Umbrella.

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Ellie.

—Señorita Manson —dice Dereck al verme entrar por la puerta de su oficina. Tiene el cabello desordenado y las cejas alzadas.

—Usted..., ¿me llamo? —pregunto confundida y él asiente sonriendo.

Rodea el escritorio y me atrae a él. Trato de zafarme pero me aprieta más contralto él. Lo observo directo a los ojos mientras mi respiración se dificulta.

—Eres hermosa, Vicky —susurra y antes que pueda reaccionar me besa.

De un momento a otro me dejo llevar y olvido que me acaba de llamar de esa forma. Es como si fuera líquido en sus brazos y me pierdo entre sus manos. El beso es deliciosamente fuerte y exigente, como si quisiera arrancarme los labios. Disfruta de la sensación de desenfreno que se exparce por cada parte de mi cuerpo.

Sus manos se dirigen a mis pechos y los toquetea por encima de la blusa que llevo puesta, siento las puntas erguirse y gimo contra sus labios. Arqueo mi espalda tratando de sentir más contacto y lleva las manos a mis muslos. Enrollo mis piernas en su cadera haciendo que mi falda se suba hasta mis nalgas. Me recuesta en el escritorio, y mientras que las cosas encima caen, reímos.

Ataca mi cuello y llevo las manos a su cabello halándolo en el proceso. Rompe los botenes de mi camisa con ambas manos y se dirige a mis senos como un hombre hambriento. Los lame por encima del brasier y jadeo al sentir mi brasier hacerme a un lado mientras succiona las puntas.

Sus manos viajan por mi cuerpo hasta ubicarse en mi entre pierna. Lo miro expectante y con la respiración dificultosa le ruego que lo haga. Rompe mis bragas de un tir y un gemido se escapa de mi garganta ante la excitación palpante que siento por todo mi cuerpo.

—Así es como te gusta, ¿no? —dice en tono ronco y frunzo el ceño—. Sucio, porque eso es lo que eres..., eres una mujer sucia Ellizabeth, ¿o mejor te llamo Vicky? —alza una ceja y niego con la cabeza mientras mis ojos se empañan por las lágrimas contenidas.

—No... —susurro y trato de zafarme de su agarre. Toma mis manos entre las suyas y me observa con sus ojos obscuros y temibles.

—No hay vuelta atrás. Debiste pensarlo antes de andar de zorra...

—¡NO! —grito y mis ojos se abren de golpe. Observo a Gina zarandearme y jadeo varias veces.

Ah, mierda. Lo que me faltaba.

—Tranquila, sólo fue un sueño —dice Gina en tono calmado tratando de tranquilizarme.

—¿Qué hora es Gina?—-pregunto desorientada mientras me levanto de la cama.

—Las seis.

—Mierda... Es tardísimo —froto mis ojos mientras bostezo y me dirijo al baño.

—¿Que tan malo fue el sueño? —grita desde el cuarto mientras tomo el cepillo y le aplico crema dental.

—Ni puta idea de cómo demonios explicarlo —llevo el cepillo a mi boca y comienzo a cepillarme.

—Debe ser bastante malo como para que digas puta y demonios —ruedo los ojos y suspiro.

Club + 18 [Diosa#1] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora