Sober.

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Ellie.

—¡Dios no! ¡AUXILIO! ¡DEMONIOS, AUXILIO! —La voz de Ashley me hace saltar de la cama y salir casi corriendo.

—Dios mío, Ashley ¿Qué pasa? —digo mientras corro a donde ella está.

La observo subida encima de la silla de nuestro pequeño comedor y frunzo el ceño... Ha perdido la poca cordura que le quedaba.

—¡Mira! —exclama señalando al suelo y observo a la pequeña criatura que tiene a mi amiga pidiendo auxilio como una loca.

—¿En serio, Ashley? Es solo una cucaracha —me quito la pantufla y la estrello contra su diminuto y asqueroso cuerpo.

—Una asquerosa y muy fea cucaracha —se baja de la silla, me dirijo a la cocina y me sigue—. ¿Por qué no estás en el trabajo?

—Dije que estaba enferma y no podía ir esta semana, me llegó la notificación en el correo de que pronto habrán las entrevistas de trabajo en OF, y que iban a estar llamando en la semana. No quiero que me tome desapercibida.

—¿Tu teléfono no se dañó la semana pasada? —pregunta con la ceja alzada y asiento lentamente.

—Por eso cambie el número, di el número de Gina.

—¿Dónde está Gina?

—Aún durmiendo, el embarazo la ha hecho más vaga de lo que nunca ha sido.

—Bien, espero que aún le falte mucho para la etapa hormonal —hago una mueca y ella ríe—. Me iré a dar una ducha. Es hora de ir al trabajo —añade mientras sale de la cocina.

Ashley es recepcionista de un hotel a unos diez minutos de casa, y aunque su título de la universidad dice que es graduada en gerencia empresarial, creo que nunca encontró su vocación como tal. El día que eligió lo que estudiaría tomo una taza, la llenó de papeles con nombres de carreras universitarias y luego de elegir uno decidió estudiar lo que decía en el papel.

Tomo la cafetera y me sirvo un poco de café, me siento en la isla y observo la hermosa taza que me regaló mamá cuando nos mudamos a este apartamento.

Debería llamar a casa, tengo días que no lo hago debido a mi teléfono dañado; sin teléfono no hay vida.

La última vez que hable con mamá me contó que mi hermana Elisa se ha metido en muchos problemas, me preguntó que si podía quedarse conmigo algunos días, pero primero tendría que decírselo a las chicas, puesto que yo no vivo sola aquí. Pronto la habitación de huéspedes se convertirá en una habitación para un bebé y eso significa que pronto no habrá espacio para ella. Si decidiera quedarse serían dos o tres meses cuando mucho; aunque la verdad no creo que sirva de mucho, que viva conmigo no quiere decir que cambie su comportamiento rebelde.

Mamá y papá dicen que solo es una fase por la que ella y todos los adolescentes atraviesan. Pero por Dios, Lisa tiene dieciocho años, ya sabe que es lo bueno y lo que no. Yo a los dieciocho me estaba mudando con Gina para empezar nuestra carrera universitaria y, ¿qué está haciendo ella en este momento? Nada, sólo estar con gente que lo único que saben hacer con sus manos es un porro y con su boca consumirlo.

Me da tanta impotencia que mis padres tengan que atravesar por este tipo de cosas. A Lisa nunca se le ha negado nada, siempre a tenido las mejores cosas y, ¿qué hace ella? Pagarle de esta manera a mis padres, menuda malagradecida.

Lisa y yo no hablamos desde hace unos meses. Ella dice que yo lo único que hago es poner a nuestros padres en su contra, pero no es así, solo les abro los ojos. La única forma de que ella mejore es que la internen, ellos no saben lo que la gente adicta es capaz de hacer por ello. Es doloroso pensar que cuando ella no tenga dinero vaya a venderse o a robar, sino es que ya lo ha hecho.

Club + 18 [Diosa#1] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora