2. Capitulo 24

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—Entonces, ¿cómo lo hiciste?— le preguntó a Nora.

—Ok, te explico. Desde pequeña tengo donde de quitar y dar vida a voluntad,  no sé bien que es lo que tengo, pero se que siempre lo he hecho, mis manos tiene eso, siempre uso guantes por lo mismo, a veces no me controlo y termino dañando a alguien.

—Creo que he escuchado algo similar en un libro, pero no recuerdo bien en cual— nos quedamos calladas durante un buen rato hasta que por fin llega el rey con sus escoltas.

—Rey— lo saludo, él ni me mira y pasa largo, volteo a ver y en cuanto menos pienso ya tiene a Nora abrazada de la cintura, pero Nora se asusta y se escabulle, corre y se esconde detrás de mi.

—Hazte aún lado, Ipso, ella me pertenece— me pongo firme.

—Espere un momento, rey, que la asusta— me volteo y la miro a los ojos, refleja miedo —Nora, estas son cosas de lobos, pero tienes que ir con él, estarás bien.

—No, me niego— me mira.

—Irás conmigo, quieras o no— dice el rey.

—No— me mira —Sara, dile que no— me mira.

—No puedo, tienes que ir— la miro con cara de no saber que hacer. —Rey, tenemos otros asuntos, falta la captura de Jackson, la llevare a palacio, le explicaré todo.

—No, yo le diré.

—¿Cómo? Si le tiene miedo, escuche como palpita su corazón, su sudor en las manos.

—Sara, ¿qué sucede? ¿Quién es él? ¿Y qué quiere?

—Yo te lo diré querida— el rey se intenta acercar, pero Nora lo único que hace es retroceder mientras me jala de los brazos.

—¡No se me acerque!— grita Nora.

—Ya nos vamos, ustedes encarguense de este desastre— señaló a Aurelio, que aun está en el piso y empiezo a caminar hacia el estacionamiento.

—¿Quien era ese sujeto?— preguntó Nora al subir al auto.

—Bueno— enciendo el auto y arranco —Él es tu mate, o sea tu compañero de vida, estás destinada a él y él está destinado a ti, se pertenecen.

—Por favor, como si esas cosas pasaran, dime quien es.

—Tu mate y mi rey. Ok empezare, soy licantropo, o sea hombre lobo, los hombres lobos vivimos en pequeñas monarquias, en cada manada hay un alfa, una luna, betas, deltas, gammas y thetas. También tenemos un alfa "supremo", que es el rey, y a una luna "mayor", que es la reina, y tu eres la mate del rey, eso te hace mi reina. Ahora bien te explico por que eres la reina legítima de mi especie. Hay una vieja leyenda de un anciano que vive en la luna, él se encarga de unir con un hilo rojo las almas que han sido hechas por la diosa luna para estar juntos. La diosa luna al ser nuestra creadora nos da la habilidad de reconocer a nuestra alma gemela, así sabemos que esta es la indicada para pasar el resto de nuestras vidas. Ahora bien la luna hizo el alma del rey junto con la tuya, eso hace que tu y el rey estén unidos, lo que te convierte en la elegida por la luna para tomar el puesto de reina. Y así está todo este show, ¿tienes dudas?

—Mmm... Si, ¿qué eres tú?

—Te refieres en la monarquía, ¿verdad?— ella asiente —Bueno, soy una Ipso, estoy por encima de los alfas, porque soy una hija "directa" de la diosa, es difícil de explicar.

—Entonces... estoy obligada a estar con el rey ese.

—No necesariamente, puedes rechazarlo, pero los dos morirán, bueno, tal vez solo tu mueras.

—Eso es injusto, ¿tu tienes mate?

—Sip.

—¿Lo rechazaste?

—Al primero sí, pero el segundo no.

—¿Cómo?

—Es algo muy complicado, después te lo explico, con más calma, ahora dime que quieres hacer.

—Vamos a tu casa, no quiero estar cerca de ese tipo, me hizo sentir extraña.— estaba por hablar cuando me interrumpe —No me importa si es rey, mi alma gemela, o lo que sea, no quiero estar cerca de él, me da miedo.

—Como quieras, después veo que le digo.— cambio de rumbo para poder llegar a el hostal.

—Sara... Aurelio murió— la miro extraño.

—¿Cómo lo sabes?— pregunto.

—Mi mano derecha se torno de un color oscuro y la izquierda de un color más claro que antes. Eso significa que le quite la vida a alguien.

—Ok, no pasa nada, solo... calmemonos, todo pasará— digo nerviosa mientras estacionó el auto.

—¿Te estás quedando aquí?— me pregunta.

—Desde ayer, tuve problemas con mi mate, así que vine aquí a quedarme, ¿por qué?

—Mi departamento queda a algunas calles de aquí.

—¿Quieres que vayamos a tu departamento?

—Si, por favor.

—A la orden— enciendo el auto y me dirijo a la salida.

—Es a dos calles a la izquierda.— obedezco y en cuestión de minutos ya estamos frente a un edificio con aspecto un poco rústico, y en otros pocos minutos ya estamos dentro de su departamento.

—Debes de sentirte cansada— me mira.

—Lo estoy, matar a alguien no es placentero.

—Puedo dormir un poco en el sofá— ella asiente, me acomodo y dejo que el sueño venga a mi.

(...) En los sueños de Sara.

Hay alguien que me persigue, no sé quien es, pero sé que es alguien se una aura realmente imponente. Corro con todas mis fuerzas por un tetrico bosque, para después caer por un hoyo considerablemente grande, hasta caer en una sala extraña llena de gente vestida al estilo victoriano.

—Pequeña Sara, hasta que llegas— un hombre se acerca a mi —No te alejes de mi— me toma de la mano. Volteo a verla y tiene unos guantes extraños y son más pequeñas de lo habitual, bajo mi vista hasta mi ropa y veo que es totalmente diferente a lo que tenia antes, tengo puesto un vestido parecido al de los demás. —¿Qué pasa? ¿A caso no te alegra que te hayamos encontrado? Te extrañamos demasiado, ahora que te encontré no te volverás a esconder— él saca una daga y trata de encajar la en mi pecho, yo retrocedo, pero caigo nuevamente en otro hoyo.

(...) Terminó del sueño.

Me levanto asustada, agitada y sudada, veo hacia la ventana y noto que está atardeciendo. Escucho mi teléfono vibrar, es una llamada del rey.

—¿Bueno?— pregunto al contestar.

—Ipso, ¿Dónde está? ¿Por qué no ha llegado a palacio?

—Tuvimos un contratiempo, iremos en seguida.

—Tenga cuidado, laas cosas no salieron totalmente como esperábamos, capturamos a Jackson y recuperamos las reliquias, pero se nos escaparon dos personas, no se fie, venga de inmediato.

—Claro— cuelgo y me estiró. Me levanto del sillón y voy al cuarto donde veo a Nora dormida. «Mínimo no se escapo». —Nora, despierta, tenemos que irnos— le hablo suave, ella se levanta y me ve.

—¿A dónde?— pregunta mientras se talla el ojo y bosteza.

—Solo sigueme— se levanta y salimos del departamento.

—¡Eres una perra!— escucho una voz familiar y siento un fuerte golpe.

Pueh hasta aquí el capítulo de hoy, pero le haya gustado. Pueh eso, adiós.

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora