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No sé como no caímos por las escaleras, pero lo importante es que no caímos.

Cierra la puerta y me recuesta contra ella mientras me besa el cuello y mis clavículas.

Este es el momento en el que digo: sentí un millón de sensaciones correr por todo mi cuerpo, pues, en realidad las sensaciones las siento en las bragas.

Su amigo muy erecto se estrujaba contra mi entrada, mi braga—la cual es muy delgada— no esta ayudando en nada a mi cordura; me devora el cuello y me apretuja contra la puerta.

En este punto no sé ni quien soy, ¿alguien que quiera recordármelo?

Sus manos viajan por mis mulos y a medida que va subiendo sus manos con ellas, mi vestido.

En un momento tenía vestido, ahora ni recuerdo cual vestido me puse.

Se separa y mira con descaro mis senos descubiertos, nunca me habían mirado con tanto deseo, estoy apunto de gritar: ¡Tómame y hazme tuya ya, carajo!

Hay que tener decencia ante todo, así que solo disfruto de ver como se muerde su labio y sus ojos dilatados barren todo mi cuerpo.

—Sei un'arte, dea.

¿Aló? ¿Alguien sabe donde está mi braga? Es que no la siento.

—Vorrei che tu fossi la tela dove è intonacata.

—¿Sabes italiano? —pregunta con asombro y yo asiento— ¿Cuantos idiomas sabes?

—¿Quieres hablar de idiomas o continuar?

Toma mis labios como repuesta y los devora, es ese tipo de beso fuerte, exigente; de los que te deja sin aliento. Sus manos viajan a mis pechos y las mías a su cabello, tomándolo con fuerza cada vez que los aprieta. Deja de besar mi boca para dirigirse a ellos; muerde, besa, lame. Siento su mano en mi braga y eso solo significa una cosa, «P E L I G R O».

Hace la diminuta braga a un lado y comienza a hacer movimientos circulares con la yema de su dedo en mi clítoris.

—¡Ay, santa madre mía! —deja mis pechos para mirarme fijamente, se muerde el labio e intensifica el movimiento de su dedo—¡Ahhhh!

—Quiero que mi observes mientras te vienes para mí —susurra con voz ronca y siento uno de sus dedos entrar en mí.

En este punto ya perdí la noción del tiempo y el espacio, de mi boca solo logran salir gemidos y mi espalda está arqueada. Tengo una lucha interna para no cerrar los ojos como me pidió, pero ¡vamos! No soy de hierro, en este punto estoy muy derretida, me siento mojada, me siento caliente, deseosa de tenerlo dentro de mí.

—¡Dereck! —logro pronunciar mientras él aumenta el ritmo.

Al sentir que llegué al clímax cierro los ojos fuerte, él aparta sus dedos y comienza a caminar conmigo encima, me arroja a la cama mientras me observa deseoso.

—Me acabas de dar una razón para darte duro, para que tengas que gritarme que me detenga.

¡Ay santo cielo!

Comienza a desvestirse sin apartar la mirada de mí, lo que hace que mi respiración se dificulte cada vez más en el proceso, cuando queda completamente desnudo toma el condón y se coloca.

¡NUNCA NADIE SE HABÍA PUESTO EL PUTO CONDÓN DE UNA FORMA TAN SEXY!

—Dime una cosa —comienza a acercarse hasta colocar las rodillas en la cama, toma la liga de mi braga y la baja, lo ayudo subiendo las piernas mientras que él sonríe satisfecho—. ¿Vas a querer que pare?

Club + 18 [Diosa#1] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora