Capítulo 10.

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Dagan aún no a vuelto.

La noche a transcurrido de manera muy lenta o eso me hace sentir la presencia de River a un lado.

— ¿Qué te hizo venir a la reunión? — pregunta de repente.

— Mi hermana, vine por ella.

— Creí que querías verme, Dagan solo me ilusiona — dice, tomándose el pecho como si estuviera herido.

Lo miro de reojo y lleva puesto unos vaqueros que parecen ser oscuros, con una sudadera negra con capucha.
Tiene metidas las manos en los bolsillos de la sudadera y sin pensarlo pregunto —: ¿Cómo está Helena?

— Ella está bien, gracias por preguntar — dirige su mirada dónde está la bolita de personas y dice —: Se encuentra en la fogata.

Dirijo la mirada hacia dónde parece estar y efectivamente ella está ahí. Se encuentra levantada con un par de chicas bailando al compás de la guitarra, y palmas a su alrededor.
Ella es chispa, como si formara parte de la misma fogata. Me giro hacia River y puedo jurar que veo brillo en sus ojos, tal vez sea deseo.

O amor.

Puede que ambas.

La manera en que sonríe me hace querer abofetearlo de nuevo pero no lo hago, porque ni siquiera tengo buenas excusas para hacerlo.

Veo a Dagan acercarse con bebidas en ambas manos pero antes de que llegue con nosotros me levanto como un resorte haciendo que River salga de sus pensamientos.

— Ahí viene Dagan, debería ir con él, te veo luego — espero que no.

Me despido con la mano y corro hacia Dagan dandole media vuelta por el brazo entrelazándolo con el mío.

— Vamos a otro lado — pido.

Él asiente, ve por encima de nosotros y puede ver la razón del porque me quiero ir de ahí.
Me entrega la bebida y como si fuera la cosa más normal pone su brazo alrededor de mi cintura.

— ¿Qué estás haciendo? — aprieto los dientes.

— Incomodando.

Me giro hacia atrás y River ya no está.

❃❁❃❁❃❁❃

Nos metemos dentro de la cabaña, pero no nos quedamos en la habitación de abajo, sino subimos las escaleras dirigiéndonos a una puerta de madera.

— ¿A dónde vamos? — pregunto.

Dagan se detiene en la puerta y la abre, no es un cuarto muy grande pero sí más que el mío.
Hay una cama en medio de la habitación con edredón blanco y a su lado hay una mesita de madera con una lámpara estilo ferrocarrilero, en general; hay un mueble con diversos frascos, con velas en su interior consumiéndose. Y por último, un sillón con varias camisetas de cuadros regadas.

Genial, no soy la única loca por los cuadros.

Pero algo más llama mi atención.

— ¿Por qué hay tantas velas?

— La electricidad no funciona en la parte de arriba, además, así les gusta a las chicas — sonríe —. Es más romántico.

Arrugo la nariz, no queriendo escuchar detalles.

Dagan se sube al sillón y abre la ventana.

— ¿Qué haces ahora?

— Ven, dame la mano.

Y lo hago, me toma por la cintura impulsándome hacia arriba. Cuando ya me encuentro arriba, me sujeto de la teja sentándome.

— ¡Es increíble!

RAIN [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora