Parte 8: Presagios

63 5 0
                                    


KELLAN



—¡Joder, Kellan! ¡No es entretenido si te dejas ganar! — Refunfuñó Daemon lanzándome el mando de la consola al pecho. — ¿Con quién mierda hablas? No me estás poniendo atención. Comienzo a sentir celos, negro del demonio.

No pude evitar explotar en una carcajada al escucharlo, lanzándole una papa frita al rostro para que dejara de fruncir el ceño. Daemon era adorable, excepto cuando se enojaba en serio; ahí aterraba.

Estábamos desde las ocho de la tarde haciendo competencias en la consola, Daemon no se resignaba a perder contra mí y me pedía revancha tras revancha, y para esa altura de la noche mis ojos comenzaban a arder por el cansancio y el juego ya no me parecía tan entretenido como en un comienzo. Supongo que ése fue el motivo por el cual los mensajes de Geremy comenzaron a parecerme mucho más entretenidos que la competencia, al menos quería convencerme de ello.

—Es Geremy, su cita con su novia ha fracasado. ¿Sabías que anda con alguien hace ya un año? No parece del tipo que tiene suerte con las relaciones, ya sabes... Se ve todo torpe y despistado.

—Eres un prejuicioso de mierda, ¿Desde cuándo hablas tanto con Geremy?

—Desde que me lo presentaste y nos topamos en todos lados. Ahora que sabemos de la existencia del otro parece ser que nos encontramos en todas partes, ¿No te parece gracioso? — Daemon me miró alzando una ceja, logrando que mi sonrisa se fuera desvaneciendo de a poco. — ¿Por qué me miras así?

—Jamás te has llevado bien con alguien tan pronto.

—¿Estás asustado de que Geremy te quite tu puesto de mejor amigo? Aw, eso no pasará. Sabes demasiadas cosas de mí como para reemplazarte. — Le dije en broma, a lo que me empujó por el hombro y, para evitar más ataques, me extendí en la alfombra hasta dejar mi cabeza apoyada en sus muslos. — Es un buen chico, al principio estaba a la defensiva como todos... Pero me equivoqué con él.

—Geremy es muy amable con todos, no me sorprende que haya intentado hacerte ver que no es como la banda de imbéciles que te molestan en la escuela. — Suspiré profundamente, mirando a mi mejor amigo a esos ojos de búho que ocupaban gran parte de su cara. Me dejó estar en silencio por unos minutos, y sorprendentemente su mano comenzó a acariciar mi cabello de forma despistada. Esos momentos eran agradables. Casi nunca podíamos ser los mejores amigos que éramos cuando estábamos en público, pues mi reputación podría afectarle a Daemon y lo que menos quería en la vida era involucrarlo en mis temas.

—¿Crees que algún día se detengan...? — Pregunté cerrando los ojos, sosteniendo el teléfono en mis manos por si Geremy escribía una respuesta, pero ya había pasado demasiado tiempo sin una y supuse que estaría dormido.

Daemon suspiró y emitió un sonido similar a un "Mhhh" antes de darme una respuesta.

—Lo dudo mucho, son inmaduros. No pueden ser capaces de comprender el daño que te hacen con todas esas burlas... Lo que a mí en verdad me preocupa es que intenten golpearte otra vez. Han sido demasiadas veces en el último tiempo.

—Puedo soportarlo...

—Puedes, pero no deberías. —Me reprendió, y asentí finalmente abriendo poco a poco mis ojos para enfrentarlo.

—No queda de otra, supongo. Solo me queda un año y medio, puedo soportarlo hasta entonces.

—Stephan y Peter te dieron la posibilidad de cambiarte de escuela...

—Aceptar eso solo sería confirmarles a mis padres que la situación va empeorando, y sabes que jamás me ha gustado darles problemas. Como dije, estoy bien. Queda poco tiempo.

No lo nieguesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora