Capítulo 37.

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La noche empieza a caer. Me quedo observando las pequeñas gotas que bajan por el cristal, poco a poco van formando líneas que no parecen tener fin, pero al final llegan al límite logrando desaparecer.

Supongo que así es la vida, tomar un camino aceleradamente yendo en diferentes direcciones, pero al final tomas la misma trayectoria del principio y es cuando ya has concluido.

River se encuentra dormido recargado en la ventana, después de todo si captó mi indiferencia. Su mano se encuentra no muy lejos de la mía, estoy por tocar la cima de sus dedos pero la camioneta se detiene de golpe.

—¿Qué sucede? — pregunta Dagan.

—No lo sé. — Helena se queda viendo hacia la carretera —. El motor se volvió a averiar, tendremos que seguir a pie. El lugar no está muy lejos de aquí si caminamos a través del bosque.

—De acuerdo, tomemos nuestras cosas y vámonos. — interviene River, ya despierto.

—Pero no podemos dejar la camioneta aquí — digo.

—En el campamento me ayudaran, ni loca pienso abandonarla.

¿No me ignoró?

¿Campamento?

Todos bajan de la camioneta y empiezan a bajar las mochilas de la cajuela, al yo ir por la mía veo que River y Helena se están abrazando. No tengo celos en lo absoluto, pero eso no me quitan las ganas de salir corriendo.

Tonta.

—¿Estás bien? —Dagan se encuentra a mi lado.

—Lo estoy, estoy perfectamente.

Mi piernas comienzan a doblarse, todo comienza a darme vueltas.

—¡Brenna, estás sangrando! — intenta agarrarme, pero me aparto.

—Estoy bien, es solo un rasguño.

—No lo creo, déjame cargarte.

—¡Te he dicho que estoy bien! — grito.

Dagan me mira como si no me reconociera, odio la forma en que me mira. Me odio por ser así con él.

—Dagan yo...

Niega con la cabeza y comienza a caminar dejándome ahí.

—Chicos, andando — nos apresura Helena.

Voy detrás de ellos, no debí gritarle, no debí hacer muchas cosas pero las hice.

Cada paso que doy, me resulta doloroso. La sangre comienza a brotar nuevamente, pero me apresuro a limpiar con la manga. Me quedo parada y ya no me encuentro en el bosque, ahora estoy dentro del laboratorio y todos esos cuerpos me rodean.

Camina, me ordeno.

Pero al siguiente paso que doy, mi cuerpo cae, siento mi cabeza golpear contra la tierra y como la oscuridad me lleva en brazos.

                    ❃❁❃❁❃❁❃

—Brenna, abre los ojos, quédate conmigo. — Escucho a Dagan susurrar, entre abro mis ojos y veo su rostro sumergido en angustia.

La obscuridad no me carga, es él.

Es Dagan.

Intento acariciarlo pero mi mano cae y no se más de eso.

                    ❃❁❃❁❃❁❃

Mi cuerpo se encuentra adormecido, escucho voces, muchas voces. Grisel, mi abuelito.

RAIN [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora