Club + 18 [Diosa#1] EDITANDO

lovely.

Éste sábado en especial Ashley a decidido ir a una de las despampanantes playas que se encuentran en California, su primo Collins no ha ido a muchas playas por vivir en un lugar tan frío como Canadá. Él ha estado muy feliz de estar rodeado de féminas y sobre todo ahora que nos verá en paños menores.

El olor a mar inunda mis fosas nasales y sonrío al ver a los niños jugando en la arena. Me gusta mucho la playa, es algo relajante escuchar el constante sonido de las olas y el olor es magnifico para momentos de relajación.

Collins como un niño pequeño se deshace de su franela y corre a meterse al agua. Ashley rueda los ojos y recoge la franela de su primo.

—Es como un niño pequeño —se queja mientras caminamos buscando algún lugar donde tirar nuestros paños y acostarnos.

—Quiero un bronceado perfecto para mi vestido, saldré ésta noche con Junior.

—¿Junior que nos dijiste ser dueño del restaurante de mariscos que fuimos hace unas semanas? —pregunta Gina y ella asiente.

—Saldré con el hijo del dueño, no con el viejo baboso —se acomoda las gafas encima de su cabeza y niego con la cabeza.

—¿No te cansas de tener tantas citas con personas distintas? —pregunto y ella se encoge de hombros.

—¿No te cansas de sólo estar encerrada en la casa viendo the big bang theory, friends y esas cosas en tus tiempos libres?

—Touche —digo señalándola y ella sonríe.

Conseguimos un lugar perfecto y nos deshacemos de nuestros vestidos playeros dejando a la vista nuestros trajes de baño, varios tipos chiflan y gritan cosas mientras me limito a rodar los ojos detrás de mis lentes de sol. Tendemos los paños y mientras Ashley y Megan se recuestan tratando de obtener un bronceado perfecto, Gina y yo nos colocamos protector solar y nos recostamos.

El lunes comenzaré mi nuevo trabajo, aún no puedo creer lo feliz que estaba cuando me llamaron hace unos dos días.

—Ellie, creo que te llaman —dice Gina extendiendo su teléfono y frunzo el ceño antes de tomarlo y llevarlo a mi oreja.

—¿Hola? —digo y del otro lado escucho un carraspeo de voz.

—¿Ellie? —pregunta una voz gruesa y miro con extrañeza a Gina, ésta se encoje de hombros.

—Sí, con ella habla.

—Es David, quería informarte que estás contratada y comenzarás el lunes con el ogro del jefe, no me dejó elegirte como asistente, ¿lo puedes creer? —sonríe con entusiasmo.

—¿Y es muy ogro?, ¿algún consejo?

—Ufff, es de lo peor, pero jamás le digas que te dije eso. Mi consejo es que nunca le digas que no, ni siquiera si te ofrec... ¡David! —escucho otra voz gritarle y muerdo mi labio conteniendo una carcajada—. Ni siquiera si te ofrece ir a la Conchinchina a buscarle café.