Capítulo 8.

703 115 17
                                    

Me encuentro sentada en piso con Grisel jugando cartas. El abuelo está acostado en el sillón cubierto con una manta. Pareciera que estuviera dormido, pero en realidad está muy atento al juego que Grisel y yo tenemos.

— ¡Sí, te volví a ganar!  — exclama.

Se levanta de un brinco, poniendo sus manos en frente moviéndolos circularmente.

— ¿Qué te pasa hija?, has estado muy distraída — Reynald pone su mano sobre mi hombro.

— No es nada, creo que la suerte hoy está de parte de Grisel. — muestro lo más parecido a una sonrisa.

— El abuelo tiene razón, sé que soy buena para este juego, pero no es para tanto.

— Solo estoy algo cansada, es todo.

— ¿Es por el lugar al que fuiste saliendo del instituto? — levanto de golpe mi cabeza.

No esperaba que Grisel preguntará sobre la salida o tan siquiera lo mencionara.
Aun así, no podía contarles que por un momento me sentí insignificante. Ni siquiera sé el porqué le tomo tanta importancia.

¿Entonces no debería mantener mi mente tranquila?

— Alguien como yo... ¿Puede llegar a ser pequeña?

— ¿De qué hablas? — arruga su frente —. Si estas en tu estatura promedio.

Grisel logra sacarme una sonrisa.

— No me refiero a eso, sino más bien...

El abuelo habla antes de yo poder seguir.

— Brenna sé perfectamente a lo que te refieres, pero hija, las pequeñas cosas siempre logran tener un gran impacto.

— El abuelo tiene razón, ve las gotas de lluvia, son pequeñas pero son mi gran miedo — asegura Grisel.

Me quedo mirando a las personas más importantes en mi vida y me detengo a pensar, por más pequeño que sea algo o alguien logrará marcar una diferencia.

Me levanto sobre mis rodillas y abrazo a mi abuelo.

— Gracias.

Mi abuelo me responde el abrazo y Grisel se une a nosotros.

— Descuida Brenna, tal vez logres crecer un poco más.

Suelto un risa.

Ella cree que seguimos hablando de tamaños, pero por primera vez pienso que quiero mantenerme tal y como soy.

                    ❃❁❃❁❃❁❃

El abuelo decidió ir a dormir a su habitación. Mientras que Grisel y yo decidimos estar un poco más en la planta baja.

Ella se encuentra escribiendo algo en su libreta; y yo solo estoy tendida en el piso observando las pequeñas grietas de humedad que se encuentran en la madera del techo.

— ¿Ahora sí me vas a contar dónde fuiste esta tarde?

Su pregunta me hace levantarme sobre mis codos y la miro, pienso por un momento y creo que lo más conveniente es que le diga la verdad.

— Te lo diré, pero debes prometer que no le dirás nada a mi abuelo.

— Lo prometo. — Pone su dedo meñique, me siento sobre mis rodillas y engancho el mío con el de ella.

— Fui a casa de un compañero, su nombre es Dagan.

Grisel abre mucho los ojos.

— ¿Acaso tú y él están saliendo? 

RAIN [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora