Capítulo 40.

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— Deberíamos irnos, los chicos se preguntarán donde estamos — me levanto aún sintiendo su mano sobre la mía.

— Tú no quieres estar allí.

— ¿Por qué lo dices? — River se levanta y se sitúa frente a mí.

— Por Dagan.

— Estás interpretando mal.

Me alejo de él, pero no tarda mucho en tomarme por los hombros y pegarme contra un árbol.

— ¿Qué estás...

— ¿Estoy interpretando mal? ¿Crees que no veo lo que intentas hacer?

— ¡Tú siempre crees saberlo todo, pero no es así! — levanto mi voz acercando mi rostro hacia él.

— Intentas que Dagan te supere con Gaia — grita — ¡Intentas seguir alejándome a mí!

— Tú no tienes ni idea — le apunto.

— Yo sí, créeme que la tengo — me asegura —. Querer intentar buscarnos a alguien ¿Para qué? ¿Qué ganas tú con esto?

Y es cuando no aguanto, cuando el último grano de mi paciencia cae. Tomo a River por su camisa en puños.

— ¿Quieres saber lo que gano? — grito, apretando más mis puños. —. Gano poder respirar, gano que cada uno de mis pensamientos de nuevo pertenezcan solo a mí. Gano que mi corazón deje de acelerarse; quiero tener mi vida de antes, quiero no ser afectada por ustedes — me detengo —. Por ti.

River se ve procesar mis palabras, mis ojos empiezan a tornarse llorosos y mis manos comienzan a temblar.

— No volveré con Helena, ella no se merece esto. No cuando quiero estar contigo, no cuando lo único que pienso todo el maldito día es en ti.

Mi respiración se detiene.

— Estoy harto de esconder lo que siento por ti Brenna — pega su frente a la mía.

Cierro mis ojos y huelo su aroma, así como también siento acariciar su aliento mi boca.

Estoy muriendo internamente.

— No sería justo para Dagan si comenzamos algo.

— Lo sé. — Se detiene.— ¡Mierda, lo sé!

No podríamos, no cuando para ambos Dagan es muy importante en nuestras vidas.

¿Pero qué se supone es lo mejor?

River deja caer sus manos sin despegar su frente de la mía.

— River. — susurro.

— Y este es el momento en que me dices que seguiremos siendo amigos — me mira a los ojos y puedo ver que hay un brillo divertido en los suyos.

— Tú mismo lo dijiste.

— Brenna, yo sí quiero ser tu amigo, amigos de los que se besan y se quedan juntos, no para siempre, pero si lo suficiente para que no quieras irte de mi lado.

Suelto una de mis manos de su agarre y la deslizo por su brazo hasta tomar uno de sus dedos.

— Eso no es un amigo — digo con una sonrisa en mis labios.

River suelta la mano de mi agarre y limpia mis mejillas que estan humedecidas.

— Entonces, quiero ser el chico por el que te vuelvas loca, quiero que veas mi rostro hasta cuando cierres los ojos; que corte y acelere tu respiración con un roce o una palabra. Quiero ser ese chico.

RAIN [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora