Organizamos la información, cada uno tomo una lista de las familias y la dirección de sus casas. Al final éramos cuatro los que lo haríamos, Helena, acepto; no dudó cuando se enteró de que yo también iría.
Cuidaba lo que era suyo.
Foss y Bunker nos cuidarían desde algún punto estando alertas. Nos dividimos la búsqueda, no acabaríamos pronto, pero con lo que lográramos juntar antes del toque de queda sería de ayuda.
He tocado alrededor de once puertas y solo abrieron cuatro. Ninguno de ellos quiso hablar, mucho menos escuchar. Es difícil que las familias te cuenten sobre sus hijos, no se atreven hablar y de pronto contárselo a unos niños que tocan a tu puerta.
Voy camino a mi doceava puerta, la familia Pemberton. Me paro frente a la puerta y la golpeó una, dos veces.
Nadie abre.
Estoy por irme, cuando de la puerta se asoma una señora muy delgada con pelo color rubio amarrado en una cola baja con grandes ojeras rodeando sus ojos.
— Buenas tardes, ¿es usted la señora Pemberton, Jean Pemberton?
Ella asiente.
— Me gustaría saber sobre su hija Anna, ¿Ella está en casa? — como si no lo supiera.
— Anna no está, fue de intercambio.
— ¿De intercambio? ¿A dónde?
Por su cara ruedan lágrimas, mientras niega con la cabeza.
— ¿Fueron los militares verdad?
La señora Pemberton me mira, pero no asiente ni lo niega.
— Tranquila señora, estará bien. Solo necesito que me diga lo que sabe.
— No puedo, si ellos se enteran estaré muerta.
— Ayúdeme, dígame lo que sabe — suelto un suspiro —. Ellos se llevaron a mi madre.
Me da una mirada de solosayo, y termina haciéndose a un lado para dejarme entrar. Las paredes se encuentran cubiertas de un papel gastado; la alfombra es vieja, en el interior huele a humedad y comida echada a perder. Se sienta en un sofá color marrón que se ve demasiado viejo, ella me indica que tome asiento en el sillón del frente y lo hago.
Abre la boca y comienza a hablar—: Anna, mi hija era una niña a la que se le dificultaba la escuela, siempre tomaba asesorías. Pero un día no llego a casa, pensé que la lluvia la había atrapado. Me imagine lo peor. — hace una pausa —. Dos días después vinieron los militares a casa, dijeron que ella fue aceptada para un intercambio en la República de Vanidia, pero sé que eso es una gran mentira, Anna no era buena estudiante como para ir de intercambio.
— En verdad lo lamento mucho.
— Se que ella no era como nosotros, algunas veces llegaba mojada. Eso no es normal aquí.
Anna Pemberton era una rain, le mintieron a su familia como a muchas otras.
Me estiro para tomar sus manos entre las mías —: Me aseguraré de encontrarla, traeré de nuevo a Anna con usted.
— Ellos te descubrirán, no te matarán primero a ti, pero sí a los que más quieres. Lo único que lograras es que te maten internamente y eso acabará por completo contigo.
— No lo harán, no les tengo miedo.
— Ellos lo tienen. Es por eso que lo harán.
Junto mis manos para evitar que las vea temblar.

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RAIN [Libro 1]
Ficção Científica¿Te gustan los pequeños placeres? ¿Cómo sentir la lluvia contra tu rostro? Si es así, eres afortunado (a). En la República de Luviana solía ser así. Repleto de árboles llenos de vida, animales en el bosque, no había temor... Pero ahora todo es dif...