Capítulo 39.

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El que hicieran estas reuniones  hacían olvidar por un momento donde te encontrabas.
No había militares que te reprimían, no había toques de queda y mucho menos preocupaciones por una lluvia que te arrebatara la vida.

No las había ahora.

Los chicos tienen pequeños instrumentos, desde ukeleles y armónicas, sonando para que el ruido de nuestras vidas se olvide. 

No hay lugar para el miedo.

No lo hay para el temor.

Solo existe un grupo de personas intentando vivir, sí vivir, porque el sobrevivir se comenzaba a dejar atrás.

En el centro hay una hoguera con gente reunida, yo incluida.
Chicos bailan y parlotean por todos lados, dejándose llevar por el ritmo.

Cierro mis ojos y me dejo llevar por las notas, puedo asegurar que a Grisel y a mi abuelo les gustaría estar aquí.

— ¿Te estás divirtiendo?

Me giro a mi derecha y esta Gaia mirándome con entusiasmo —: Por supuesto.

Se sienta a mi lado.

— ¿Qué es lo que ocurre?

— Nada, en verdad me estoy divirtiendo — le doy una sonrisa de lado.

— Aquí sentada no conocerás a nadie — rueda sus ojos —. Puedo presentarte a uno de los chicos y que te saque a bailar.

— No, la pierna aún me molesta — la toco para indicarle —. Además siempre he sido más de observar.

— Pues yo no — se levanta y toma mis manos —, yo soy más de actuar.

— ¡Gaia, no!

Me jala, llevándome con dirección al montón de chicos.

Empieza a mover sus caderas y a levantar sus manos. En varias ocasiones golpean mi espalda y recibo codazos en mis costillas. Pero me quedo ahí quieta, porque a tres personas de mí, se encuentra River y Helena bailando muy seductoramente.
Quisiera decir que ver esto me alegra, pero en lo absoluto no ocurre.

A veces observar no es tan bueno, me repito una y otra vez.

— ¡Brenna! — Gaia, me saca de mi trance y empiezo a moverme.

No sé bailar, la única vez que lo hice fue con mi abuelo, un rock and roll; y música lenta el día de las festividades, donde deje sin pies a Dagan.

Pero aun así lo intento y dejo que las vibraciones me lleven muy lejos.

❃❁❃❁❃❁❃

Mis pies no se detienen, es como si el baile fuera una forma de liberarme.

Me giro y un olor de yuca con alcohol me golpea revelando a Dagan.

No puedo evitar, fruncir el ceño.

— Dagan, únete — Gaia lo jala frente a ella y ya están bailando.

Dagan, ni se inmuta y sigue su ritmo. Ella pone sus manos en su cuello y él la rodea por la cintura.

Bailan... bailan.

Hasta que Gaia lo jala plantando sus labios en los de él.

Me quedo quieta.

Él le responde el beso y es el momento en que no resisto, no resisto ver ambos.

Me hago camino entre la gente dejándolos solos, no se dan cuenta de que me he ido. Y es lo mejor, porque llegará el momento en que me iré y después de todo así será.

❃❁❃❁❃❁❃

Camino hasta ya no escuchar la música, me tiro contra un árbol y empiezo a golpear mi cabeza contra el.

Tal vez la besó porque estaba ebrio.

Jamás me lastimaría de esa manera. Pero respondió su beso, él no se alejó aún sabiendo que yo estaba a un lado. Tal vez él quería que lo viera, quería que viera que me estaba superando.

— ¿Seguirás golpeando tu cabeza? Por qué debo advertirte que el tronco no tiene la culpa.

Levanto mi mirada y veo una sombra que revela a River.

No ahora, no en este momento por favor.

— Deberías regresar, quiero estar sola.

Él niega con la cabeza y se acerca dando pasos largos con las manos en los bolsillos.

— Me preocupo por la naturaleza, me quedaré aquí solo para asegurarme — dice acariciando el tronco.

Idiota.

No sé si lo pienso por él o por mí, por sonreír ligeramente. Se sienta a mi lado hombro con hombro y nos quedamos así, sin decir nada más.

Luciérnagas comienzan a salir y expandirse alrededor.

Es hermoso.

Coloco mi mano en la hierba, y segundos después siento a River poner su mano sobre la mía. Lo miro sorprendida y me cuesta tragar el miedo que comienza a formarse dentro de mí.

¡Aléjate!

Así que la quito, antes de que empiece a querer luchar por él.

RAIN [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora