Creep

253 10 0
                                    

Dereck.

—Hermanito, hermanito —dice Sophia sentándose a mi lado.

—Mi pequeña Sophi —la rodeo con mi brazo y llevo su cabeza a mi pecho.

—¿Qué te paso? Desde hace mucho no estás tan seguido en casa y ya llevas casi una semana aquí.

—El bebé me ha cambiado un poco —miento.

La verdad es que soy un cobarde. Sí, lo soy.

No solo Margarett me ha tenido hasta los cojones, también está el hecho de que Vicky; quien es Ellie en realidad, contoneando sus caderas como la diosa que es por todas mis oficinas.

—Si claro —alza sus cejas separándose de mí y se lanza a la piscina.

—Y tú, ¿por qué no estás con mamá y Sarah?

—No me gustan los bebés, son ruidosos y muy olorosos —arruga su rostro y se ve tan preciosa. Mi hermana es hermosa con esos ojos azules conquistaría a cualquier hombre, y luego tendría que golpearlos si se llegasen a propasar.

—Y dime Sophi, ¿algún chico del que tenga que preocuparme? —ella niega con la cabeza y sonríe ampliamente.

—Con Nathan no tienes de qué preocuparte.

—¿Nathan? —alzo las cejas y la miro seriamente.

—Sí, te lo presentaré, pero no seas duro con él, es un buen chico.

—Si te hace daño el tal Nathan, deseará no ser parte del mundo —ella se ríe y yo la sigo mirando serio.

No estoy jugando.

Saco mis piernas de la piscina y me dirijo a la puerta de la casa.

—Dereck —me doy la vuelta topándome con sus usuales ojos de aguados.

—Gracias por venir. Te extrañaba.

—Yo también, Sophi.

Tomo una toalla y me seco mientras me dirijo al cuarto de Sarah.

El estar aquí me llena tanto de recuerdos; buenos y malos recuerdos.

A pesar de todo lo que pasó con papá, todo está igual. Todo en su mismo sitio, aunque sigue faltando su voz gruesa por los pasillos de la casa y sus peleas constantes conmigo. Lo extraño a decir verdad, quizá sea masoquismo, pero quisiera que estuviera aquí reprochándome tanto como siempre. Era mi padre a pesar de sus errores, era el único hombre que tendré con ese puesto.

Mamá a hecho todo lo posible en estos días para que yo los pase tranquilo, para que no me agite y no tenga preocupaciones de nada. Sin embargo, eso es imposible, cualquier cosa referente a la oficina me estresa pero, ¿para qué tener todo ese personal sino es para aligerar la carga? La única que tiene la capacidad de agregar cargas es mi asistente y no me molesta que lo haga.

Sólo con sonreír una gran carga se instala en mis pantalones.

A cada momento la llamo sintiéndome un chiquillo enamorado, tiene ese no se qué, que puede volver loco a cualquiera; a mi en particular me tiene más que loco. Me valgo de excusas solo para escuchar su voz, para saber algo de ella, y aunque jamás será como tenerla cerca, al menos sé que existe, sé que está cerca de mí, a pesar de que tenerla tan cerca signifique un peligro para mí mismo y mi credibilidad.

Club + 18 [Diosa#1] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora