves aún más hermosa de lo que imagine. —extiende la mano, yo la tomo y empezamos a caminar a la puerta.

—¿A dónde vamos?

—Es una sorpresa.

—Dime...

—Si te lo dijera ya no sería una sorpresa.

—Bah, ¡que aburrido!

—Tal vez —sonrió.

Muchas holas. Pues ya actualice. Muchos perdonen. Es que mañana es mi examen y pues de la materia que peor me va.

¡Deseenme suerte! ¡Y gracias por leer, los amo♥️♥️!

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora