Alphabet boy.

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Al llegar a tierras venezolanas siento que mi cuerpo exige cama; me siento exhausta y solo quiero acostarme a dormir. En el aeropuerto esperamos pacientes a mi abuelo, quien tiene una casa a unos diez minutos de aquí. Observo a Dereck, quien no quita los ojos de las personas a nuestro alrededor y frunce el ceño cuando dicen ciertas palabras coloquiales.

Mamá nunca ha dejado de hablar totalmente el español, cuando estaba molesta siempre se le salían ciertas palabras que después descubrimos que significaban. Dereck sabe español pero, no sabe como yo, cómo hablan los venezolanos.

Al mirarlo sonrío y él al verme me sonríe de vuelta. Es tan sexy verlo  vestido informal, que me dan ganas de saltarle encima y...

Relaja las bragas, amiga.

Señor, que nos den un cuarto para los dos juntos, por favor.

Tengo años sin ver a mi familia, más de cinco años que no paso de visita y podría decir que extrañaba esto, extrañaba ver la cara de emoción de mamá al saber que pronto se reencontraría con su madre. Amo a mi madre y sé los muchos sacrificios que hizo por papá y nosotras. Irse a miles de kilómetros lejos de tu familia a un país que no conoces nada, por amor, es uno de los actos más puros que he visto. Su vida con papá no siempre fue color de rosa, sin embargo, puedo asegurar que mis padres se aman. Al mirarlos y ver como ellos se miran me doy cuenta que a pesar de los problemas que tuvieron que vivir, están más juntos que nunca.

Mis abuelos son unos excelentes médicos y se conocieron en la universidad; dicen que fue amor a primera vista pero, yo siempre digo que fue a primer cerebro, ya que una investigación sobre el fue lo que hizo que se conocieran. Desde entonces han permanecido juntos y siguen trabajando en su consultorio. Abuela no va mucho que digamos pero mamá siempre dice que solo va cuando lo extraña en casa o cuando quiere asegurarse que ella sea la única en su vida. «Ninguna moribunda o enfermerita me van a quitar lo que es mío», al recordar sus palabras río y niego con la cabeza.

Lisa ha estado tranquila en todo el viaje y cuando ve que la estoy observando mucho me hace una seña para que guarde calma, entiendo que estoy exagerando y me calmo. Ella ha pasado por todo este proceso sola y lo ha llevado de una manera increíble sola pero, eso no quiere decir que ahora no quiera apoyarla ahora.

Observo a un hombre alto con canas cubriendo toda su cabeza, está en buena forma para su edad, entendible para ser un médico respetable.

—¡Miren que tenemos aquí! Mi familia gringa —sonríe ampliamente y se ven todos sus dientes perfectamente blancos.

Entiendo a mi abuela al ir al consultorio, puedo imaginar a todas esas viejitas locas por mi abuelo.

Mamá se le lanza encima llorando y mis ojos se cristalizan. Puedo imaginar lo mucho que lo extrañó, yo paso menos de un mes sin ellos y empiezo a considerar la idea de vivir de nuevo en casa. No sé cuando me dejaran y ni quiero imaginarlo, los amo y no sería fácil para mí pasar una vida sin verlos de nuevo.

Abrazo al abuelo y me da un beso en la cabeza, luego saluda a mi padre y abraza a Lisa. Mira a Dereck con una gran sonrisa y deduzco que ya sabe que él pagó nuestros boletos. Creo que lo quiere más que a mi padre, el cual según mamá mi abuelo no soporta del todo desde que la alejó de su lado.

Mi madre es la mayor de sus cuatro hermanos y para mi abuelo fue muy dura su partida. Duró más de un mes posponiendo su ida, sin embargo, un día solo les dijo que no podía seguir posponiendo lo inevitable y se machó con nosotros.

—Tienes un gran espacio en mi corazón al regalarme la dicha de volver a ver a mi hija —mamá comienza a llorar de nuevo y Dereck le sonríe para luego corresponder al abrazo efusivo que mi abuelo le da.

Club + 18 [Diosa#1] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora