i hate you, i love you.

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Al crecer nos damos cuenta que todo en la vida son etapas. Tenemos la etapa donde amábamos las barbies, carritos o lo que sea,  para luego pasar a creer que es algo estúpido jugar con ellos a cierta edad. Está la etapa donde te daba asco cuando las personas se besaban delante de ti, y luego pasaste a ser tú quien se besaba apasionadamente con quien te gustaba.

Mi problema no es superar las etapas, mi problema es que mis amigas no superan su etapa «curiosa» y me arrastran a mí en todo. Quizás sí sea la aburrida del grupo, siempre tiene que  haber una, ¿no?

Tener una vida loca y disfrutar de grandes «placeres» al extremo, nunca ha sido lo mío,  y aunque a mis amigas les cueste, siempre logran sacarme de de la rutina. Podría decir que ellas son la sal que acondimenta mi vida.

Pero he aquí, cuando van cinco semanas del dichoso club y yo no he tenido sexo con alguien en años, es donde sé que mis amigas planean algo lo bastante grande como para sentirme preocupada por ello.

—¿Nada? —pregunta Ashley incrédula.

—¿Es enserio, Ellie? —añade Megan.

—Sí, si llegase a pasar algo se los contaría —les tres hacen una mueca y evito reír por la sincronía del gesto.

Es increíble como las cuatro hemos adoptado los mismos gestos a través de los años.

—¿Como es posible que hayan pasado cinco semanas desde que comenzamos a reunirnos y tú aún no hayas podido contarnos una experiencia sexual reciente? —Ashley me mira como si fuera un extraterrestre y bufo.

—¿Cinco? Han pasado dos años desde que a Ellie no le introducen nada bueno.

Gracias Megan, por tu bonita apreciación sobre mi inactividad sexual.

—¿Qué les puedo decir? Todavía no he encontrado a alguien digno de comerse este bomboncito —me levanto del suelo de la sala y me dirijo a la cocina a prepararme algo.

Si sigo allí o termino loca, o con depresión si siguen recalcando mi largo verano.

Gina, Ashley y Megan son mis compañeras de departamento y mis mejores amigas, las mejores amigas más locas que alguien podría tener. Hace unas semanas se les ocurrió la brillante idea que tuviéramos un club; el club+18, este se basa en que todos los domingos por la noche debemos contar nuestras experiencias sexuales. El problema es que lo que yo tengo de activa, es lo que Ashley tiene de virgen.

Gina es la más compresiva; ella y yo nos conocimos cuando teníamos ocho años y desde ese entonces hemos sido inseparables, a Ashley la conocimos en la preparatoria, es la más extrovertida de todas y los hombres siempre rondan por su alrededor; no los culpo, Ashley tiene un físico increíble. Las tres conocimos a Megan en la universidad y también se unió a nuestra amistad y, cuando vio que teníamos rentado un departamento para las tres preguntó si se podía mudar con nosotras y compartir los gastos. El dinero y las buenas compañías nunca estarán demás.

Preparo rápidamente un sándwich de jamón y queso para calmar mi ansiedad y le doy un mordisco antes de ver a mis tres amigas entrar a la cocina.

—¿Como puede pasar tanto tiempo y tú nada de nada? —dice Ashley entrando a la cocina y ruedo los ojos.

Ya ni comer en paz se puede.

—No es como comer o respirar Ashley. Es solo..., sexo.

—Demonios chica, ya tú ni te debes acordar como se utiliza eso —señala mi intimidad y miro a donde señala su dedo. Me siento estúpida por mirar también.

—Se lo perdonamos a Gina solo porque sabemos que va saliendo de su relación con Garet.

—Sin embargo, no voy a opinar nada al respecto —dice Gina mientras imita tener una cremallera en su boca y cerrarla.

Club + 18 [Diosa#1] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora