sixteen

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Narra Joaquín

Al salir del restaurante, seguí llorando; claro que me dolía demasiado el que Emilio me tratara así, sin embargo, no quería que me viera derrotado frente a él, claro que no, Joaquín Bondoni no es menos que nadie. Decidimos ir a un parque que estaba cerca de ahí para platicar y relajarme un poco.

- ¿Ya estás mejor bonito? - preguntó Diego. Aún salían unas pocas lágrimas de mis ojos, pero tenía que ser fuerte ante todo.

- Ya, creo que ya pasó todo - hablé mientras reía un poco, queriendo aparentar estabilidad cuando ambos sabíamos que por dentro estaba quebrado, y digo ambos, porque obviamente Diego no me creyó y después de mi intento fallido de sonrisa, me atrajo hacia él en un abrazo que hizo que las lágrimas volvieran a caer sobre mis mejillas; realmente estaba roto, Emilio me rompió de la peor manera que existe; me siento decepcionado, usado, incluso traicionado por él, pero creo que nada de eso se compara a sentirme engañado por una persona que era más que importante en mi vida, una persona que me miraba con tanto cariño como sólo él lo sabe hacer, me siento triste porque pensé que en serio yo significaba algo en la vida de Emilio, pensé que nuestra amistad era especial para él, pero ahora veo que no.

Después de aproximadamente 10 minutos en los que me desahogue en los brazos de mi güerito, decidí incorporarme y hablar.

- ¿Qué crees que le hice a Emi para que ahora sea así conmigo? - pregunté aún triste, pero ya sin lágrimas adornando mi cara - pensé que nuestra amistad era algo especial para él, al menos eso aparentaba - finalicé con un puchero.

- No lo sé, pero en mi opinión, no deberías sentirte mal por un cretino como Emilio, si tiene algún problema con alguien más o dada la casualidad que sea contigo, debería enfrentarlo y dejarse de rodeos, no entiendo porque tiene la necesidad de tratarte mal a tí, porque aunque no lo quiera hacer muy obvio, sólo hace ese tipo de cosas contigo - dijo Diego mientras fruncía las cejas - aunque créeme, no te preocupes, en la noche iré a su casa y hablaré con él definitivamente, nadie tiene porqué hacer sentir mal a mi niño bonito - habló mientras acariciaba mi mejilla.

- Gracias por tus palabras Diego, por tu apoyo por supuesto y por estar conmigo en momentos difíciles como este - recargué mi cabeza en su hombro - Te quiero mucho Diego.

- Primera, dime güerito, se escucha mejor que Diego - dijo con un puchero - segunda, de nada, te dije que voy a estar para ti en todo momento, mi niño, te juro que eres la mejor persona que he conocido en toda mi vida y no estoy dispuesto a dejarte solo en este mundo de personas tan idiotas, mereces lo mejor y quiero ser esa persona que te lo brinde; y por último, pero no menos importante, yo también te quiero muchísimo Joaquín, tienes mi corazón por completo en tus manos.

Y les juro que se me derritió el corazón con tan bonitas palabras, ¡ay Diego! definitivamente eres la persona más cursi pero maravillosa que existe.

- ¿Me compras un helado? - me incorporé para mirarlo a los ojos y hacer un puchero con el fin de lograr mi objetivo.

- A tí te compro todos los helados que quieras, precioso - y ahí estaba yo, sonrojado hasta las orejas por todas las cursilerías que salían de la boca de este niño, y no, no me malinterpreten, me gusta que sea así, me siento querido por él; acto seguido ambos nos paramos en dirección al local en dónde se encontraba un señor vendiendo helados, olvidando por un momento todo lo ocurrido anteriormente, porque sí, estando con Diego escapo de la realidad y no necesito de nadie más para estar feliz, y sí, definitivamente Diego me hace muy feliz.

Narra Emilio.

- María, no me siento bien, creo que es mejor que ya nos retiremos y cada quien se vaya a su casa - hablé después de 20 minutos, sí, ya habían pasado 20 minutos desde que Diego y Joaquín salieron del restaurante y no había cruzado palabra con María hasta ahora.

- ¿Qué tienes amor? ¿quieres que vaya a cuidarte a tu casa? ya sabes, te puedo hacer sentir mejor si así lo quieres - dijo mientras retiraba el cabello de su cuello en una pose (según ella) sexy.

- No María, no quiero que me vayas a cuidarte, sinceramente sólo quiero llegar a mi casa y dormir, no tengo ganas de nada y créeme, no quiero estar hablando con nadie, así que ni te molestes si no contesto el teléfono en lo que resta del día - dije mientras me levantaba sacando dinero de mi cartera para pagar la cuenta.

- ¿Pero qué te pasa Emilio? Se supone que querías arreglar las cosas ente nosotros y ahora qué estoy aquí en persona, enfrente de tí, me dices que no quieres verme ni hablar conmigo en todo lo que resta del día, en serio no te entiendo - reclamó para después agarrar su bolso y salir casi corriendo del restaurante, para después subir a un taxi que (supongo yo) la llevará a su casa.

Después de pagar todo, decidí irme caminando a mi casa para procesar todo lo que había ocurrido en la última hora. En el transcurso hacia mi casa pasé por un puesto de helados e inmediatamente pensé en comprar uno, sin embargo, esa idea fue descartada de mi pensamiento cuando ví que en la barra para pedir, se encontraban de espaldas a mí dos chicos sentados muy juntos, mientras sus risas inundaban el sitio; mentiría si dijera que no sabía quiénes eran, porque obviamente son dos de las personas más importantes en mi vida, pero en este momento definitivamente no necesito encontrarme con ellos, no quiero seguir haciéndome daño y obviamente, tampoco quiero hacerle daño a ellos. Así que con la mirada cabizbaja, salí de aquel lugar, ahora sí, en dirección a mi casa, con toda la intención de llegar y acostarme en mi cama a dormir, claro, y si era posible despertar hasta el día siguiente.

Cuando llegue a mi casa subí directo a mi habitación e instantáneamente recordé el día que Diego y Joaquín se conocieron; sé que sonará egoísta, pero si hubiera sabido que ese día ellos se hablarían para algo más que una amistad, no hubiera invitado a Joaquín a mi casa. Y el sólo hecho de pensar en eso, hace que me sienta peor como persona, soy malo, no merezco todo lo que tengo, no merezco a María, no merezco a Diego y mucho menos merezco a Joaquín; así que aquí estoy, llorando en mi habitación, solo, porque mi vida se ha estado jodiendo en estos últimos días, esperando en algún momento poder conciliar el sueño y alejarme de mi realidad. Por el momento mi vida es una mierda, me siento de lo peor, estoy a punto de perder a tres personas importantes en mi vida y todo por mis tonterías. Ojalá estuviera muerto.

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Aquí está el capítulo que les prometí, a ver si mañana subo otro.

No sé si el capítulo sea de lo mejor, pero me esforcé para tenerlo listo lo antes posible.

By: Yara

♔Ƭυ αмιgσ; мι cяυѕн♔ ᴰᶤᵃᶜᵒ/ ᵛᵃˡᵈᵒᶰᶤDonde viven las historias. Descúbrelo ahora