Parte 35: Y si así fuera, ¿Qué?

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GEREMY






Creo que había sido unos de los días más deprimentes de mi vida. Me esforzaba por no encerrarme en una burbuja y, por el contrario, había salido seguido con Kristopher a hacer cualquier cosa, de hecho, había noches en que me iba al bar a pasar un rato con él, aunque dejé esa manía cuando me costaba demasiado despertar a la mañana siguiente.

Dejé de llamar a Kellan el cuarto día después de buscarlo en la escuela. Pensé que todo estaba demasiado reciente y que por ese motivo no había querido hablar conmigo, pero luego de comenzar a llamarlo, enviarle mensajes y no recibir respuesta a ninguna de las dos opciones, decidí que, definitivamente, todo estaba perdido y era mejor dejar de molestarlo si no quería que me odiara en serio. Aunque ese bichito malvado en mi hombro me decía que era tarde y que, a pesar de haber obtenido su perdón, Kellan ya me odiaba.

Suspiré. No entendía una mierda sobre literatura antigua... Al menos no ese día. El profesor parecía hablar en un idioma extraño y complicado y mi cerebro no estaba cooperando para entender. Luego tendría que conseguirme los apuntes con Justin, un chico del cual me había hecho amigo el primer mes en la profesión.

Un día después de lo ocurrido en la escuela, decidí reunirme con Jamie para hablar sobre todo el asunto. Ella fue sincera al confesar que estaba dispuesta a intentarlo de nuevo conmigo, que ahora que no había secreto entre nosotros pensaba que la relación podía funcionar al cien por ciento, sobre todo luego de haber estado juntos íntimamente. Por mi parte, fui sincero al explicarle que aquello solo había sido una recaída para la cual no tenía excusa, que había aclarado mis sentimientos finalmente y que, a pesar de que la había querido mucho en el pasado, ahora no sentía lo mismo pues estaba completamente enamorado de Kellan. Jamie no pareció sorprendida ni mucho menos ofendida, traté de disculparme por haberla utilizado como método de olvido a mis problemas, pero me aseguró mil veces que no la había obligado a nada y que yo mucho menos le había prometido cosas solo para que nos acostáramos, que en parte ella deseaba de igual manera lo que había ocurrido. Se hizo a un lado prometiendo estar ahí para mí como una amiga, deseándome buena suerte con Kellan y paciencia, confirmando que estaba segura de que tarde o temprano volveríamos a estar juntos.

Yo no estaba seguro de ese último comentario, mucho menos después de que el menor me ignoraba de esa forma, pero le agradecí sinceramente devolviéndole la amistad que ella había ofrecido. Las cosas entre ella y yo habían finiquitado y quedado claras, era un problema menos que tenía encima.

Cuando la clase acabó tomé mis cosas y me despedí de Justin luego de pedirle los apuntes para después salir del salón. Me iba a reunir con Kristopher en el comedor de la universidad para pasar un tiempo juntos, eran pocas las veces que teníamos tiempo de compartir dentro del campus, así que lo aprovechábamos para no dejar de lado nuestra amistad.

—Tienes una cara que grita que te fue estupendo en tu clase. — Kristopher me miraba con una ceja alzada desde la mesa en donde estaba sentado, extendiendo hacia mí una de las bandejas con comida que había comprado. — ¿Todo bien?

—Solo estaba desconcentrado. — Me excusé sentándome frente a él, tomando el jugo que parecía ser de frambuesa para darle un largo sorbo. — ¿Y tú qué tal?

—Todo bien, aunque me han llamado de la escuela. El entrenador no ha podido asistir hoy así que me toca dirigir el entrenamiento. — Comentó. Sabía que Kristopher estaba ayudando con el equipo y le pagaban por ello, le venía bien a su bolsillo y además tenía una distracción extra en lo que le gustaba.

No lo nieguesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora