El Olimpo era un lugar de impacto. Sus grandes columnas de mármol blanco resaltaban en lo alto de un gran monte rodeado de árboles y plantas de diversos tamaños y colores. Los templos más importantes se alzaban imponentes, entre ellos, la gran morada de Zeus, el Dios del trueno.
Zeus era el señor del Olimpo, era quién mantenía el orden entre los Dioses, semidioses y criaturas que vivían en la Tierra, él era la cabeza de todo. Mantenía el lugar armonioso o al menos lo más que podía, pues, siendo rodeado de Diosas y Dioses vanidosos, presuntuosos y con aires de superioridad siempre había problemas que solucionar.
No lo negaba, había sido difícil ser quién mantenía la paz, pero tenía muchos aliados que le ofrecían su ayuda.
En el gran templo de Zeus, habitaba toda su familia, Hera, quién era su esposa y dos de sus hijos; Hércules y Joaquín.Hércules es el mayor de la descendencia de Zeus y Hera. Un chico que al momento de nacer fue enviado a la Tierra como mortal, un niño que fue despojado de sus padres pero que fue criado como mundano, un apuesto hombre quien luchó por mucho tiempo para convertirse en héroe. Hércules se convirtió en una leyenda debido a su gran fuerza y valentía, derrotó criaturas inimaginables y mantuvo Atenas a salvo, cosa que no se veía desde hace muchos años. Todo cambió cuando conoció a una joven, ella le movió su mundo, ella era su mundo.
Pero cuando eres hijo de Zeus, nadie es suficiente... Megara desapareció y Hércules volvió al Olimpo.En cuanto al hijo menor de Zeus, el amor no había llegado a su vida. Joaquín era un chico alegre, inteligente, bondadoso, y si, un poco vanidoso.
Desprendía una chispa que hacía que todos cayeran ante él, era guapo y por años habían intentado conseguir a alguien para él.
Diosas, Dioses, semidioses, semidiosas, ninfas, veelas, todos hacían el intento de conquistar al joven Joaquín. Le cantaban las más bellas canciones, le bailaban las melodías más armoniosas, le daban la comida más anhelada, lo llenaban de regalos inimaginables, le hacían los más bellos retratos, pero nada convencía a tan bella creación. Era sabido por todos que él era el chico más inalcanzable que había en el Olimpo y probablemente en la Tierra entera.
No era que él no se esforzara, porque si lo hacía. Había salido con un par de personas a lo largo de su vida, pero jamás había encontrado a alguien con quien sintiera esa conexión. Nadie nunca le había gustado lo suficiente, nadie llenaba sus expectativas, nadie era lo que el quería, aún.- Joaquín, ¿estás aquí? - preguntó el fortachón entrado al cuarto de música donde se encontraba el joven.
- ¡Hércules! Es sorprendente verte en este recinto - exclamó Joaquín emocionado.
La verdad era que la pasión de Hércules era librar batallas y entrenar a los nuevos semidioses, así que no pasaba tanto tiempo en casa, para él, su verdadero hogar era el campo de batalla.
- Todo se solucionó antes de lo que pensé. Un par de cíclopes intentaron ahogar a unos marineros, pero ya me encargué - dijo orgulloso. Al ver la cara de reproche de su hermano agregó - Tranquilo hermano, no maté a nadie.
- Bien, eso espero - dijo ahora más animado. - ¿Ya te vió papá?
- Si. - la sonrisa se le borró de repente y agachó la mirada.
Así era él. Podía aparentar, podía ser fuerte en combate y podía tener una mente brillante, pero en casa no. Zeus era muy duro con ellos.
- ¿Pasó algo? - preguntó Joaquín acercándose lentamente a su hermano.
- Lo de siempre, ya sabes, papá es muy intenso a veces.
- Lo sé - fue lo único que dijo Joaquín antes de depositar un abrazo a su hermano.
- Por cierto, más tarde iré al campamento ¿vienes? Harán una pequeña celebración en mi honor - dijo altanero.
- No me lo perdería por nada Herc. Sabes que me encanta conocer a las nuevas personas y me contaron que hay nuevos semidioses - levantó las cejas coqueto
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A prince for the Olympus • Emiliaco
FantasiaEn el monte del Olimpo vivían los principales dioses del panteón griego, que estaba presidido por Zeus. Un lugar lleno de magia, misterio e intrigantes leyendas. Joaquín era el hijo menor de Hera y Zeus, un chico dotado de fuerza, inteligencia y val...