Capítulo 33.

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Me despido de los chicos, una vez más mentí que iría a casa. Sin embargo, el único que me sonríe es Foss.

No soy tan buena mentirosa.

Cojo mi mochila, chamarra e impermeable y me adentro en el bosque camino a la casa del árbol.

El viento silba entre las ramas de los árboles, el olor a lluvia era más que evidente.

Tenía que apresurarme.

¿Cómo le explicaría? ¿Qué sucedería?

Preguntas y más preguntas rondaban por mi cabeza, no sabía el porque mi cuerpo reaccionaba de esta manera, últimamente no lo sabía. Una oleada de emociones me invaden abruptamente, como también ya era frecuente.

Debo acelerar el paso.

El sonido del río se escucha golpear contra las rocas. La hojarasca se queda en los bordes del mismo. Corro con dirección al árbol donde se encuentra la pequeña casita, al subir la escalerilla no hay nadie adentro. 

¿Dónde está?

Sé que está aquí, por su mochila botada en un rincón. Además mi corazón lo sabía, lo que era extraño, porque cuando necesito de él se hace el indeciso.

Dejo mi mochila, y me quito el impermeable dejándolo a un lado. Recargo mi cabeza y espalda en la fina pared de madera y con mis dedos comienzo a recorrer las pequeñas grietas que hay en las tablas, me recuerdan a mí; lo único diferente es que estas pueden ser tocadas y las mías no.

                    ❃❁❃❁❃❁❃

La lluvia me despierta, no sabía exactamente cuánto tiempo había dormido. Estiro mis brazos y por la entrada de la casita logro ver una silueta.

River.

Me siento sobre mis rodillas y lo veo mojarse en la lluvia con la mirada vagando en el río. Quiero demostrarle que estoy bien, pero, ¿qué sucederá cuándo la lluvia me toque y vuelva a caer?

S que no me pasara nada.

Estiro mi mano a través de la entrada sintiendo una gota caer y con ella trae un poco de dolor.

Más gotas caen, pero no la retiro, solo aprieto los dientes intentando soportar.

Y lo hago.

Después de unos segundos el ardor se va. Quito mi mano de la lluvia y no hay quemadura alguna.

Volteo a ver hacia dónde se encuentra tirado el impermeable pero no lo tomo. Suelto una gran bocanada de aire, esta vez no será como la primera vez.

Bajo las escalerillas, sintiendo un ardor recorrer mi espalda pero eso no me impide que siga bajando. Cuanto toco el suelo, caigo en la hierba y tierra mojada; reprimo un grito en mi garganta y solo me levanto.

Doy un paso a la vez, como si fuera un pequeño ciervo andando por primera vez, estoy a medio camino de llegar, cuando River se gira en mi dirección.

—¡Brenna! —grita, enseguida viene corriendo hacia mí.

—River, estoy...

No termino de hablar cuando ya estoy sobre su hombro devuelta a la casita. Al llegar arriba me deposita en la madera.

—¿Qué demonios estabas pensando? — grita tan fuerte que lo desconozco

—Quería demostrarte que estoy bien — balbuceo.

—¡No, no lo estás! Eres muy estúpida al hacer lo que haces — extiende sus brazos hacia al frente, señalándome —. Mírate, estas toda roja y no dejas de temblar.

RAIN [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora