Capítulo 7 • Te buscaba

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Joaquín había dormido en el campamento. Era temprano por la mañana y el Dios hijo de Zeus tenía una idea en mente para ese día. Más que una idea era una misión que esperaba cumplir; encontrar al chico rizado.

Salió del lugar sigilosamente, no sin antes bañarse y colocarse ropa que sabía que le favorecería, también comió un poco antes de marcharse.

Las calles en la ciudad estaban poco transitadas debido al clima tan frío que se vivía. Joaquín no lo notaba tanto, solo se limitaba a caminar y voltear en todas las direcciones posibles en busca del chico que le había llamado la atención. "¿Qué diablos te sucede Joaquín? ¿Qué lo hace tan especial?" Se preguntaba a medida que se acercaba a la iglesia a donde habían entrado antes pero no podía dar una respuesta convincente a esa voz que tanto le insistía.

Por fin llegó al lugar religioso. Ese día habían muchas personas en la iglesia, al parecer era domingo, día en que los hombres y mujeres acudían con sus familiares a escuchar la palabra de un ser omnipotente que promete librarlos de todos los pecados. Joaquín sabía muy bien sobre las religiones dado que su padre le había pedido que aprendiese todo a cerca de las doctrinas del mundo. Estaba tan sumido en su propio mundo que no se dió cuenta de que la misa había terminado y todas las personas salían apresuradas de la iglesia y pasaban por su lado.

Tal y como lo supuso, todos se le quedaban viendo como si fuera el ser más hermoso del universo y él estaba disfrutando de ser el centro de atención de esa multitud. Rápidamente una chica pelirroja con pecas por toda la cara se acercó a Joaquín y le sonrió.

- Hola, mi nombre es Michelle ¿estás esperando a alguien? - preguntó la chica mientras acomodaba su cabello detrás de la oreja en señal de coqueteo. Joaquín sonrió ante tal acto.

- A decir verdad, si estoy esperando a alguien - vió como la chica bajo la mirada avergonzada y volteaba hacia atrás.

Joaquín no pasó desapercibida esa acción y rápidamente volteó en la dirección en la que lo había hecho la chica, detrás había un grupo con tres chicas y un chico sonriendo y hablando entre ellos. De vez en cuando volteaba y soltaban risas, por obvias razones se trataba del grupo de amigos de la pelirroja.

- ¡Vamos Mich, si no lo quieres puedo ir yo! - hablo eufórica una chica morena de cabello largo.

A decir verdad Joaquín estaba muy divertido con la actitud de las chicas y como tenían una pequeña pelea entre ellas.

- Si me presentan al chico yo no me enojo - soltó Joaquín de repente. Todo el grupo volteó a ver a su amigo y aplaudían.

- Bueno, parece que es mi día de suerte - decía el joven desconocido mientras peinaba su cabello y veía con una sonrisa de autosuficiencia a las chicas.

Joaquín soltó una pequeña carcajada y les dijo que no podía quedarse. Después los dejo a todos al pie de la iglesia y se marchó moviéndose exageradamente. Claro que no le había llamado la más mínima atención ese chico pero quería jugar un poco antes de seguir con su tarea, la cual ahora parecía imposible.

Se mantuvo caminando cerca del lugar donde había visto al chico por primera vez pero nada ocurría. Le estaba resultando fastidioso. No podía quedarse a ver los detalles de los edificios o de las calles porque su atención se iba siempre a las personas, todo con la firme esperanza de ver una mata de rizos conocida. Se sentó en una banca y decidió que lo mejor era volver al Olimpo. Tapo su rostro con las manos en señal de frustración y se maldecía por seguir ahí.

Alguien tomó asiento a su lado y posteriormente se escuchó como abría una mochila. Por lo bajo se escuchaba una canción reproduciendose y una voz que cantaba melodiosamente la letra de la misma. Joaquín levanto su rostro dispuesto a ver al dueño de la voz tan hermosa que se escuchaba y cuando sus ojos por fin pudieron enfocar al poseedor de la voz, se quedó perplejo.

A prince for the Olympus • Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora