Why?

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—Sí mamá, me estoy alimentándome bien —¿hasta cuando seré tratada como una niña?—. Sabes que no quiero que cambies el tema.

—Hija, ya el tema de Lisa está hablado. Sino puedes hacerte cargo ya veremos que hacer.

—Mamá no es como si Lisa fuese un perro. Ella tiene problemas y no estoy diciendo que no pueda quedarse. Te estoy diciendo que ella necesita ayuda enserio.

—¿Y crees que con la ayuda que nosotros su familia le damos no será suficiente?

—Mamá nuestro apoyo es fundamental, pero por Dios. Lisa necesita un especialista en este tema.

Olvidemos eso. Y dime, cariño, ¿conseguiste un nuevo empleo?

Si me pagaran un dolar por cada vez que mamá cambia la conversación cuando de Lisa se habla, fuera la mujer más rica del mundo.

—Estoy en eso mamá, aún no han llamado —Gina entra a la sala con un pote de helado y dos cucharas—. Escucha mamá, tengo que dejarte. Hablamos luego.

—Esta bien mi flor, saludos a Gina —pongo el teléfono en alta voz, para que Gina escuche—. Espero verlas pronto, las amo. Cuídense mucho.

—También te amamos mamá —decimos Gina y yo al unísono—. Tú también cuídate, saludos a todos —digo, cuelgo el teléfono y lo lanzo sobre el otro mueble.

Gina me extiende la cuchara y la tomo. Abre el helado y tomo una cucharada.

—¿Todavía no acepta lo que le está pasando a Lisa?

—Ni creo que lo acepte. Sabes que mamá siempre nos ha mostrado ser fuerte y dura pero, la conozco. Es decir, sé que esto aun que no lo admita le está pesando mucho. La amo, pero es terca y siempre quiere tener la razón en todo.

—Tranquila todo pasará —frota mi hombro con la palma de su mano y le regalo un a sonrisa cálida.

¿Realmente pasará?

¿Tendría que quedarme con la tranquilidad de que algún día, quizá esto se resuelva?
Me como una gran cucharada de helado y pronto el piso es mi punto fijo. Me quedo pensando en nada, pero a la vez en absolutamente todo.

—¿Ellie? —dice Gina devolviendo a la realidad y la observo.

—Disculpa Gina, ¿decías?

—Que si aún no te han llamado.

—No. Y a lo mejor no lo hagan.

—Ten paciencia —suspira y lleva su vista al techo—. Me siento como la mierda —añade al cabo de unos minutos y la observo.

Normalmente mi amiga no diría cosas como esas, a Gina siempre le ha gustado tener su coraza intacta, no dejar que nadie vea cuando está triste, enojada, frustrada o cualquier emoción que ella pueda considerar que la hace ver débil. Ella cree que simplemente no me doy cuenta, que no sé cuando algo la aturde, pero es completamente erróneo. Con el tiempo he conocido demasiado a mi amiga como para saber cuando está bien y cuando no, aunque no lo admita por el simple hecho de no hacerla sentir incómoda.

—Deberías sacar todo lo que llevas dentro, no es bueno que vivas con eso incrustado en tu pecho. Es de humanos sentirnos mal, tener miedo, sentirnos frustrados e impotentes cuando se presentan situaciones que no quisiéramos vivir.

—No es que me arrepienta de tener al bebé —susurra por lo bajo y niego con la cabeza.

—No he dicho eso, pero sé que te fuese gustado vivir tu experiencia de otra forma.

Club + 18 [Diosa#1] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora