Capítulo 28.

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Tomo una ducha rápida, antes del medio día, acorde de verme con River en el bosque. No iríamos a la cabaña, no queríamos que nos descubrieran que seguíamos en busca de los rain y mi madre.

Hago la cortina a un lado y me envuelvo en una toalla. No tenía que preocuparme de la escuela por ahora, aunque en realidad nunca lo he hecho.

Las festividades de Luviana estaban por iniciar y como mínimo durarían dos semanas. La gente se reunía en la plaza, sacaban su mejor mercancía para el trueque, otras de las cosas que hacían era sacrificar a alguien o incluso a sus pocos animales; dando gracias que ellos morían y no uno mismo.

Los militares asistían, pero como siempre solo era para disfrutar del espectáculo.

Voy a la habitación y Grisel aún se encuentra dormida. De mi cómoda saco unos vaqueros oscuros y camisa de cuadros azul marino con verde oscuro. Me pongo mi chamarra verde y mis botas estilo minero, desenredo mi pelo y subo la capucha.

Al bajar las escaleras, Reynald está sentado en el sillón.

— ¿No vas a desayunar?

— Ya voy tarde abuelo, ya buscare algo que comer en el camino.

— No te metas en problemas.

— Nunca — ajá, mentirosa.

— Saluda a los chicos de mi parte.

— Claro, abuelito.

Mentiras acumuladas, pero no le puedo decir.

No a él.

Mi abuelo asiente, tomo mi mochila con las carpetas dentro al igual que dos impermeables más.

Ya había aprendido mi lección.

                    ❃❁❃❁❃❁❃

River aún no llega, lo espero sentada en la hierba hasta que lo veo salir de entre los árboles.

— Llegas tarde.

— Solo fueron quince minutos.

Pongo los ojos en blanco y me levanto. Estira su mano y me ofrece un panqué de moras.

— ¿Tú los hiciste?

— No soy tan buen aprendiz. — Sonríe—. Lo mejor es el truque.

— Gracias.

— Solo cómelo.

Y eso hago, hasta dejar nada.

                    ❃❁❃❁❃❁❃

Caminamos y caminamos —: ¿A dónde vamos? pensé que nos sentaríamos por aquí.

— Si nos quedamos cerca nos verán, solo sigue caminando.

Me toma de la mano guiándome hacia su lugar secreto. Está nublado, creo que será malo si permanecemos fuera.

Será más malo para mí, pero no lo digo.

Nos detenemos frente un río, un hermoso río con una pequeña cascada a un lado de el. Sigo observando y en uno de los árboles hay una casita.

— ¿Dónde estamos?

— En mi hogar de la infancia.

— ¿Tú hiciste la casita del árbol?

— Solo hice unos pocos arreglos — la mira con ojos de muchos recuerdos —. Estuve aquí cuando perdí a mi familia, tiempo después la familia Kidd me encontró y me saco de aquí. Solo nosotros conocemos este lugar, bueno, ahora tú también.

Aprieta mi mano y me guía al árbol.

— Ven, sube con cuidado.

Me suelta y lo sigo.

Es una casa hecha de roble, es muy pequeña pero cabemos perfectamente con nuestras piernas estiradas. No hay nada más que mantas; una hielera vieja, tablas como si fueran vitrinas y mucho polvo acumulado.

Polvo lleno de recuerdos.

¿Un niño solo vivió aquí?

Mi corazón se aprieta de solo pensarlo.

— ¿No tuviste miedo?

— Solo cuando la lluvia era demasiado fuerte, me aterraban los truenos.

— Menos mal, eres inmune a ella.

— No lo creas, no cuando se tratan de pequeñas gotas.

Miro hacia el río y sonrío para mis adentros.

Concéntrate.

— Quiero ir a los laboratorios — suelto.

— ¿Lo dices en serio?

Doy un asentimiento.

— Es un viaje de dos días, podemos organizar todo y partir en una semana.

— Creo que podemos ir, pediré a Foss un mapa de los laboratorios, cuando me lo entregue podremos partir.

— Agradezco que me ayudes.

— Deja de agradecer gotita, ayudaremos a esa gente y encontraras a tu mamá.

— Dagan, no piensa así — enseguida quiero retirar lo que digo.

— Tiene miedo, su familia es lo más importante para él.

— También lo son para mí.

— Pero tú eres valiente, una pecosa valiente.

Le doy un empujón.

Tal vez no sea valiente, pero el miedo me hace querer serlo.

RAIN [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora