Parte 34: Aceptar

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KELLAN




¿Qué tienes que hacer mañana? Con Adam estábamos pensando en ir al centro comercial. Es viernes... Nos hará bien distraernos por un rato.

—Tengo entrenamiento.

¿No has estado entrenando demasiado? No hay competencias cerca...

Suspiré. Daemon y Adam habían estado haciendo lo mismo desde que Geremy fue a la escuela a buscarme. Trataban por todos los medios de que saliera de la burbuja en la que me había metido yo mismo, una en donde solo me dedicaba al atletismo y a los estudios. De esa forma no tenía modo de pensar en algo más, me mantenía ocupado todo el día y si es que llegaba a tener un momento reflexivo por la noche, solo duraba unos minutos pues el cansancio podía conmigo, durmiéndome antes de comenzar a pensar demasiado.

—No solo es entrenamiento, me gustaría también adelantar un poco los trabajos de la próxima semana... No quiero dejar todo para el fin. — Lo oí suspirar, finalmente se había dado por vencido como las veces anteriores.

Sí sabes que llegará el momento en que de una patada en el culo te saque de tu casa o de la escuela, ¿Verdad? Que solo te estoy dando tiempo, como el amigo racional y tranquilo que se supone debo ser. — No pude evitar reír por lo bajo. — No es gracioso, bastardo. No puedes pasarte la vida entera escondido y evitando todo.

—No es eso lo que planeo, solo necesito tiempo. —Aseguré una vez más. — Nos vemos mañana, Dae.

Miré los cuadernos que tenía sobre el escritorio, golpeando el extremo del lápiz contra ellos. Ahora no entendía nada, había logrado desconcentrarme.

Solté un suspiro cuando inevitablemente comencé a pensar en todo. Había sido una semana desde que Geremy fue a la escuela y desde entonces no había sabido más de él. El contacto más directo había sido con Kris, quien iba a la escuela de vez en cuando pues le habían pedido ser ayudante del entrenador de básquetbol. Sin embargo, cuando nos cruzábamos por el pasillo, nos limitábamos a hablar escasamente, preguntando por nuestros días y cómo iba su vida universitaria. Geremy no salía en el tema y se lo agradecía, él seguramente sabía lo complicado de todo el asunto y no abogaba por su mejor amigo de forma inútil.

Dándome por vencido con los deberes y sin ganas de acostarme aún, decidí bajar al living donde podía escuchar a mis padres conversando y riendo de vez en cuando, sentados frente al televisor.

—¿Qué hacen? — Pregunté captando la atención de ambos. Papá Stephan se separó del abrazo de papá Peter y palmeó sobre sus piernas.

Caminé hasta ellos tumbándome en el sofá con las piernas sobre Stephan y la cabeza sobre el regazo de Peter, dejándome mimar un rato.

—Nada realmente, no hay nada interesante en la televisión. — Me respondió Stephan, mirándome con una media sonrisa.

Sabía que ellos habían estado preocupados por mí. Incluso se sentían culpables por haberme aconsejado hablar con Geremy y solucionar las cosas, pero ya me había encargado de asegurarles que estaba bien y que, a pesar de todo, era una respuesta que necesitaba para poder continuar normalmente con mi vida.

Como papá Peter había dicho, Geremy no sería el último novio que tendría en mi vida y más adelante quizás ya ni recordara todo lo que estaba pasando ahora. Aun cuando dolía como la mierda a pesar de los días.

—¿Tienes planes mañana? Es viernes, deberías salir a divertirte. — Me sentía un poco culpable de tener que dejar que me vieran en mi patética fase de inmersión, encerrado siempre en el cuarto y sin otro tema de conversación que no fuese la escuela. Papá Peter casi parecía al borde de actuar como Daemon y sacarme de una patada de la casa para que tomara aire fresco.

No lo nieguesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora