Parte 11: Sucesos

45 4 0
                                    


GEREMY




—La casa de mi amigo Edward no queda demasiado lejos, pero queda de camino a sus casas así que pasaremos antes por ahí y luego los iré a dejar, ¿Está bien?

—Claro, Stephan. No te preocupes. — Le dijo Kristopher haciendo acopio a la petición del mayor de tratarlo sin formalidades, alegando que lo hacían sentir como un anciano y que, en casa, el puesto de anciano le correspondía al señor Revens.

Kristopher y yo íbamos en los asientos traseros del vehículo, mientras que Daemon estaba en el puesto de copiloto con una bolsa de gel congelado sobre su nariz. Su rostro se notaba preocupado a pesar de toda la hinchazón, y pensé que yo estaría igual si tuviese que llegar a casa con la cara así de magullada, seguramente mi madre me prohibiría salir dentro de un mes completo.

—¿Cómo conocieron a Kellan? — Preguntó el mayor de todos tratando de formar alguna conversación. De música de fondo había algo de pop a un volumen bajo, solo dando ambiente al vehículo.

—Mh, bueno, yo era amigo de Daemon desde antes por el taller de música, después simplemente nos comenzamos a juntar con Kellan. — Respondí, no había mayores razones por las cuales el moreno y yo habíamos comenzado a hablar. Era gracias a Daemon y esos encuentros fortuitos que se habían dado en la calle de vez en cuando.

—¿Y tú, Kris?

—En realidad yo acabo de hablar con Kellan hoy por primera vez, antes nos conocíamos simplemente por nuestros cargos en los talleres deportivos, así que las veces que habíamos cruzado palabra fueron por ese tema en particular.

—Oh, ¿También estás en atletismo? No me parece haberte visto en las competencias...

—No, no. Yo soy el capitán del equipo de básquetbol. — Y ahí estaba su voz presumida, y es que para nadie era un secreto que Kris adoraba el cargo que tenía dentro de su club, siempre hablaba bastante orgulloso de su equipo.

—Entiendo. Me alegra que mi hijo vaya teniendo más amigos. — Dijo con una sonrisa que parecía satisfecha.

De algún modo no podía despegar mis ojos del padre de Kellan. Admito que tenía aquel prejuicio de encontrar a un hombre exageradamente femenino, pero por el contrario me había sorprendido con dos hombres de buen físico, musculosos, bien parecidos y bastante masculinos. No estaban ni de cerca con cumplir el estereotipo que la sociedad les daba a los homosexuales.

Me encontré a mí mismo deseando que la escuela tuviera la oportunidad de conocer a aquellos dos hombres, de esa forma se darían cuenta de que la forma en la que ellos pensaban que actuaban estaba completamente descuadrada. Los padres de Kellan ni siquiera se habían mostrado afectuosos entre ellos ante nosotros, eso me daba a pensar que eran respetuosos con su propia relación y que no deseaban incomodar a nadie con su forma de vivir. Kellan los miraba con una adoración plena, lo que dejaba en claro que habían sido unos padres estupendos como cualquier familia considerada "normal".

Llegamos a la casa del tal Edward unos pocos minutos después. Stephan prácticamente nos obligó a bajar asegurando que Kristopher y yo no seríamos ninguna molestia, y nosotros, guiados por la curiosidad, nos bajamos sin protestar demasiado, siguiéndolos desde atrás hasta la entrada de aquella gran casa.

—¡Steph! — Un hombre poco más alto que Daemon, con el cabello rubio y una sonrisa enternecedora nos recibió a todos en la entrada de la casa, abalanzándose sobre el padre de Kellan con un abrazo apretado.

No lo nieguesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora