Narra Joaquín
Volar por el cielo nunca fue tan excitante como en este momento, con la presión por la guerra, la preocupación por la vida de todos y al mismo tiempo por el deseo de querer enfrentar al hombre más egoísta del mundo entero; mi padre.
Sentía como volaban rastros de piedra por mi rostro, provenientes de aquel suelo que alguna vez fue el sendero del Olimpo. El cielo se veía de un color azul oscuro, pero no tan fuerte, las nubes se habían ocultado y en su lugar se notaban pequeñas descargas eléctricas.
- JOAQUÍN - Hércules gritaba a mi espalda
- ¿QUÉ?
- ¡ES HORA! - me indicó. Asentí con la cabeza y le ordene a Astro que bajara en picada hasta el templo de mi padre. Ya no había marcha atrás.
Bajamos en la puerta de la gran estructura que antes llamábamos hogar, dentro se veía a mi padre tratando de recuperarse mientras peleaba con un sabueso infernal.
- Es increíble como ha disminuido tu fuerza - solté irónico.
La cara de mi padre se llenó de rabia, nunca lo había visto tan descuidado, con su cabello pegado a su cara por el sudor, sus prendas estaban asquerosamente sucias y se notaba a leguas que no había tenido ningún momento de tranquilidad desde que empezó la guerra.
- Me alegra saber que mi hijo disfruta el verme en estas condiciones - dijo secamente
- Probablemente si te hubieras comportado mas como un padre no disfrutaríamos de tu dolor - sonrió Hércules - Pero realmente no vinimos a pelear ¿verdad?
- Jason, quieto - le hable al sabueso infernal que estaba peleando con mi padre con anterioridad - tenemos asuntos que arreglar.
El sabueso infernal me obedeció, Hércules le pidió que se fuera de la casa de Zeus porque ese era un asunto que teníamos que resolver solo nosotros. Nos pusimos en posición de combate, listos para cualquier cosa que viniera
- No tienen ni idea de lo que están enfrentando - dijo Zeus con una sonrisa fingida ¿Cómo podía sonreír cuando parecía al borde del desmayo?
- Igual podríamos esperar a que comas algo, para que quites esa cara de muerto que tienes - me burlé
Lanzó un rayo, luego dos, luego fueron tres, los cuales mi hermano y yo esquivamos de forma rápida. Se podría decir que teníamos mas o menos calculados todos sus movimientos. No esperé mas y me lance corriendo hasta donde el se encontraba, intento lanzarme unos cuantos rayos pero yo era mas rápido y tenía como ventaja a Hércules que se dió cuenta de mis intenciones y trató de distraerlo.
Llegué y le solté un golpe en el pómulo, el intentó quitarse pero no lo logró; me tiró al piso después de eso, rodamos por un buen rato pero seguíamos con los golpes. Mi padre era fuerte, no podía negarlo, sentí como mi estómago dolía pues Zeus me había propinando una buena patada.
Hércules lanzó lo que ahora llamamos "el grito del león" con el cual sale un león eléctrico dispuesto a luchar. El león corrió y se impactó con fuerza en el cuerpo de mi padre; volaron chispas por toda la habitación. Es obvio que Zeus no dejaría que esto pasara como si nada, pues se levantó con fuerza del suelo, lanzando una corriente eléctrica que derrumbó el techo.
Tuve que correr para que no me cayera encima pero al final solo salí con unos rasguños, y la pelea continúo. Del cielo caía pesada lluvia empapando nuestros cuerpos, la armadura se volvió más pesada, el piso más resbaloso y el cabello se nos pegaba a la frente pero tenía un objetivo claro y no me iba a dejar vencer de manera tan sencilla.
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A prince for the Olympus • Emiliaco
FantasíaEn el monte del Olimpo vivían los principales dioses del panteón griego, que estaba presidido por Zeus. Un lugar lleno de magia, misterio e intrigantes leyendas. Joaquín era el hijo menor de Hera y Zeus, un chico dotado de fuerza, inteligencia y val...