Parte 14: Planes

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GEREMY




Dejando de lado el hecho de que Kellan tendría una cita ese fin de semana, lo más importante para mí debía ser concretar una junta con Jamie.

No habíamos tenido la oportunidad de hablar después de la pequeña discusión que tuvimos en la escuela, y estaba seguro de que, si yo no me acercaba a ella para arreglar las cosas, ella no lo haría.

El viernes después de la escuela la alcancé en su casa queriendo tener la oportunidad de hablar con ella personalmente, no me parecía correcto ni apropiado mantener una conversación por teléfono, sobre todo porque me gustaba ver sus acciones al hablarme, la conocía y de alguna manera sabía cuándo estaba siendo sincera y cuándo no.

—Geremy... — Hice una mueca al ver su cara sorprendida, sobre todo por la manera en la que dijo mi nombre. No se lo esperaba, pero no parecía entusiasmada con mi presencia. — ¿Qué haces aquí?

—Quería que habláramos. — Dije simplemente, ella pareció reacia al principio, sin embargo, después de pedirle por favor que me diera unos minutos, decidió que camináramos hasta el parque a unas cuadras de su casa.

Ahí nos sentamos en una de las bancas disfrutando del aroma a flores que comenzaba a ambientarse por las calles, la primavera llegaba y los cerezos pronto comenzarían a florecer.

—Es por lo del otro día en la escuela, no me gustaría que siguiéramos enfadados por un tema tan simple como aquel.

—Te recuerdo que no fui yo quien decidió hacer una escena ese día. — Me dijo con voz tosca y una ceja alzada; a la defensiva.

—Lo sé, y lo siento. Solo que estaba de mal humor ese día y ver que no traías puesta la pulsera que te obsequié terminó de molestarme. — Fingí que no noté cómo su mano cubría la muñeca en donde se supone debía estar la joya.

Reí de mala gana, preguntándome qué era exactamente lo que me unía a Jamie cuando ella jamás se había mostrado muy interesada en mí.

—No es tu culpa, entiendo que la situación de nuestro aniversario te haya dejado molesto. — Abrí mis ojos en sorpresa, no me esperaba para nada que tocara aquel tema de un momento a otro. — No me mires así, sé que es un paso importante que quieres dar en nuestra relación, solo que... Ya sabes, amor.

—Sí, nunca has estado con nadie más y es importante para ti; lo entiendo. Ya te dije que yo puedo seguir esperando, no será un tema del que siga hablando, así que no tienes que preocuparte por eso. — La tranquilicé acariciando su mejilla, y ella me sonrió dulcemente inclinándose para dejar un beso en mis labios de manera casta. — ¿Quieres ir a dar una vuelta por ahí? Es viernes, deberíamos aprovechar.

—Uh... Yo... Lo siento, amor. No puedo. Este fin de semana viajaré con mis padres. — Me dijo esquivando mi mirada.

Estaba mintiendo. No era difícil saberlo.

—¿Dónde irán? — Pregunté fingiendo un tono de voz amable.

—A ver a mis primos. — Dijo rápidamente, por lo que solo asentí un par de veces sin tener nada más que decir.

—Entonces, estamos hablando. — Mencioné poniéndome de pie, ella hizo lo mismo y se colgó de mi brazo mientras sonreía. — No me estás ocultando nada, ¿Verdad?

Su postura flaqueó por un segundo, y aunque fue de manera fugaz, fue el tiempo suficiente para notarlo. Era tan mala fingiendo.

—¿Uh? Claro que no, bobo. — Tomó mis mejillas con sus pequeñas manos y se empinó en la punta de sus pies para alcanzar mis labios en un beso. — Ya debo irme o mamá desesperará. Te mensajearé el fin de semana, ¿Sí? ¡Nos vemos!

No lo nieguesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora